De 56.000 a 1,5 millones de manifestantes
DEFENSORA DEL LECTOR. La edici¨®n digital de EL PA?S ofreci¨® durante horas como ¨²nica cifra de asistentes a la manifestaci¨®n de Barcelona la facilitada por Efe, muy alejada de su propia valoraci¨®n
N¨²ria Foj se llev¨® una muy desagradable sorpresa. Seg¨²n explica a la Defensora, el domingo 11 de julio ley¨® la versi¨®n que la edici¨®n digital de EL PA?S daba de la multitudinaria manifestaci¨®n celebrada en Barcelona la tarde anterior en contra de los recortes que ha sufrido el Estatuto catal¨¢n. Hab¨ªa sido un¨¢nimemente considerada la mayor manifestaci¨®n celebrada nunca en Catalu?a, y sin embargo, la portada de la edici¨®n digital acotaba el n¨²mero de manifestantes en "56.000, seg¨²n las estimaciones de Lynce para Efe". La cifra quedaba muy lejos de los 1,5 millones estimados por los organizadores y de los 1,2 millones de la Guardia Urbana. Y muy lejos tambi¨¦n de los 445.000 que hab¨ªa calculado el propio diario, seg¨²n pod¨ªa leerse en su edici¨®n impresa. Ninguna de estas cifras aparec¨ªa en esa informaci¨®n. ?Por qu¨¦, si el diario hab¨ªa hecho su propia estimaci¨®n, daba por buena, como ¨²nica cifra y destacada en el subt¨ªtulo, la facilitada por Efe, tan alejada adem¨¢s de la suya?
EL PA?S no debi¨® ofrecer el dato de Efe por delante de su propia estimaci¨®n
La cuesti¨®n no es menor, porque esa versi¨®n es la que pod¨ªa consultarse desde cualquier parte del mundo y contrastaba con las versiones que hab¨ªan dado otros medios, incluidos algunos extranjeros como la BBC, Der Spiegel o The Washington Post, cuyos enlaces me envi¨® N¨²ria Foj para que viera que todos ellos daban por buena la cifra de la Guardia Urbana. Durante toda la ma?ana fueron llegando cartas de protesta. Todas, menos una, eran de personas que hab¨ªan asistido a la manifestaci¨®n y todas encontraban rid¨ªcula la cifra de 56.000: "Es decir, ?que toda la gente que asisti¨®, entre los que me contaba, solo ocupar¨ªa la mitad de los asientos del campo del Bar?a? Floja entrada", ironizaba Albert Costa. Para ?ngels Cabello, la cifra chocaba con la evidencia de las im¨¢genes que todos hab¨ªan podido ver por televisi¨®n. Josep Serra, Josep Pomar y Ferriol Soria advert¨ªan del descr¨¦dito en que ca¨ªa el diario, mientras Luis Ozores, Jorge Garc¨ªa Santos, Llu¨ªs Riera Masgrau, Marc Capdevila o Pilar Botaya interpretaban el hecho de que se hubieran ocultado las otras estimaciones como una manipulaci¨®n destinada a minimizar el impacto de la protesta.
Las manifestaciones se convocan para hacer una demostraci¨®n p¨²blica de fuerza, por eso es tan importante el dato de participaci¨®n. Cuando re¨²nen a unos pocos cientos o miles de personas, el recuento no ofrece problemas pero cuando supera el list¨®n de las decenas de miles, el c¨®mputo se complica, y no digamos si la cifra se eleva a cientos de miles. Convendr¨¢n conmigo que reunir a m¨¢s de un mill¨®n de personas es algo muy, pero que muy dif¨ªcil. Y sin embargo, varias veces nos hemos encontrado ya con recuentos que hablan de uno y hasta dos millones.Se trata de cifras evidentemente exageradas, fruto de una din¨¢mica en la que los organizadores tienden a hinchar el n¨²mero de asistentes y los interpelados, a minimizarlo. Para evitar la desinformaci¨®n que esta guerra de cifras comporta, EL PA?S decidi¨® que "en las grandes manifestaciones, el peri¨®dico ofrecer¨¢ un c¨¢lculo propio, pero siempre explicando el mecanismo utilizado (preferentemente el espacio ocupado por los manifestantes, multiplicado por una media de personas por metro cuadrado)". Y "aportar tambi¨¦n los c¨¢lculos de los organizadores y la polic¨ªa, a ser posible con la f¨®rmula que han empleado" (art¨ªculo 2.51 del Libro de Estilo).
As¨ª se ha hecho en las grandes manifestaciones y as¨ª se hizo tambi¨¦n en la de Barcelona. El subdirector Tom¨¢s Delcl¨®s explica el dispositivo: "La manifestaci¨®n fue cubierta por cuatro fot¨®grafos y seis redactores, a los que se a?adieron otros dos periodistas con la misi¨®n espec¨ªfica de delimitar, a partir de su propia observaci¨®n y de los datos que les daban sus compa?eros, el per¨ªmetro total y la densidad de cada zona. A las 19.30 dispon¨ªamos de un mapa con sus densidades, que oscilaban entre una y cuatro personas por metro cuadrado".
