Un loco con talento anda suelto
Devendra Banhart ofrece un atrevido e ins¨®lito concierto en Madrid
Podr¨ªa haber salido vestido como una bailarina de la danza del vientre barbuda. Como un mendigo intelectual de gafas redondas. Como un gur¨² religioso al estilo Carlos Jes¨²s (y Micael) o con bigotazo como el protagonista de culebr¨®n. Suelen ser sus disfraces. Pero no. Anoche este simp¨¢tico e interesante geniecillo de nuestro tiempo se present¨®, a las nueve en punto de la noche, en la sala Joy Eslava al estilo reina Sof¨ªa cuando visita los vestuarios de la selecci¨®n. Esto es: camiseta y pantal¨®n rojo y rebeca amarilla. Como la bandera espa?ola. ?Se atrever¨ªa alg¨²n m¨²sico de aqu¨ª a hacer lo mismo? "?Os gusta?", pregunt¨® con toda la buena intenci¨®n. Pocos dijeron que s¨ª. Qu¨¦ pa¨ªs m¨¢s raro somos.
Sali¨® vestido con camiseta y pantal¨®n rojo y rebeca amarilla
Con Devendra Banhart, de 29 a?os, nunca se sabe. Este estadounidense, criado en Venezuela y Los ?ngeles, adem¨¢s de contar con un notable cancionero salpicado de tropicalismo, psicodelia, ingenuidad pop e iron¨ªa posmoderna, es un freak en el original sentido de la palabra. Si lo quieren m¨¢s claro: un cruce entre Boris Izaguirre, el Caetano Veloso de los a?os setenta y Albert Pla.
Est¨¢ muy feo esto de etiquetar, pero Devendra, m¨²sico poli¨¦drico y pintor con aspiraciones en sus ratos libres, es uno de los representantes de lo que se ha llamado New Weird Am¨¦rica, algo as¨ª como la Nueva Am¨¦rica Rara. Unos cantantes que han pululado por esta d¨¦cada con una guitarra ac¨²stica y que compraron -y alucinaron- en 2000 con la reedici¨®n de Anthology of American Folk Music. Una imprescindible colecci¨®n de los primer¨ªsimos sonidos de la Am¨¦rica tradicional recopilada por el bohemio Harry Smith en 1952. En aquella ¨¦poca ese disco influenci¨® descaradamente a Dylan. En esta ha ocurrido lo mismo con Devendra, que ha a?adido gotas de locura. Si todav¨ªa no la tienen, h¨¢ganse el favor de su vida y c¨®mprenla (la caja con tres discos es un poco cara, pero su mente lo agradecer¨¢).
Pero anoche, de guitarra ac¨²stica nada. Devendra Banhart sali¨® al escenario con la el¨¦ctrica. Detr¨¢s ten¨ªa a su banda, The Grogs, y delante una sala llena (1.000 personas) y un aire acondicionado, gracias a Dios, al m¨¢ximo. Este chico talentoso puede hacer lo que quiera, que lo hace bien. Ayer lo hizo. Tras dos canciones el¨¦ctricas de calentamiento (At the Top) mand¨® al grupo al camerino, se sent¨® en una silla se?orial, cruz¨® las piernas y cant¨® Little yellow spider. Sus canciones son como acariciar un gato persa: suaves, agradables, pero que sacan las u?as y te ara?an.
Aunque Devendra hace otras muchas m¨¢s cosas. Como sentarse en el ¨®rgano para poner los pelos de punta y luego beber un sorbazo de ron. O cantar una canci¨®n compuesta el d¨ªa anterior sobre el Planeta de los Simios. O hacer volver a la banda para sonar como el Santana m¨¢s progresivo antes de dar unos guitarrazos zepelianos. O sonar como Roxy Music en 16th & Valencia Roxy Music, incluida en su sexto y ¨²ltimo disco. O hacer una divertida versi¨®n del Tell it to my Heart, el ¨¦xito ochentero de la canadiense Taylor Dyane, que se la dedic¨® a su madre: "Me recuerda al d¨ªa que le vomit¨¦ en el Ford nuevo de mi madre, una hippie, despu¨¦s de llevarme al McDonald's".
O tambi¨¦n puede invitar a alguien del p¨²blico para que cante una canci¨®n. Fue uno de los momentos de la noche y aunque parec¨ªa algo preparado fue muy real. "?Qui¨¦n quiere subir?", incit¨® Devendra en venezolano. All¨ª apareci¨® Ricardo, un chico de gafas, que se colg¨® su guitarra y se arranc¨® con una canci¨®n "compuesta ayer mismo". "Esto acojona mucho", dijo Ricardo. Gran momento, sobre todo cuando la banda, incluido Devendra, se uni¨® al espont¨¢neo. Minutos despu¨¦s con Carmensita, tras algo m¨¢s de hora y media, puso punto final a uno de los mejores conciertos que se han visto este verano.
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