Pobre DE M?
Si Ernest Hemingway no se hubiera volado la tapa de los sesos, me gustar¨ªa imaginarlo bien de ma?ana sintonizando el Canal Internacional de TVE para ver los encierros de San Ferm¨ªn. Dec¨ªamos ayer que la televisi¨®n es una f¨¢brica de relleno y aunque el octavo encierro de la fiesta dur¨® cuatro minutos exactos, el programa contenedor le ha dedicado una hora y cuarto cada ma?ana de feria. Para ello ha contado con presentadores y c¨¢maras, entrevistas a pie de calle, debate con invitados, an¨¢lisis en profundidad, repetici¨®n de las jugadas m¨¢s peligrosas, corredores repuestos de cornadas y conexi¨®n con los ingresos hospitalarios. El ¨²ltimo de los encierros correspond¨ªa a la ganader¨ªa de Jandilla, con fama de sanguinaria. El experto nos record¨® que ten¨ªa el r¨¦cord de cogidas, ocho, en el a?o 2004 y que en el a?o siguiente toros de esta ganader¨ªa gaditana hasta se hab¨ªan atrevido a darle una cornada a un sargento de la Polic¨ªa Municipal de Pamplona. Con estos precedentes, nuestro respeto hacia los bellos toros iba en aumento. Sus nombres adem¨¢s: Gracioso, Fil¨®sofo, Ac¨®lito, Exp¨®sito, Gavioto y Empecinado, casi eran una urgente definici¨®n de los caracteres del alma humana.
A pie de calle, el siempre brillante Pablo Carbonell, de visita entre turistas y locales, fue capaz, a hora tan temprana, de dejar una definici¨®n en el aire: "La dimensi¨®n de un pueblo viene dada por la capacidad para divertirse". Queda dicho en la semana en que los futbolistas ganadores del Mundial lograron que polic¨ªa y altas autoridades, siempre tan castradoras, bendijeran de una vez por todas el botell¨®n en la calle, frente al encierro de j¨®venes en macrodiscotecas o dem¨¢s lugares poco recomendables. La retransmisi¨®n de los encierros es acad¨¦mica y clara, logra contar el desborde de corredores y curiosos, turistas y delicadas Erasmus en busca de emociones eternas. Se echa de menos una c¨¢mara flotante como la del Mundial, que acompa?e partes del recorrido a ras de drama. Y tambi¨¦n, como en las carreras de motos, c¨¢maras subjetivas colocadas entre los cuernos de alg¨²n animal, verdadero protagonista del suceso, as¨ª como micr¨®fonos abiertos entre los mozos que corren y caen. Como todos los a?os, el himno Pobre de m¨ª, cerr¨® las fiestas.
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