?Qu¨¦ quieren los BRIC?
El siglo XXI ser¨¢ testigo, est¨¢ siendo testigo, de un movimiento tect¨®nico en cuanto a la distribuci¨®n del poder mundial. El Occidente pol¨ªtico (que incluye a Estados Unidos, Europa y Jap¨®n) acumula hoy, con solo el 14% de la poblaci¨®n, el 73% de la riqueza y el 80% del gasto militar. Un poder tan impresionante como desequilibrado e insostenible a largo plazo. Pero en el barrio se han instalado nuevos vecinos, y quieren compartir riqueza y poder con los de siempre.
En su conocido estudio de 2003 Dreaming with BRIC, the path to 2050, el economista jefe de Goldman Sachs, Jim O'Neill, estim¨® que en 2050 el tama?o de las econom¨ªas de Brasil, Rusia, India y China ser¨ªa igual a la de los miembros del G-6 (Estados Unidos, Alemania, Jap¨®n, Reino Unido, Francia e Italia). La trayectoria est¨¢ clara: hace 10 a?os, coincidiendo con el comienzo del siglo, estos pa¨ªses (tambi¨¦n llamados BRIC) representaban un sexto de la econom¨ªa mundial; hoy son ya un 25% (en poder de compra equivalente). Mientras Estados Unidos, Europa y Jap¨®n est¨¢n en crisis, los BRIC siguen creciendo. De hecho, un tercio del crecimiento mundial registrado en la ¨²ltima d¨¦cada se ha originado en esos pa¨ªses.
Los emergentes han sufrido la crisis de modo m¨¢s suave y la han superado antes
Obviamente, se trata de extrapolaciones, y por tanto est¨¢n basadas en escenarios que pueden cumplirse o no, en parte o en su totalidad. De hecho, todo ejercicio de prospectiva contiene elementos arbitrarios: se mire como se mire, Rusia no es una potencia emergente, sino una potencia en declive. En realidad, sus problemas son los t¨ªpicos de una potencia t¨ªpicamente europea: tuvo un imperio pero lo perdi¨®, su demograf¨ªa est¨¢ en alarmante retroceso, sus vecinos son culturalmente distintos y recelan de ella y, para colmo, tiene una econom¨ªa escasamente competitiva (aunque, eso s¨ª, con abundantes materias primas).
Es por ello que hay quienes prefieren no incluir a Rusia en el grupo y usar otras etiquetas, como BASIC (Brasil, Sud¨¢frica, India y China), IBSA (India, Brasil y Sud¨¢frica) o incluso, "Segundo Mundo", que es la etiqueta que utiliza Parag Khanna en el libro del mismo t¨ªtulo para poner a un lado a Estados Unidos, Europa y China, que seg¨²n ¨¦l ya gobiernan de hecho el mundo, y a otro a los que intentan hacerse un hueco. Dejando a un lado los matices y las cualificaciones, la tendencia no solo parece clara, sino que la crisis financiera la ha acentuado: los emergentes han sufrido la recesi¨®n de una forma mucho m¨¢s suave, la est¨¢n superando antes y, para colmo, est¨¢n saliendo de ella con mucha m¨¢s fuerza. Turqu¨ªa, a quien la UE se permite ningunear todos los d¨ªas, est¨¢ creciendo al 7%, lo que triplica la media de la zona euro: las consecuencias est¨¢n a la vista de todos.
Por tanto, la pregunta no es si los nuevos crecer¨¢n m¨¢s y si alcanzar¨¢n o no a Occidente, porque ya sabemos que lo har¨¢n, sino cu¨¢les ser¨¢n las consecuencias pol¨ªticas. Aunque es pronto para abandonarse al pesimismo, parece claro que, por el momento, el siglo XXI no tiene quien lo gobierne. En lo econ¨®mico, v¨¦ase el fracaso del G-20 en actuar coordinadamente para gestionar la econom¨ªa global; en los aspectos de seguridad, v¨¦ase c¨®mo Turqu¨ªa y Brasil han decidido ir por su cuenta en el tema de las sanciones a Ir¨¢n; y en cuanto a la provisi¨®n de bienes p¨²blicos, como el medio ambiente, Copenhague dej¨® bien claro que una cosa es un orden multipolar (donde hay varios polos de poder) y otro un orden multilateral (donde hay normas vinculantes para todos).
Viendo comportarse a los BRIC, surge la pregunta de c¨®mo tratar con ellos. Hay tres opciones con implicaciones pr¨¢cticas y normativas distintas: una, acomodarlos en el orden actual; dos, unirse a ellos para cambiar los par¨¢metros b¨¢sicos del orden vigente; tres, dividirlos y enfrentarlos para preservar nuestra hegemon¨ªa el m¨¢ximo tiempo posible. Pero todo ello depende de averiguar primero qu¨¦ quieren ellos: ?Quieren su cuota de poder en el orden actual? ?O cambiar ese orden? Dicho de otra manera: ?el orden actual les parece injusto porque su papel en ¨¦l no hace justicia a su tama?o y aspiraciones? ?O porque se trata de un orden econ¨®micamente injusto en el que solo los m¨¢s fuertes tienen poder? Por el momento la respuesta no est¨¢ clara: ni nosotros sabemos lo suficiente sobre ellos, ni ellos han dilucidado todav¨ªa internamente qu¨¦ es lo que quieren. La diferencia es que, mientras ambos dudamos, ellos, adem¨¢s, crecen. El tiempo juega a su favor.
jitorreblanca@ecfr.eu
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