Medio Ambiente ficha 137 'barracas' irregulares en el cabo de Creus
La Generalitat llevar¨¢ a la fiscal¨ªa los casos ilegales que no hayan prescrito
Hay que bajar del coche, fijar la vista entre las vi?as y los mont¨ªculos, y buscar. Buscar bajo el cielo azul, en la tierra, entre las rocas. Y a veces ni siquiera as¨ª se distingue la casa que esconde el mont¨ªculo de piedra seca, en medio del olivar, entre las calas y los rompientes del noble y protegid¨ªsimo parque natural del Cap de Creus, en Girona. Son las barracas. Bajo un nombre tan poco presuntuoso se esconden a veces aut¨¦nticas guaridas de lujo, con vitrocer¨¢mica, piscina, varias habitaciones... Segundas residencias que han proliferado ante la inacci¨®n de la Administraci¨®n.
Pero el Departamento de Medio Ambiente est¨¢ dispuesto a acabar con la situaci¨®n y ha empezado por hacer un inventario de las barracas que existen en las zonas m¨¢s problem¨¢ticas del cabo de Creus. La cifra dibuja la magnitud del problema: 137 construcciones. De estas, solo 11 son barracas en sentido estricto: casetas de uso agr¨ªcola, las ¨²nicas permitidas en el cabo de Creus. Casi la mitad (49%) sirven como segundas residencias o merenderos. Otra parte est¨¢ abandonada (33,5%). En casi todos los casos la licencia municipal no existe, a pesar de que hasta 1997 la zona no era parque natural y, por tanto, pod¨ªan solicitarse permisos para construir.
En 1998 se elabor¨® un primer inventario y contabilizaron 49
El problema es que no ha habido empacho alguno en seguir levantando casas tras la protecci¨®n. En 1998 se elabor¨® un primer inventario para conocer la situaci¨®n de partida y se encontraron 49 edificaciones. La cifra se ha multiplicado casi por tres desde entonces. En los ¨²ltimos tres a?os, tanto Medio Ambiente como la Fiscal¨ªa de Girona han declarado la guerra a las barracas.
Muestra de ello es el inventario, al que ha tenido acceso este peri¨®dico. Est¨¢ formado por multitud de fichas que recogen la situaci¨®n de cada caseta. La Generalitat ahora est¨¢ pendiente de seleccionar qu¨¦ casos se han denunciado ya, cu¨¢les han prescrito y cu¨¢les son edificaciones tan viejas que est¨¢n fuera de ordenaci¨®n. No todas las barracas son ilegales. Con el resultado, la Generalitat acudir¨¢ al fiscal de Medio Ambiente de Girona, Enrique Barata, para que act¨²e.
El estudio, con fecha de junio de 2009, establece varios tipos de barracas. Las m¨¢s problem¨¢ticas y numerosas son las "de ocio". En el cabo de Creus hay muchas construcciones, de antes incluso de que se crease el parque natural, que serv¨ªan de peque?o almac¨¦n para las herramientas de los propietarios de los olivares. En 40 casos (el 29%), esas casetas se han ampliado hasta convertirlas en viviendas, algunas incluso con piscina, y sirven de segunda residencia.
A estas se suman los merenderos. Es lo que el estudio define como "barracas de cultivo familiar": construcciones que antiguamente se hab¨ªan usado exclusivamente para guardar herramientas, pero con el tiempo se les ha ido dando un uso recreativo y las familias acuden a ellas los domingos. La diferencia con las barracas de ocio es que "mantienen todav¨ªa un m¨ªnimo cultivo". Constan 27 edificaciones (20%) de este tipo.
Ambos tipos, las destinadas a ocio y las de cultivo familiar, suponen la mitad de las barracas. Luego hay 46 construcciones (33,5%) que est¨¢n abandonadas y el resto son barracas de explotaci¨®n agr¨ªcola (8%), viviendas en toda regla (6,5%) u "otros" (3%).
El estudio incluye, adem¨¢s, las urbanizaciones en zonas de Roses que fueron paralizadas en su d¨ªa, como la cala J¨°ncols o la de Montjoi, a causa de la creaci¨®n del parque.
All¨ª de vez en cuando se reactiva la construcci¨®n a pesar de estar prohibido. Por eso Medio Ambiente ha querido tambi¨¦n describir la situaci¨®n. El inventario calcula que hay 222 edificaciones en las zonas m¨¢s problem¨¢ticas del parque.
"Llevaremos los casos al fiscal de Medio Ambiente una vez que hayamos hecho una selecci¨®n", asegura con rotundidad el director de Medio Ambiente en Girona, Emili Santos. El cabo de Creus es una de sus prioridades. A juicio de Santos, el inventario es una excelente herramienta para luchar contra la lacra de las barracas. "Es un gran instrumento de cara al futuro para conocer todas las actuaciones que se hagan a partir de ahora en la zona y qu¨¦ ha prescrito realmente y qu¨¦ no", explica. "El objetivo ¨²ltimo ser¨ªa el derribo de todo lo que sea ilegal, pero eso es algo que compete a los jueces", a?ade.Santos lamenta que haya que llegar a la v¨ªa penal para solucionar el problema de las construcciones ilegales en el cabo de Creus. "Si la disciplina urban¨ªstica funcionara, no har¨ªa falta apelar a la justicia", afirma. Su argumento lo comparte el fiscal de Medio Ambiente, Enrique Barata, quien lamenta: "Las administraciones deben cumplir su trabajo".
Santos concede que para los Ayuntamientos no es una cuesti¨®n "sencilla" luchar contra las casas ilegales: "Tienen limitaciones t¨¦cnicas y administrativas, pero hay tambi¨¦n un exceso de proximidad entre el infractor y la corporaci¨®n municipal que hace que sea m¨¢s complicado actuar".
Cadaqu¨¦s (Alt Empord¨¤) cuenta con el 40% de las construcciones (51), pero no ha llevado a ning¨²n infractor ante el juez. "Hemos multado a todas las barracas", defiende su alcalde, Joan Borrell (ERC). Pero esgrime que las barracas agr¨ªcolas son importantes para mantener limpias las fincas y que, con las caracter¨ªsticas que recoge el plan especial para el parque (construcciones de 14 metros cuadrados como m¨¢ximo en fincas de 4,5 hect¨¢reas como m¨ªnimo), ninguna cumple la norma. "Tendr¨ªa que echarlas todas abajo. Pedimos que se acepte una barraca tipo muy limitada, pero que pueda existir", solicita el alcalde. Aunque reconoce que tienen un problema: "Hay gente que se ha pasado y se ha hecho un chalet".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.