Tormentas de evoluci¨®n
Anunciaban un julio c¨¢lido en Francia, el Tour m¨¢s caluroso de los ¨²ltimos a?os desde 2003. Lo anunciaban, y aqu¨ª est¨¢, y parece que ha llegado para quedarse. Ayer y anteayer, d¨ªas muy diferentes en lo deportivo, quedan unidos por la meteorolog¨ªa. Y eso que ayer huimos del terreno valonado borgo?¨¦s para escapar hacia el Este a las monta?as jur¨¢sicas, precordillera y aperitivo de los Alpes, que tendr¨¢n su plato fuerte el martes con la ascensi¨®n a un puerto de esos que ya con el nombre asustan, Col de la Madeleine, 2.000 metros de altitud.
A d¨ªas de calor siguen tardes y noches tormentosas. Tormentas de evoluci¨®n, las llaman. Como la que cay¨® ayer en la Station des Rousses poco despu¨¦s de que los ¨²ltimos corredores cruzaran la meta. Salvados por la campana. Igual que la del d¨ªa antes en el camino al hotel tras la etapa. Tormentas intensas y virulentas que arruinan cosechas en el campo y rompen lunas de veh¨ªculos para disgusto de las compa?¨ªas de seguros. A los corredores no les importa nada de esto siempre y cuando la tormenta no les pille en la bici. M¨¢s bien al contrario, que un soplo de aire fresco despu¨¦s de estos d¨ªas de can¨ªcula rejuvenece a cualquiera.
Si en algo afecta, s¨ª que es verdad, es en el descanso. Como ayer noche en el hotel de alguno de los corredores; tormenta el¨¦ctrica de rayos y truenos que te levantan de la cama como efecto secundario adem¨¢s de despertarte a cualquier hora intempestiva de la madrugada. Y que te desvelan y te activan, ?qui¨¦n puede escapar de la tentaci¨®n de mirar por la ventana para ver qu¨¦ pasa ah¨ª fuera cuando est¨¢s sintiendo que el techo de la habitaci¨®n se te viene encima?
Pero tanta tormenta meteorol¨®gica, de momento, no ha animado a los corredores a desatar la tormenta que todos esperamos, la deportiva. Los rivales de Contador guardan balas para tantear al favorito; mientras ¨¦l se entretiene tante¨¢ndose a s¨ª mismo y a su equipo, tomando el mando de la carrera en la ¨²ltima ascensi¨®n del d¨ªa.
Mientras Chavanel y Pineau desatan su propia tormenta particular. Dicen que segundas partes nunca son buenas, pero los dos franceses del Quick Step no parecen estar de acuerdo. A la que liaron ambos en Spa, consiguiendo uno la etapa y el liderato, el otro el maillot de lunares de l¨ªder de la monta?a, le ha seguido la segunda parte tan fructuosa como la primera. Etapa y l¨ªder de nuevo para Chavanel -qu¨¦ dif¨ªcil lograrlo de nuevo, a pesar de la falta de originalidad-, y m¨¢s puntos para asegurar ese maillot a lunares para el otro, que ve adem¨¢s c¨®mo su m¨¢s inmediato rival es el l¨ªder de la carrera, compa?ero de equipo adem¨¢s de compa?ero de habitaci¨®n. Un tal Chavanel; otro que, como las tormentas, esta aqu¨ª para quedarse. Al menos unos cuanto d¨ªas, seguro.
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