"Mi Robin Hood tiene algo de Corleone"
El escritor Angus Donald propone una versi¨®n m¨¢s dura que la del h¨¦roe tradicional
El bosque de Sherwood queda lejos de aqu¨ª, pero el pub se llama The Archers, las mesas son tan viejas que podr¨ªa haberse acodado en ellas Juan sin Tierra y el hombre que tengo delante ha visto m¨¢s sangre que el mism¨ªsimo sheriff de Nottingham. Angus Donald es el autor de Robin Hood el proscrito (Edhasa), una estremecedora novela hist¨®rica que va a las fuentes de la leyenda para mostrarnos a un Robin muy distinto del de Errol Flynn y sus alegres camaradas, aquellos simp¨¢ticos arqueros enfundados en leotardos verdes tan apretados que causaba rubor verlos.
La novela de Donald se adscribe a la nueva moda -de la que participa en parte el filme de Ridley Scott con Russell Crowe- de presentar a un Robin Hood fiero y ce?udo, con un lado oscuro, violento, brutal y hasta perverso, capaz de actos execrables en su sinuoso camino hacia la reivindicaci¨®n y la venganza. "Eran tiempos crueles", justifica el novelista apurando su segunda pinta en este pub londinense de Brick Lane cuando se le comentan algunos episodios de la novela.
Su arquero es fiero y ce?udo, con un lado oscuro, violento, brutal y perverso
"Robin es una encarnaci¨®n del esp¨ªritu del bosque, del hombre salvaje"
Cierto, d¨ªas sombr¨ªos en los que el hombre prudente, seg¨²n el dicho -lo cita el propio Donald-, ten¨ªa su dinero bajo tierra, su vestido sin adornos y sus hijas encerradas. En Robin Hood el proscrito, primera entrega de una serie que contar¨¢ toda la vida del personaje, asistimos, entre otros trances, a la castraci¨®n de un criado, la mutilaci¨®n de un traidor a hachazos, el sacrificio ritual de un prisionero y el despanzurramiento de un guerrero. Todo eso resulta perturbador aunque quiz¨¢ no tanto como la escena en que la bella Marian llena su orinal.
El Robin de la novela es cruel y gangsteril, pecador y salvaje, manipulador, anticlerical e inclinado al paganismo. Incluso practica la usura. Eso s¨ª, sus hombres lo seguir¨ªan al infierno, que, por otro lado, es adonde a menudo ¨¦l los gu¨ªa: ?vaya batallas! "?Te parece que hay mucha sangre?", pregunta Donald. S¨ª, y sesos esparcidos, y soldados que se ensucian de miedo, y bosta de caballo mezclada con miembros amputados. "La guerra es eso, una carnicer¨ªa, sangre y mierda".
El escritor (Pek¨ªn, 1965, su padre era diplom¨¢tico brit¨¢nico) parece saber de lo que habla, y as¨ª es: ha sido corresponsal de guerra y estuvo en Tora Bora en 2001 cuando la matanza de combatientes de Al Qaeda. "Vi muchos muertos en Afganist¨¢n, cuerpos desmembrados, como una especie de Guernica hiperrealista; es repulsivo. Por eso a lo mejor mis combates son un poco fuertes, no quiero que nadie piense que la guerra es algo bonito. Es terrible, apesta y est¨¢s asustado todo el tiempo. Yo, por supuesto, no he matado nunca a nadie, pero he hablado con soldados que lo han hecho y s¨¦ que es espantoso y nunca te acostumbras, jam¨¢s se hace f¨¢cil". El protagonista de Robin Hood el proscrito es un joven ladr¨®n (Alan Dale, uno de los c¨¦lebres personajes de la leyenda) que se une a la banda del levantisco arquero y aprende a matar. Su mirada se mueve entre la veneraci¨®n y el recelo, cuando no la repulsi¨®n, que le provocan Robin y sus actos. "Tiene siempre dudas hacia Robin y eso crea una tensi¨®n narrativa muy interesante para la trama; al madurar aprende que separar la maldad y la bondad a menudo no es tan f¨¢cil".
En esta zona de Londres de hondo sabor indost¨¢nico parece dif¨ªcil encontrar referencias a Hood, aparte de los muchos autobuses que lucen publicidad de la pel¨ªcula de Ridley Scott, con Russell Crowe (el actor permanentemente enojado). Pero resulta que fue aqu¨ª, muy cerquita de The Archers, donde Donald comenz¨® a escribir su novela hace ocho a?os. Tambi¨¦n resulta que por esta zona, East End, tradicionalmente rica en bandidos, medraron los gemelos Kray, los c¨¦lebres g¨¢nsteres de los sesenta, que, seg¨²n el novelista algunas caracter¨ªsticas comparten con el legendario arquero.
