Dos preguntas at¨®micas
Comencemos con un breve test.
Primera pregunta: cu¨¢l es el pa¨ªs de Oriente Pr¨®ximo cuyo embajador en Washington acaba de decir: "Nuestros militares se despiertan, sue?an, respiran, comen y duermen pensando en la amenaza iran¨ª. No hay ninguna otra amenaza convencional para la cual nuestros militares planean, se entrenan y se arman. No hay ning¨²n otro pa¨ªs en la regi¨®n que sea una amenaza para nosotros; solo Ir¨¢n. Por tanto, tenemos gran inter¨¦s en que Ir¨¢n no tenga tecnolog¨ªa nuclear".
a) Israel, b) Jordania, c) Irak, d) Emiratos ?rabes Unidos.
Segunda pregunta: a qu¨¦ pa¨ªs pertenece el alto funcionario que recientemente afirm¨®: "Un ataque militar contra Ir¨¢n ser¨ªa un desastre. Pero Ir¨¢n con armas at¨®micas ser¨ªa un desastre a¨²n mayor? Yo estoy dispuesto a asumir las consecuencias [de un ataque militar a Ir¨¢n] a cambio de la seguridad de mi pa¨ªs? Quienes hablan de contener y disuadir a Ir¨¢n me preocupan y me ponen nervioso? Si nadie ha sido capaz de contener y disuadir a Ir¨¢n de apoyar a grupos terroristas como Ham¨¢s y Hezbol¨¢, a pesar de que no tiene un arsenal nuclear, ?por qu¨¦ habr¨ªa Ir¨¢n de ser m¨¢s cauteloso una vez que lo tenga? Nada me indica que la contenci¨®n y la disuasi¨®n funcionen con Ir¨¢n".
a) Israel, b) Egipto, c) Estados Unidos, d) Emiratos ?rabes Unidos.
La respuesta correcta a ambas preguntas es la d. Quien as¨ª se ha expresado es Yousef Al Otaiba, el embajador de los Emiratos ?rabes Unidos en Estados Unidos.
Al Otaiba no es un diplom¨¢tico m¨¢s. Antes de su nombramiento en Washington fue, durante siete a?os, el director de Asuntos Internacionales de la corte del emir de Abu Dabi y consejero principal del jeque Mohamed bin Zayed Al Nahyan, el pr¨ªncipe heredero de Abu Dabi, quien tambi¨¦n es el vice-comandante supremo de las Fuerzas Armadas de los Emiratos ?rabes Unidos. Si bien Al Otaiba la expresa m¨¢s p¨²blicamente que otros, la posici¨®n de su pa¨ªs con respecto a Ir¨¢n tambi¨¦n es compartida por un gran n¨²mero de naciones ¨¢rabes. Un alto funcionario del Gobierno saud¨ª me confirm¨® hace unos meses en Riad que, para su pa¨ªs, la posibilidad de un Ir¨¢n con bombas at¨®micas es una amenaza vital. Similares sentimientos son f¨¢cilmente detectables en los c¨ªrculos gubernamentales de Egipto, Jordania y otros pa¨ªses de Oriente Pr¨®ximo.
Ir¨¢n defiende sus ambiciones nucleares con dos argumentos. El primero es que su programa tiene fines pac¨ªficos y que no pretende desarrollar armas at¨®micas. El problema es que el ¨²nico que parece creerse esto es el presidente de Brasil, Luiz In¨¢cio Lula da Silva. Ni siquiera pa¨ªses con enormes intereses en mantener relaciones armoniosas con Ir¨¢n le creen, y por ello han decidido imponerle severas sanciones econ¨®micas para forzar al Gobierno a que abandone sus planes. Seg¨²n Dmitri Medv¨¦dev, el presidente de Rusia, "es obvio que Ir¨¢n est¨¢ cerca de alcanzar el potencial para crear armas nucleares? Ir¨¢n se est¨¢ comportando de una manera que est¨¢ lejos de ser la mejor".
La segunda l¨ªnea de defensa de Ir¨¢n es denunciar la hipocres¨ªa de un mundo donde a Israel se le deja tener bombas at¨®micas y a sus vecinos no. Tienen raz¨®n. Pero la hipocres¨ªa y el doble rasero son preferibles a un mundo donde todas las naciones que lo deseen puedan tener armas nucleares. En un mundo ideal ning¨²n pa¨ªs deber¨ªa tener bombas at¨®micas. Pero en el mundo real, cuantos menos pa¨ªses las tengan mejor estaremos todos. Adem¨¢s, Israel nunca ha definido como uno de sus objetivos estrat¨¦gicos el acabar con sus pa¨ªses vecinos o "echarlos al mar", tal como repetidamente ha planteado Mahmud Ahmadineyad refiri¨¦ndose a los israel¨ªes. Pero la debilidad m¨¢s grave del argumento de Teher¨¢n es que son los dem¨¢s pa¨ªses ¨¢rabes quienes no tolerar¨ªan pasivamente un Ir¨¢n nuclear. La gran paradoja de todo esto es que, durante d¨¦cadas, el mundo ¨¢rabe sun¨ª ha estado dispuesto a convivir con Israel como potencia nuclear sin que ello los haya impulsado a tener su propia bomba. En cambio, les resulta una amenaza inaceptable que sean sus correligionarios chi¨ªes de Ir¨¢n quienes tengan armas nucleares.
El peligro, por tanto, no es solo que Ir¨¢n posea bombas at¨®micas, sino que ello disparar¨ªa una carrera nuclear en una de las regiones m¨¢s explosivas, pol¨ªticamente y militarmente, del planeta.
Impedir que Ir¨¢n tenga bombas at¨®micas es importante. Impedirlo sin necesidad de recurrir al uso de la fuerza es tambi¨¦n muy importante. Por eso el ¨¦xito de las sanciones econ¨®micas a la hora de disuadir al Gobierno de Ir¨¢n de que contin¨²e en su senda suicida es esencial para el mundo entero. Estas sanciones son imperfectas, engorrosas, burocr¨¢ticas y pueden suscitar desd¨¦n. Pero su fracaso desencadenar¨ªa una tragedia inimaginable.
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