Contar con LeBron
Los talentos de Wall Street deber¨ªan poder identificarse con LeBron James. La superestrella del baloncesto estadounidense ha estado meses regode¨¢ndose con la horda de pretendientes que requer¨ªan sus servicios [Nueva York, Chicago o Miami pujaron por ¨¦l y finalmente se decant¨® por Miami]. Hay algo que est¨¢ claro: el rey James, como se conoce al delantero de 25 a?os, recibir¨¢ unos honorarios considerables. Pero su modo de pensar seguramente habr¨¢ estado influido por un ¨¢rbol de decisi¨®n que los principales art¨ªfices de las finanzas conocen bien.
Para empezar, es posible que James solo buscara un escaparate mejor para su talento. Ha pasado sus primeras siete temporadas jugando en su Estado natal, Ohio, para los Cavaliers. Y Cleveland, incluso despu¨¦s de su redesarrollo, sigue siendo un centro urbano de tercera. All¨ª han alimentado bien a su ego, pero, como sabe cualquier banquero de Wall Street, es f¨¢cil dejarse seducir por la idea de ser un pez gordo en una charca a¨²n m¨¢s grande.
Ese siempre ha sido el gancho para los equipos ubicados al norte del epicentro financiero. Los Knicks de Nueva York brindaban en la pecera de Manhattan un escenario p¨²blico m¨¢s grande que el que puede ofrecer cualquiera de sus rivales. Una ciudad que no duerme quiz¨¢ fuera id¨®nea para un millonario joven y con aspiraciones; el equivalente a un banquero en auge que intenta escoger entre Ginebra y Londres. Sin embargo, la ilustre marca de los Knicks est¨¢ un tanto deslustrada ¨²ltimamente. Nueve temporadas consecutivas de derrotas representan el curso de un ciclo empresarial completo.
Las grandes figuras no siempre triunfan. El baloncesto, como la banca, es un juego de equipo. Tanto los fen¨®menos como las superestrellas brillan cuando est¨¢n junto a colegas de gran nivel y un buen banquillo. Ese es el mayor atractivo de las franquicias de Miami o Chicago. Si lo que m¨¢s quiere James, que todav¨ªa no ha ganado ning¨²n campeonato, es dominar la versi¨®n de la NBA de las clasificaciones, estas ciudades eran las m¨¢s tentadoras.
A fin de cuentas, todo se reduce al dinero. Los mejores banqueros y deportistas llevan mucho tiempo vinculados a grandes paquetes de compensaci¨®n basados en una gran participaci¨®n de los ingresos de sus empresas. Los pretendientes de LeBron disponen de capital, incluso Cleveland, que, como el Gobierno federal de Estados Unidos, depende de un patrocinador extranjero, procedente de China.
Pero en este punto la situaci¨®n de LeBron se aparta de la de los banqueros en dos sentidos. Primero, la mayor parte de sus ingresos depende de sus patrocinadores, no de sus mates. La reforma de las primas va a hacer que los sueldos de los asesores financieros dependan m¨¢s de su rendimiento. Segundo, los equipos de la NBA se ven limitados por un tope salarial. Aunque los negociadores de algunos bancos rescatados se han enfrentado a l¨ªmites similares impuestos por la Casa Blanca, en este sentido les alegrar¨¢ no estar en el lugar de LeBron. -
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