?Por qu¨¦, despu¨¦s de hacer este considerable esfuerzo, se puso en la portada de la edici¨®n digital la cifra de otra fuente, que result¨® ser adem¨¢s la m¨¢s baja de todas las estimaciones? Seg¨²n las explicaciones proporcionadas por Jan Mart¨ªnez Ahrens, subdirector de la edici¨®n dominical, y Borja Echevarr¨ªa, subdirector de la edici¨®n digital, los hechos ocurrieron as¨ª: una vez cerrada la edici¨®n impresa, en la que figuraba el mapa elaborado por EL PA?S y las dem¨¢s estimaciones de participaci¨®n, se encarg¨® al equipo de guardia que estuviera atento a la cifra de participaci¨®n que enviara Efe, para incorporarla.
Esta agencia ha acometido el loable esfuerzo de objetivar la cifra de asistentes, y para eso ha contratado los servicios de la empresa Lynce. Javier Tovar, responsable de la secci¨®n de Nacional de Efe, explic¨® a la Defensora que el c¨¢lculo se hace aplicando un sistema inform¨¢tico capaz de contar, uno por uno, los manifestantes que aparecen en fotograf¨ªas de alta resoluci¨®n obtenidas por medios a¨¦reos. Este procedimiento se ha utilizado ya en 10 ocasiones, y en todos los casos sus conclusiones han sido objeto de pol¨¦mica, pero Javier Tovar defiende el m¨¦todo y recuerda que Lynce ha explicado con detalle c¨®mo ha obtenido su cifra, cosa que no han hecho ni los organizadores ni la Guardia Urbana.
La Guardia Urbana s¨ª ha explicado a la Defensora el m¨¦todo que utiliz¨® en la manifestaci¨®n de Barcelona. Es muy parecido al utilizado por EL PA?S, aunque no ha concretado las densidades dadas a cada zona. Visto el material proporcionado por Efe, la Defensora no reconoce en ¨¦l la manifestaci¨®n a la que ella misma asisti¨®. Creo que el problema radica en que el recuento se hizo con im¨¢genes tomadas a las 20.30, cuando la manifestaci¨®n hab¨ªa sido ya disuelta. Por eso estima 0,7 participantes por metro cuadrado all¨ª donde EL PA?S estima dos o tres. Teniendo en cuenta que la concentraci¨®n comenz¨® a formarse a las 17.30, a esa hora muchos se hab¨ªan ido ya, despu¨¦s de estar m¨¢s de dos horas casi sin poder avanzar.
En cualquier caso, EL PA?S no debi¨® ofrecer el dato de Efe por delante de su propia valoraci¨®n, algo que Mart¨ªnez Ahrens atribuye a un error. "La cifra de Efe lleg¨® a las 0.31 y se incluy¨® en la pieza de apertura de la edici¨®n digital, en la que ya figuraban los datos de participaci¨®n de la Guardia Urbana y de los organizadores. El problema surgi¨® al volcar de madrugada en la edici¨®n digital la versi¨®n del diario impreso, que conten¨ªa los datos de participaci¨®n en una pieza aparte que se volc¨® una hora despu¨¦s en la secci¨®n de Espa?a. El error en la pieza principal no fue advertido hasta la ma?ana siguiente y se subsan¨® nada m¨¢s conocerse: se dio la cifra de nuestro c¨¢lculo en el subt¨ªtulo y se enlaz¨® con la pieza espec¨ªfica de los datos".
Esta explicaci¨®n no justifica, sin embargo, la decisi¨®n de la noche anterior de llevar al subt¨ªtulo la cifra m¨¢s baja y m¨¢s pol¨¦mica de participantes. Creo que se debe a unas rutinas profesionales que la Defensora ya ha observado en otros casos y que causan gran malestar en redactores y corresponsales: la inclusi¨®n, en la edici¨®n digital, de cambios que alteran significativamente la interpretaci¨®n de las cr¨®nicas que ellos han elaborado, bien con titulares que no se ajustan al contenido, bien a?adiendo datos, casi siempre de agencia, que no han sido consultados con el redactor.
En este caso, la informaci¨®n con el dato de Efe en el titular se cambi¨® a media ma?ana del domingo a instancias de Miquel Noguer, el periodista que la firmaba, quien alert¨® de que el enfoque no era el correcto, tras encontrar en el buz¨®n de su tel¨¦fono mensajes en los que se le recriminaba la versi¨®n que firmaba. Creo que el diario ha de dar siempre mayor credibilidad a sus periodistas que a otras fuentes y en caso de observar contradicci¨®n, se ha de consultar al redactor o al corresponsal. En todo caso, cualquier modificaci¨®n significativa debe consultarse siempre con el autor.
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