El Olimpo de Nadal
El tenista espa?ol obtiene por segunda vez el 'doblete' Roland Garros-Wimbledon y conquista su octavo 'grande' con 24 a?os - "Y va a ganar much¨ªsimos m¨¢s", advierte Borg
Cuando Rafael Nadal gana 6-3, 7-5 y 6-4 al checo Tomas Berdych, cuando el mallorqu¨ªn logra su segundo Wimbledon, que es su octavo t¨ªtulo grande con 24 a?os, hay que estar cerca, muy cerca, para sentir c¨®mo queman las chispas que despiden los ojos azul acero del sueco Bjorn Borg, el hombre de hielo; c¨®mo grita su orgullo roto; y c¨®mo tiene ganas de marcharse a toda prisa el tit¨¢n de los a?os 70 y 80, que cinco minutos antes de la final predijo que el n¨²mero uno ser¨ªa un mu?eco roto en manos de un gigante destructivo. Eso, sin embargo, es antes de la voltereta con la que Nadal celebra su victoria. Eso, en cualquier caso, es antes de que el espa?ol d¨¦ una clase maestra al resto, Berdych reducido a cenizas, un saque que era un misil convertido en una pistolilla de agua. Y eso, en definitiva, ocurre antes de que el mallorqu¨ªn, brutal con la derecha e inteligent¨ªsimo con el servicio, tome al asalto Londres y conquiste Wimbledon. Impresionante, ?no?
El n¨²mero uno dio una clase magistral al resto y estuvo brutal con la derecha
"De Nadal me impresiona todo", admite Borg, la melena rubia convertida en gris pelambrera. "Me impresiona su concentraci¨®n, su capacidad para fijarse objetivos, que cada punto que juega sea como un punto de partido", contin¨²a el ex n¨²mero uno, ganador de cinco torneos de Wimbledon. "Por eso es un campe¨®n. Rest¨® incre¨ªble ante el saque de Berdych. No me sorprende. Es el n¨²mero uno. Puede ganar el Abierto de Estados Unidos, absolutamente: parece m¨¢s fuerte, saca mejor, tiene la confianza a tope... tiene, definitivamente, una buena oportunidad. Va a ganar much¨ªsimos grandes m¨¢s porque le quedan muchos a?os de carrera", a?ade. "No es solo su movimiento, que es incre¨ªble, sino que gana todos los puntos importantes, todas las pelotas cruciales. Eso es lo que hace de ¨¦l un campe¨®n".
Cuando oscuras nubes de lluvia empiezan a ocupar el lugar del sol en el cielo, cuando el viento empieza a cuchichear malos consejos a los o¨ªdos de Berdych, un gigant¨®n que somete cada uno de sus saques al peligro de sus soplidos, tan alto se tira la pelota, tan larga es la palanca de su servicio, aparece la ¨²nica oportunidad del checo. Es el juego que decide el partido. Nadal ha ganado 6-4 la primera manga. Saca al arranque de la segunda, y tiembla. Son dos dobles faltas en el mismo juego. Son tres bolas de break concedidas. Son cuatro deuces. Son los gritos de Berdych y sus muecas truculentas para liberar de tensi¨®n la mand¨ªbula y la barbilla. Y son los ¨¢nimos de su banquillo y su tremenda raqueta amenazando como la guada?a amenaza al trigo.
Nadal vive todo eso entre los lejanos ¨¢nimos que le lanza en mallorqu¨ªn su gente ("?Positiu!"), solo ante el peligro. Manda parar a los fot¨®grafos, que llenan de chasquidos cada uno de sus servicios ("Stop!"). Y cuando salva ese juego, cuando acaba por negociar una segunda manga menor con respecto al resto del partido, ya es suyo el encuentro, ya es suyo el doblete Roland Garros-Wimbledon, y ya se sabe por qu¨¦ Borg, de los m¨¢s grandes de siempre, est¨¢ herido.
El sueco pas¨® a la historia capitalizando un doblete que parec¨ªa imposible: Roland Garros-Wimbledon. El ex n¨²mero uno cre¨® su leyenda sobre la uni¨®n de la tierra y la hierba, el cambio m¨¢s radical de superficie, el m¨¢s doloroso para las articulaciones, el ¨¢nimo y los galones, porque sol¨ªa humanizar a los titanes de la arcilla igual que bajaba los humos al otro lado a los guapos reyes de la hierba. Y Borg, tit¨¢n tremendo, vio ayer c¨®mo Nadal sumaba por segunda vez ese doblete, tambi¨¦n logrado el a?o pasado por el suizo Roger Federer; c¨®mo el espa?ol sobreviv¨ªa a un cuadro malicioso, que le ofreci¨® dos partidos a cinco sets; y c¨®mo, lanzado por un partido que subray¨® su car¨¢cter en los puntos decisivos, llega al Abierto de Estados Unidos, salvo imprevisto, como el gran favorito.
Antes de despedirse, Borg emite su ¨²ltimo veredicto: "Para m¨ª, Federer es el mejor de todos los tiempos". Hoy y ahora tiene raz¨®n Borg, que guarda merecido respeto a un campe¨®n como ninguno, inmenso, legendario y eterno. Ma?ana, qui¨¦n sabe: Nadal tiene 24 a?os, ocho t¨ªtulos grandes y mucha much¨ªsima hambre.
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