Abecedario: Italia
Antes incluso de que empezara la unificaci¨®n de Italia, o poco despu¨¦s de que se concluyese, no falt¨® quien dijera que nuestro pa¨ªs era "una expresi¨®n geogr¨¢fica". En realidad, tras una primera exploraci¨®n superficial, Italia es efectivamente una expresi¨®n geogr¨¢fica; como lo son en cierto modo todas las naciones, a?adir¨ªa yo, porque el car¨¢cter de un marsell¨¦s no es el car¨¢cter de un bret¨®n. Hay distancias abismales. De la misma forma, el car¨¢cter de un siciliano no es el car¨¢cter de un lombardo.
El problema de Italia consiste en que, mientras la unidad de Italia fue un proceso hist¨®rico irrevocable hacia el que todos nos encaminamos, dicha unidad se llev¨® a cabo de forma bastante desma-?ada, con errores que hemos ido arrastrando hasta nuestros d¨ªas. Uno de los errores m¨¢s graves fue que las regiones del Norte, la de Piamonte sobre todo, art¨ªfice de la unidad italiana, consideraron las regiones del Sur no digo ya que como colonias, pero poco falt¨®. Pongo un solo ejemplo: en el Reino de las Dos Sicilias no exist¨ªa el reclutamiento obligatorio. La gente se alistaba para servir de soldado bajo los Borbones porque era una forma de ganarse el pan. Sin embargo, el reclutamiento obligatorio no exist¨ªa. Fue introducido en 1861, sin preparaci¨®n psicol¨®gica alguna, con un diktat, de un d¨ªa para otro.
Los italianos son como las part¨ªculas, positivos y negativos, materia y antimateria
Ahora bien, si a una familia de jornaleros agr¨ªcolas le quitas durante dos a?os, porque eso era lo que duraba el servicio militar, a un muchacho de 18 a?os -que significa fuerza de brazos y de trabajo, que significa riqueza para la familia y posibilidad de ganancias- es como gravar con nuevos impuestos a esa familia. Los familiares del joven llamado a las armas se vest¨ªan de luto y lo acompa?aban al distrito militar como si siguieran un carro f¨²nebre. Basta mirar, en un extraordinario libro del profesor Oddo sobre la situaci¨®n econ¨®mica de Sicilia a partir de la unificaci¨®n de Italia, publicado por la editorial Laterza, los gr¨¢ficos de la producci¨®n del Sur, por ejemplo, la de los telares (8.000 hab¨ªa en Sicilia que fueron cerrando en el curso de dos a?os, porque se prefirieron los telares de la zona norte?a de Biella). O c¨®mo se desploma, igual que se desploman las bolsas en determinados d¨ªas, el gr¨¢fico de la natalidad: ?para qu¨¦ traer hijos al mundo si hay que d¨¢rselos al Estado? Fue entonces cuando se acu?¨® uno de los modismos m¨¢s hermosos y tristes de Sicilia: "Mi livaru u piaciri de futtiri" (Hasta el placer de joder nos ha quitado), que naci¨® en esa ocasi¨®n. Diferencias as¨ª sigue arrastr¨¢ndolas Italia y a¨²n hoy padece sus consecuencias.
Italia est¨¢ formada por italianos, y el problema es precisamente ese, un problema que fue identificado despu¨¦s de la unificaci¨®n del pa¨ªs por alguien que dijo: "Una vez hecha Italia, habr¨¢ que hacer a los italianos", y en ese mismo periodo hubo tambi¨¦n un gran pol¨ªtico que a?adi¨®: "No es que gobernar a los italianos sea imposible, es que es in¨²til". Si hay un pueblo que carece de sentido de Estado es el italiano.
El ¨²nico periodo en el que se produjo un breve y ficticio sentido de Estado fue bajo el fascismo (habr¨ªa que remitir a la letra D de dictadura). Obviamente, las dictaduras son algo terrible, que eliminan las libertades (en cambio, est¨¢ demostrado que ciertas libertades pueden ser eliminadas tambi¨¦n en una democracia "desviada"), pero representan una fuerza unitaria cohesionadora para una naci¨®n. No hay m¨¢s que pensar en cuanto ocurre hoy en Irak despu¨¦s de la ca¨ªda de Sadam Husein o en lo que sucedi¨® en Yugoslavia inmediatamente despu¨¦s de la muerte de Tito, cuando el fraccionamiento entre etnias distintas se impuso de inmediato, mientras que la dictadura hab¨ªa conseguido mantenerlas unidas; y lo mismo pod¨ªa decirse del gran ejemplo de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica...
Es dif¨ªcil hablar de Italia en tres minutos. Yo afirmo que los italianos son como las part¨ªculas de Ettore Majorana, aquel gran cient¨ªfico que tan misteriosamente desapareci¨®. Su intuici¨®n a prop¨®sito de la antimateria desaparecida, que nadie sabe d¨®nde va ni d¨®nde se encuentra -intuici¨®n grandiosa y que todav¨ªa hoy sigue sometida a examen- fue que tanto la materia como la antimateria forman la part¨ªcula. Es decir, que esta no est¨¢ compuesta ¨²nicamente por la materia sino tambi¨¦n por su contrario. Los italianos son esas part¨ªculas y tienen en s¨ª mismos una carga positiva y una negativa, la materia y la antimateria. Son capaces de marcharse a toda pastilla en plena guerra, como en Caporetto, huyendo precipitadamente ante el enemigo, pero son capaces tambi¨¦n de dejarse masacrar en batalla como en Bir el Gobi, impidiendo la victoria inglesa. Eran fascistas. Perm¨ªtanme que reconozca ese coraje a unos fascistas. ?Es que no se trataba igualmente de italianos? Lo eran, desde luego. As¨ª que, como suele decirse, ?italianos buena gente? Claro que s¨ª. Pero, ?qu¨¦ ocurre con quienes murieron gaseados en Etiop¨ªa? ?Es que no utilizamos gases en la guerra de Etiop¨ªa? ?O lo hemos olvidado?
Los italianos son continuamente ellos mismos y lo contrario de s¨ª mismos; eso explica su forma de hacer pol¨ªtica y de vivir, que tan contradictoria parece. Es la part¨ªcula habitual, que gira un poco hacia un lado y un poco hacia el otro, y la cara del italiano cambia.
Andrea Camilleri es escritor italiano. Este texto es un extracto de la video-entrevista Abecedario de Andrea Camilleri, publicada en Italia por Derive & Approdi y dirigida por Eugenio Cappuccio. www.deriveapprodi.org. Traducci¨®n de Carlos Gumpert.
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