Los agujeros de Phillipe Starck
El creador franc¨¦s lidera la tendencia, entre funcional y surrealista, de horadar muebles - Se trata de espacios ¨²tiles ganados a la estructura del objeto
Hizo triunfar la inestabilidad de las sillas apoyadas en tres patas. No contento con eso, se lanz¨® a dise?ar butacas que ten¨ªan por todo respaldo una barra, en ocasiones tal vez un c¨ªrculo. Eso suced¨ªa en los a?os ochenta. Luego recuper¨® el glamour en los vest¨ªbulos y las habitaciones ideando los primeros design hotels. Y ahora quiere hacer triunfar los agujeros.
Resumir a Philippe Starck en cuatro pinceladas -con dise?os que, tal vez por exceso de imaginaci¨®n, rozan el surrealismo- es injusto. Pero justo es decir que no hay idea, por insensata que a priori pueda parecer, que el coloso del dise?o contempor¨¢neo franc¨¦s desprecie por inservible. Este a?o se ha puesto a darle vuelta a los agujeros. Y ha creado escuela.
Los agujeros de Starck no son ni bromas ni ornamentos, son espacios ¨²tiles ganados a la estructura del asiento que, en el caso de las butacas Magic Hole (agujero m¨¢gico), que este a?o ha presentado la empresa Kartell, funcionan como revisteros. La silla, tambi¨¦n en versi¨®n sof¨¢ de doble plaza, est¨¢ realizada en polietileno, y m¨¢s all¨¢ del agujero-revistero, el asiento ofrece el abanico de ventajas que Starck sabe exprimir como pocos: es ligera, resiste el agua y los golpes, sirve para interior y exterior. Y funciona igual en jardines y terrazas que en bares de cuidado dise?o.
El problema de los agujeros podr¨ªa ser que Starck no est¨¢ solo. Y eso permite hablar de tendencia. El enfant terrible del dise?o holand¨¦s, Marcel Wanders, ha querido ir m¨¢s all¨¢ que el franc¨¦s y ha agujereado una mesa que vende Giulio Cappellini, eso s¨ª, con instrucciones de uso. La idea es que el agujero en el centro de la mesa sirva para esconder los adornos navide?os, se pueda utilizar como cubo de basura -para los comensales- o, incluso, para colocar la comida de las mascotas. Parece cosa de broma, pero Wanders ha dibujado todas esas ideas para inspirar a otros. Por su parte, el empresario italiano Cappellini se ha cuidado muy mucho de describir la Drain Table (mesa-sumidero o mesa-escurridor) de Wanders como una mesa-escultura. Entonces vale. ?La etiqueta explica o mejora la mesa? Producida en aluminio pintado de blanco, rojo o negro y con un agujero en su centro, se vende con un panel de cristal transparente que cubre, por si acaso, ese orificio central.
Los ecos de los agujeros no se han hecho esperar. Tambi¨¦n el estudio japon¨¦s Nendo ha sucumbido a la idea de perforar los muebles para darles nuevos usos. Con todo, han apostado por los agujeros m¨¢s pragm¨¢ticos, y si Starck ofrec¨ªa una hendidura para guardar el peri¨®dico, ellos piensan en esconder los mandos a distancia. Con esa voluntad, han agujereado la mesa Dent, que acaba de producir la empresa Arketipo. El nombre es descriptivo, se trataba de darle una dentellada a la mesa para hacer un hueco que sirva para ocultar mandos o mostrar flores. Pragm¨¢ticos o surrealistas, cada vez son m¨¢s los dise?adores que hincan el diente a sus nuevos muebles para perforarlos y extraerles nuevos usos. Lo que est¨¢ menos claro es si ese uso a?adido fortalece o arruina, si ayuda o perjudica a la funci¨®n espec¨ªfica original de un asiento o una mesa.
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