Guatemala africana
Cuando pensamos en el terrible azote del hambre en la infancia, nos vienen a la mente im¨¢genes de ni?os y ni?as africanos. Y es que los pa¨ªses con mayores ¨ªndices de desnutrici¨®n infantil en el mundo son Burundi, Tanzania, Zambia... y Guatemala. Cuesta comprender c¨®mo es posible que uno de cada dos guatemaltecos menores de cinco a?os sufra desnutrici¨®n cr¨®nica. M¨¢s de un mill¨®n de ni?os y ni?as que se acuesta con hambre cada d¨ªa. Cuesta comprenderlo porque la comida no escasea en Guatemala... para quien pueda pagarla.
El hambre no cesa de crecer en Guatemala, desde un 14% en 1990 hasta el 16%, seg¨²n los datos m¨¢s recientes (2004-2006). La proporci¨®n actual probablemente es significativamente mayor, por la subida del precio de los alimentos en 2007-2008, la crisis econ¨®mica global, las intensas sequ¨ªas y la tormenta tropical Agatha. El rostro del hambre en Guatemala tiene un perfil claro: mujer productora, comunidad campesina, poblaci¨®n ind¨ªgena.
La comunidad internacional ha aumentado estos a?os la ayuda humanitaria, y est¨¢ bien. Pero hay que atacar a la vez las causas estructurales que provocan el hambre y la pobreza. El 80% del terreno cultivable est¨¢ en manos de solo el 8% de los productores, lo que convierte a Guatemala en el segundo pa¨ªs del mundo con mayor inequidad en la tenencia de la tierra. En 2006 la aprobaci¨®n del acuerdo de libre comercio con EE UU supuso la eliminaci¨®n de los aranceles a los cereales procedentes de EE UU, lo que oblig¨® a los campesinos locales a competir con un ma¨ªz subsidiado en origen, y termin¨® desmantelando la producci¨®n familiar de granos b¨¢sicos y multiplicando la dependencia alimentaria del pa¨ªs.
El Gobierno espa?ol -el mayor pa¨ªs donante a Guatemala desde 2006- tiene una responsabilidad clara ante esta situaci¨®n. Un reto pendiente de la cooperaci¨®n espa?ola es la atenci¨®n a los grupos vulnerables que cultivan en zonas marginales o sin propiedad legal de la tierra. Normalmente, mujeres que practican agricultura de subsistencia que suelen quedar excluidas de los programas de desarrollo econ¨®mico. Pero un reto m¨¢s importante a¨²n es ayudar a que se consagre el derecho a la alimentaci¨®n. El Gobierno guatemalteco lleva a?os sin ser capaz de enfrentar los poderes locales que se oponen a una ley de desarrollo rural integral. Sin ella, la cooperaci¨®n basada en la entrega de semillas y fertilizantes no pondr¨¢ freno a la crisis alimentaria guatemalteca, que no es un problema t¨¦cnico, sino pol¨ªtico. La sociedad civil organizada en la campa?a Vamos al grano exige justicia econ¨®mica. ?Qu¨¦ ofrece la cooperaci¨®n espa?ola?.
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