Equipaje para peregrinos

Jos¨¦ Mar¨ªa D¨ªaz Bern¨¢rdez (Sarria, 1972) llena las mochilas a los peregrinos con todo lo necesario para llegar andando a Santiago. El establecimiento que regenta en Sarria es lo m¨¢s parecido a una estaci¨®n de servicio para el caminante. Situada en el kil¨®metro 111 de la ruta, la Peregrinoteca les vende desde las botas al sombrero.

Jos¨¦ Mar¨ªa es un amante de lo jacobeo por nacimiento: su casa est¨¢ a pie de ruta, frente al albergue de Sarria. Tambi¨¦n le va en la herencia familiar por parte de padre, Antonio D¨ªaz Fuentes -fundador y primer presidente de Coalici¨®n Galega-, que ya hizo el camino en los ochenta, y de t¨ªo, el recientemente fallecido escultor D¨ªaz Fuentes.

Pero Jos¨¦ Mar¨ªa no ten¨ªa previsto dedicarse profesionalmente al comercio para peregrinos. Estudi¨® Ciencias del Deporte y Educaci¨®n F¨ªsica en el INEF de Oleiros, y al acabar la carrera no vio en el Camino una salida profesional, sino de ocio. Cogi¨® la bicicleta y lo recorri¨® desde O Cebreiro hasta Santiago. Fue en el Xacobeo 93. M¨¢s tarde se present¨® para un puesto en la oficina de turismo de Sarria. "Me interesaba la promoci¨®n del patrimonio, porque siempre me han gustado las piedras", dice. Su gusto por la historia no le vali¨® la plaza, pero s¨ª un premio de fotograf¨ªa de la Asociaci¨®n Galega de Amigos del Camino.

El establecimiento abri¨® en 2004 y empez¨® vendiendo productos gallegos

Tiene 180 modelos de sandalias, uno de los mayores surtidos del mundo

Fue entonces cuando trat¨® de abrirse camino a trav¨¦s del Camino. Su ruta formativa empez¨® en Madrid, donde estudi¨® Comercio Electr¨®nico. En 2004, abri¨® la Peregrinoteca. Empez¨® vendiendo productos t¨ªpicos gallegos, pero al poco tiempo descubri¨® que los peregrinos demandaban bastones y mochilas, y cambi¨® el negocio. "En un a?o hab¨ªa amortizado la inversi¨®n".

El establecimiento abre a las seis de la ma?ana, cuando los peregrinos se ponen en marcha. "El tren llega de madrugada y marca el ritmo de los caminantes", explica. Sarria es un lugar estrat¨¦gico para este tipo de negocio, pues, a 110 kil¨®metros de Santiago, es el punto de partida m¨¢s cercano si se quiere obtener la Compostelana. Son todo ventajas, pero ni el horario ni la ubicaci¨®n son requisito imprescindible para triunfar. Lo ha demostrado con su tienda virtual (www.peregrinoteca.com): "Vendo m¨¢s que en la tienda real".

Los peregrinos de hoy en d¨ªa en poco se parecen a esos "se?ores de barbas largas, altos, pelirrojos y con mochila a la espalda" que ¨¦l ve¨ªa pasar de ni?o frente a su puerta. Con el aumento de la afluencia de viajeros, crecen tambi¨¦n los potenciales consumidores y, con ellos, los productos especializados. En la Peregrinoteca comercializan unas 4.000 referencias.

Jos¨¦ Mar¨ªa presume de ofrecer uno de los mayores surtidos de sandalias del mundo: "Trabajo 180 modelos". Vende unos 2.000 pares al a?o. De su tienda salen tambi¨¦n unas 8.000 postales y unos 2.300 bordones. Hace poco, le vendi¨® a la Junta de Castilla y Le¨®n 3.000 conchas de vieira.

En el local abundan las curiosidades: el tendal del peregrino; un champ¨² italiano que sirve para el pelo, la piel y la ropa; un cargador para el m¨®vil a manivela; cadenas para circular con botas por la nieve... Uno de los productos m¨¢s demandados son los tapones para los o¨ªdos, para amortiguar el sonido de los ronquidos en los albergues. "Me ofrecieron vender un preservativo con la flecha amarilla, pero a tanto no llego", bromea.

Sin embargo, en su cat¨¢logo de libros pueden verse t¨ªtulos interesantes, del tipo C¨®mo ligarse a una cat¨®lica en el Camino de Santiago o Sex ist dem Jakobsweg. "Mucha gente hace el Camino por los libros: hace unos a?os se public¨® uno en Corea provoc¨® un boom de peregrinos coreanos".

"Mi primera clienta fue una israel¨ª, pero tambi¨¦n he atendido peregrinos de Arabia Saud¨ª, India, Namibia, Angola, Bangladesh...", comenta. En un mapamundi, Jos¨¦ Mar¨ªa marca la procedencia de todos los que pasan por su establecimiento para tener un recuerdo. Otros, literalmente, le han dejado huella: "La que m¨¢s me sorprendi¨® fue una peregrina alemana que se compr¨® unas botas del n¨²mero 48".