?Por qu¨¦ revisitar a Robin Hood? "Para ¨¦l no pasa el tiempo, es eterno. Es el arquetipo del hombre fuera de la ley que se pone al margen de la sociedad y lucha contra la opresi¨®n del poderoso haciendo su propia justicia. Mi Robin, que toma como estandarte la cabeza de lobo, muestra caracter¨ªsticas diferentes del moderno mito popular, forjado por Howard Pyle en 1883 y consolidado por Hollywood: no es tan buen tipo, es capaz de rebanarte la garganta, tiene algo de un Corleone, le importan solo sus partidarios, su familia de proscritos, aunque no deja de ser audaz, valiente y seductor".
Donald insiste en el aspecto gansteril de Hood. Eso, la violencia y la hechicer¨ªa caracterizan la novela. "Soy antrop¨®logo de formaci¨®n y he estudiado los fen¨®menos de magia y brujer¨ªa en Indonesia y ?frica. El mundo medieval de Robin a¨²n est¨¢ cerca del paganismo y de los cultos a la naturaleza. El propio Robin no deja de ser una encarnaci¨®n del esp¨ªritu del bosque, una manifestaci¨®n del hombre verde, el hombre salvaje, en el que hay ecos de Baco y de Pan". Donald admite que es dif¨ªcil decir si Robin Hood fue realmente un personaje hist¨®rico o no. Si fue un noble (en su novela es hijo de un bar¨®n normando), si vivi¨® en tiempos de Ricardo Coraz¨®n de Le¨®n... Hay muchas hip¨®tesis, y gran controversia. ?l cree que probablemente hubo diversos tipos a finales del siglo XII y principios del XIII que encajaban gen¨¦ricamente en la descripci¨®n -aunque sin calzas verdes- hasta el punto de que el nombre devino una especie de "franquicia" que otorgaba cierto glamour a proscritos, outlaws y salteadores varios. Lo que s¨ª est¨¢ claro es que en sus or¨ªgenes literarios, en las viejas baladas (recopiladas el a?o pasado por J. Rub¨¦n Vald¨¦s en Akal), Robin es muy inquietante. "Son historias muy oscuras, no es Errol Flynn, no es Hollywood. Robin est¨¢ muy enraizado en la violencia. En la balada m¨¢s antigua, Robin Hood and the monk, cuando matan al sheriff de Nottingham se cargan tambi¨¦n a un ni?o. Eso son cosas que no forman parte del icono hollywoodense. Mi Robin es oscuro porque es lo que hay en las historias originales. Creo que de esa forma no solo devuelvo el personaje a sus ra¨ªces sino que lo hago m¨¢s real".
En todo caso, Angus Donald considera insondable e inagotable a Robin Hood. "Podr¨ªamos hablar de tantas cosas, su conexi¨®n con los grandes bribones y tramposos de las mitolog¨ªas, como Loki o el coyote del folclore americano. O con los guerrilleros". El novelista observa que algo hay en el aire que ha hecho cambiar el paradigma moderno de Robin Hood. "No es casual que coincidan mi libro, la pel¨ªcula de Ridley Scott y la novela Hood, de Adam Thorpe, que tambi¨¦n reexamina el personaje en su faceta oscura". De Bernard Cornwell, especialista en la novela hist¨®rica cruda, habla con admiraci¨®n. De hecho, hay lectores que han cre¨ªdo que Angus Donald (A. D., siglas ideales para un creador del g¨¦nero) era un seud¨®nimo de Bernard Cornwell (B. C.).
No podemos dejar The Archers sin hablar del tiro con arco. Donald ha practicado con el longbow, el viejo arco largo de guerra ingl¨¦s. Admite, sin embargo, que est¨¢ lejos de ser capaz de colocar su flecha en el ojo de un gorri¨®n a 100 pasos, como presumen los arqueros de Sherwood en su novela, en la que las saetas vuelan hom¨¦ricamente como una bandada de golondrinas.
Ah, los proscritos. Sean como sean, oscuros o alegres, nos contagian de su libertad y su arrojo, y sus ansias de vivir. Y uno no puede dejar de excitarse con su lema: "?ramos hombres de Robin, com¨ªamos carne roja de ciervo y nos re¨ªamos de la ley".
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