"Batman est¨¢ mal de la cabeza"
El psiquiatra Jes¨²s Ramos dedic¨® un libro al estado mental del superh¨¦roe
Qui¨¦n le iba a decir a ¨¦l que aquellas largas tardes leyendo los c¨®mics que su padre guardaba en la trastienda de su negocio de artes gr¨¢ficas en C¨¢ceres acabar¨ªan desencadenando que, medio siglo despu¨¦s, el psiquiatra y antrop¨®logo Jes¨²s Ramos Brieva pronuncie esta frase: "Los amigos de mis hijas dicen que soy un friki". Vi¨¦ndole en su despacho del hospital Ram¨®n y Cajal, donde reina un desorden ordenado, con su bata, sus libros y sus dossieres, parece cualquier otra cosa. Parece lo que es: un psiquiatra que pasa consulta, investiga y escribe art¨ªculos cient¨ªficos.
Pero ah¨ª, casi escondida en las atestadas estanter¨ªas, aparece la ¨²nica licencia entre tanta formalidad: una figurita de Batman. Y un poco m¨¢s abajo, la ¨²nica copia que conserva del libro que public¨® en 2000 -los 2.500 ejemplares volaron, pero ahora puede descargarse gratis en Internet- y que le dio cierta popularidad entre sus colegas y los fans del hombre murci¨¦lago: Batman visto por un psiquiatra. Porque el superh¨¦roe, ah¨ª donde lo ven, multimillonario, playboy, con una colecci¨®n de coches deportivos que ya querr¨ªa para s¨ª cualquier estrella del f¨²tbol y una vida llena de aventuras, no es feliz. No est¨¢ bien. "Est¨¢ como las maracas de Mach¨ªn", suelta Ramos a las primeras de cambio.
"Sufri¨® un trastorno por estr¨¦s postraum¨¢tico en la infancia"
"Para las mujeres es irresistible: el macho alfa de la manada"
Ramos ha escrito otro libro sobre la masturbaci¨®n femenina
"Los guionistas muestran una relaci¨®n paterno-filial con Robin"
Batman es, a?ade, una bicoca para cualquier psiquiatra. Con ocho a?os, el peque?o Bruce Wayne vio c¨®mo un ladr¨®n mataba a sus padres en un oscuro callej¨®n de Gotham. Jur¨® venganza. Dedic¨® una d¨¦cada de su vida a viajar solo por el mundo y prepararse para ello. Volvi¨®, se invent¨® un disfraz de murci¨¦lago -leotardos, capa, cuernecillos, ya saben- y se lanz¨® a combatir el mal. De d¨ªa, el lig¨®n heredero de Industrias Wayne; de noche, un justiciero enmascarado llamado Batman. Como para no volverse loco. Ramos, que reley¨® y desmenuz¨® toda su colecci¨®n de c¨®mics en busca de s¨ªntomas, llega al siguiente diagn¨®stico: "Ha sufrido un trastorno por estr¨¦s postraum¨¢tico en la infancia que no ha sido diagnosticado, que ha evolucionado a su aire y que probablemente se le reactiva en determinadas circunstancias cuando es adulto. Los c¨®mics describen que se despierta por la noche rememorando aquello". Hay m¨¢s. "Probablemente sufre lo que se ha llamado una adicci¨®n al trauma, algo que se ha estudiado en los veteranos de Vietnam. Son sujetos que se acostumbran a vivir al borde de situaciones muy angustiosas y buscan otras semejantes. Batman est¨¢ permanentemente buscando situaciones l¨ªmite que le procuren el chute de endorfinas". Y, por fin, la depresi¨®n. "Seg¨²n los distintos guionistas, ha sufrido una o dos fases depresivas, sin tratamiento, una de ellas larga, entre los 36 y los 39 a?os".
En realidad, el preferido de Ramos era Superman. Pero Batman "est¨¢ peor de la cabeza". Fue una colega psiquiatra, que le ve¨ªa dibujando al hombre murci¨¦lago en las sesiones cl¨ªnicas, quien le dio la idea de estudiar desde el punto de vista psiqui¨¢trico a un personaje de ficci¨®n. Pens¨® que era una tonter¨ªa, pero se fue animando. Material hab¨ªa: el trauma infantil, la depresi¨®n, las muertes tr¨¢gicas de otros seres queridos, las relaciones fallidas con sus muchas novias... Ah¨ª Ramos se embala: "Para las mujeres Batman es irresistible. El macho alfa de la manada. Es atractivo: salva, sufre, tiene misterio. Y encima es rico y guapo. Lo tiene todo". Pero, ay, nunca encuentra la felicidad en pareja. "Bruce Wayne no tiene mucho que ofrecer. En su af¨¢n de evitar que lo relacionen con Batman, se rodea de una m¨¢scara de vacuidad y de superficialidad que no da m¨¢s de s¨ª. Lo abandonan ellas". El problema de Batman, que triunfa donde Bruce falla, es otro. Liga, pero con delincuentes. "Sus relaciones cuajan, pero las mujeres son iguales que ¨¦l, conocen su doble identidad, y acaban chocando".
De la presunta m¨¢s que amistad entre Batman y Robin, nada de nada, dice. "Los guionistas nunca establecen esa relaci¨®n. Es m¨¢s, insisten en que es paterno-filial. Las patolog¨ªas de Batman explican su necesidad de un pupilo. No es extra?o que busque trasuntos suyos en personajes que han sufrido circunstancias parecidas a las suyas. El primer Robin -hubo tres- tambi¨¦n ve morir a sus padres". No hay sospecha de mojigater¨ªa en Ramos: otro libro suyo, del que est¨¢ preparando nueva edici¨®n, se titula Un encuentro con el placer: la masturbaci¨®n femenina.
A los 10 a?os de explorar la mente de Batman, a Ramos se le ocurren varios personajes de ficci¨®n m¨¢s que podr¨ªan dar juego: Sherlock Holmes, Mersault, Superman... Su mujer, tambi¨¦n psiquiatra, y sus tres hijas entendieron perfectamente que dedicara sus horas libres a las patolog¨ªas de un superh¨¦roe. Su mujer, incluso, le dio ideas. Pero con el hombre murci¨¦lago, dice, ha cubierto el cupo. ?Y si Batman decidiera reconocer que tiene un problema y pidiera ayuda profesional? ?Le gustar¨ªa tenerlo en su consulta? "Menuda complicaci¨®n. Resabiado ya, con cuarenta y tantos a?os, tan inteligente, con esa vida... Que lo trate otro".
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