Madrid es una gran bandera

Madrid est¨¢ con Espa?a y quiere que se note. Los restaurantes combinan manteles rojos y servilletas amarillas, los turistas se ponen la camiseta de La Roja, un grupo de moteros que ayer recorr¨ªa el paseo de Recoletos hac¨ªa rugir sus Harley Davidson pertrechadas con banderolas rojigualdas, el mimo torero de la calle Mayor ha cambiado el capote por la bandera, las tiendas han forrado sus escaparates de merchandising y los m¨²sicos callejeros incluyen el himno patrio en su repertorio... La capital rezuma f¨²tbol.

"Temiendo estoy que llegue ma?ana [por hoy]", clamaba Mar¨ªa Jos¨¦ Garc¨ªa en su quiosco del paseo de Recoletos, donde hoy se espera que 250.000 personas vibren con el partido, retransmitido a trav¨¦s de cuatro enormes pantallas. Durante 10 minutos, mientras Garc¨ªa detalla sus miedos por la marabunta a la que tendr¨¢ que atender, un reponedor cargado hasta los hombros va y viene desde su furgoneta para descargar las cien cajas de agua escritas en su pedido.

Un holand¨¦s cree que en su pa¨ªs est¨¢n m¨¢s volcados con la final que en Espa?a

Hasta los moteros en sus Harley llevaban banderolas rojas y amarillas

No es para menos. Los preparativos y algunos datos del montaje de las pantallas y las torres de sonido, que ayer empezaban a tomar forma a lo largo de los 700 metros que distan la plaza de Cibeles de la plaza de Col¨®n, auguraban la magnitud del evento. La convocatoria ser¨¢ tal que las empresas de transporte (EMT y Metro) no pueden prever con seguridad la organizaci¨®n y el refuerzo de sus recorridos, que depender¨¢ de la afluencia de gente, dif¨ªcil de calcular dado que es un acontecimiento sin precedentes.

El montaje y desmontaje de esta instalaci¨®n, patrocinada por una marca de coches y un medio deportivo, est¨¢ en manos de 200 operarios. Una televisi¨®n gigante de 60 metros cuadrados y 48.000 vatios de sonido presidir¨¢, de espaldas a Cibeles, un espacio de 50.000 metros cuadrados. Otras tres televisiones de seis por cuatro y 24.000 vatios garantizar¨¢n que "nadie se pierda el partido", dice ?scar Villa, director de este fan park. Adem¨¢s de los 300 medios acreditados "habr¨¢ 30 retransmisiones en directo de todo el mundo", informa Villa. "Es la primera vez que vivo algo as¨ª, parece que el partido se juega aqu¨ª en lugar de en Sud¨¢frica".

No piensan lo mismo Jan y su mujer, Aida, dos holandeses de vacaciones en Espa?a. "Aqu¨ª no hay nada. En Holanda nuestras casas son naranjas, los bares son naranjas, las calles se han decorado de naranja... Todo es naranja. Se vive con m¨¢s afici¨®n que aqu¨ª", gru?¨ªa Jan vestido, c¨®mo no, con una camiseta naranja. La pareja ver¨¢ el partido en el casino y dedicar¨¢ la noche a jugar al p¨®quer. Creen que la suerte estar¨¢ de su lado.

En los alrededores de la Puerta del Sol, donde el term¨®metro alcanzaba los 37 grados, la pasi¨®n futbol¨ªstica se convert¨ªa en el mejor reclamo tur¨ªstico. Aurelio, el rumano que desde hace cuatro a?os hace cantar a una veintena de copas con la yema de sus dedos en la calle Mayor, ha sustituido estos d¨ªas el Ave Mar¨ªa de Schubert por el himno espa?ol. "Me lo han pedido ya muchas veces", cuenta divertido, "sobre todo j¨®venes que cuando me pongo a tocar se ponen as¨ª [se lleva la mano al pecho] y empiezan a gritar: '?Sergio Ramos, Sergio Ramos!".

"Quien no lleva la camiseta de Espa?a es porque la est¨¢ lavando", ilustra Jos¨¦, un empleado de una tienda que compra oro. Jos¨¦, que pasa ocho horas al d¨ªa en la calle de la Montera, dice estar encantado con el ambiente. "La gente est¨¢ muy unida, los extranjeros lo viven y van vestidos de la selecci¨®n y es incre¨ªble ver c¨®mo desde las semifinales todos los balcones se han cubierto de banderas", dice se?alando las fachadas. Menos entusiasmo muestran las prostitutas que trabajan en esa misma calle, que ya auguran que el f¨²tbol va a dejarles sin trabajo"No se trabaja ni con el partido ni despu¨¦s. Luego se emborrachan y nada", cuentan.

Las prostitutas de la calle de la Montera, poco amigas de las intromisiones, s¨ª hablan de lo que supondr¨¢ para su trabajo el seguimiento del partido: "?Uy! Nada, no vamos a hacer nada", dice una de ellas sentada a la sombra de un portal. "?Que gane Espa?a, que gane. Eso ser¨¢ muy bueno!", se anima otra que conf¨ªa en que la victoria levante el negocio.

A pocos metros de los portales dos holandeses airean sus camisetas naranjas. Son Sander y Michael y la final les ha sorprendido fuera de casa. Quieren ver el partido entre la multitud, pero se preguntan si es una "provocaci¨®n" irrumpir all¨ª con el uniforme holand¨¦s. Concluyen que no: "Tenemos mucho respeto por Espa?a, no nos importa que ganen el campeonato, juegan mejor al f¨²tbol que nosotros".

"?Nos vamos a Sud¨¢frica!". De vuelta a la plaza Mayor un par de j¨®venes ceut¨ªes, con la camiseta de la selecci¨®n, beben cerveza con los pies sobre la mesa. Est¨¢n radiantes. Son de los pocos afortunados que presenciar¨¢n la final en Johanesburgo, y eso que la agencia les hab¨ªa cancelado el vuelo por no tener entradas el d¨ªa anterior. Pero consiguieron un nuevo avi¨®n y los tiques para la final con otra agencia.

Con la copa o sin ella, ma?ana Madrid seguir¨¢ de fiesta. Entre las novedades estar¨¢n los conciertos de David Bisbal y David Bustamante, que caldear¨¢n el ambiente en la explanada del puente del Rey, donde est¨¢ previsto que a las 21.00 aparezcan los cantantes.