Odio contra un beso
Una pareja de lesbianas denuncia una agresi¨®n hom¨®foba en un restaurante - Aseguran que un hombre las insult¨® y que golpe¨® en la cara a una de ellas
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Montse y Marta llevan un mes saliendo juntas. El 14 de julio, un mi¨¦rcoles por la noche, fueron al restaurante Jos¨¦ Luis a tomar unas tapas y charlar de sus cosas. Hablaban y se daban alg¨²n beso, "alg¨²n arrumaco", dice Marta (que igual que su pareja no quiere desvelar su identidad). Raz¨®n suficiente para que un se?or que estaba en la mesa de al lado, al abandonar el local, se permitiese darles su opini¨®n sobre lo que hac¨ªan: "Sois unas enfermas y tortilleras, iros a vuestra casa, bolleras de mierda". Una de ellas, Marta, incluso afirma que el individuo que las insult¨®, otro cliente que estaba en el restaurante, le dio a ella un golpe "con la mano abierta en la nariz" cuando le hizo frente.
Una asociaci¨®n gay recibe unas setenta denuncias similares al a?o
Lo han denunciado en una comisar¨ªa y, con el apoyo de la asociaci¨®n gay Cogam, pretenden poner de relieve "no solo que existe gente hom¨®foba", dijo Marta, "sino que hay restaurantes que lo permiten". La mujer, de 44 a?os, sostiene que el encargado del local fue "indiferente" a las agresiones. "Lo ¨²nico que nos dijo es que hab¨ªamos montado un buen pollo", asegur¨® Marta.
Los insultos est¨¢n corroborados por otras dos v¨ªas, el Cuerpo Nacional de Polic¨ªa y el propietario de la cadena de restaurantes Jos¨¦ Luis (10 locales en Madrid). Ninguna de estas dos fuentes dijo nada sobre un golpe. Es la pareja la que sostiene que ocurri¨® esto, y presenta un parte m¨¦dico, aunque advierte de que no fue nada grave en s¨ª. El supuesto agresor se fue del restaurante cuando acab¨® el jaleo y la polic¨ªa no lo pudo identificar cuando la llam¨® la pareja y lleg¨® all¨ª.
"Hubo una agresi¨®n [verbal], pero no muy relevante", inform¨® ayer una portavoz de la polic¨ªa. El relato de Jos¨¦ Luis Ruiz, due?o del restaurante, es m¨¢s detenido, pese a que ¨¦l no estuvo presente. Habl¨® ayer de lo que le contaron los empleados que lo vieron: "Parece ser que al se?or le sent¨® mal la actitud de las se?oras, que se estaban dando besos y cari?o. Les recrimin¨® que se dieran besos y empezaron a discutir, salieron a la calle y ya apareci¨® la polic¨ªa". En todo momento neg¨® que nadie de su local hubiese visto al agresor golpeando a una de las mujeres.
Tampoco acepta Ruiz que se culpe a su encargado de no hacer nada por ayudar a las clientes. "Lo que hizo fue intentar aplacar los ¨¢nimos", resumi¨® el propietario del restaurante Jos¨¦ Luis. Su versi¨®n se opone a la de Marta, que asegura que le dieron el golpe en la nariz dentro del lugar, a la vista de todo el mundo.
La polic¨ªa no determin¨® si ocurri¨® una cosa u otra. Del agresor tampoco tiene informaci¨®n. Marta lo defini¨® como "un hombre de unos 65 a?os" y dijo que iba acompa?ado por "una se?ora" que podr¨ªa ser su esposa -"t¨ªpico matrimonio ultraconservador espa?ol", defini¨® Marta-.
La pareja cree que la agresi¨®n va a quedar impune, ya que no hay rastro del individuo que se tom¨® la justicia por su mano al ver besarse a dos mujeres, pero quiere que sirva como ejemplo de lo que ocurre y no deber¨ªa ocurrir. A partir de ah¨ª, prefieren mantenerse en el anonimato. Marta -"Marta a secas", se presenta- explica que es la directora de una empresa "con clientes importantes", y prefiere que su nombre no est¨¦ expl¨ªcitamente en medio del caso. Su pareja, Montse, inform¨¢tica de 39 a?os, tampoco quiso dar sus apellidos ni aparecer en una fotograf¨ªa en la prensa.
Para Cogam no se trata de un caso de homofobia circunstancial. Un portavoz de la asociaci¨®n, Ra¨²l Garc¨ªa, coment¨® a este peri¨®dico que cada a?o su asociaci¨®n recibe "entre 65 y 70" denuncias de esta clase. Sin embargo, pocas de ellas acaban saliendo a la luz, por la precauci¨®n de los afectados, que consideran que la soluci¨®n puede ser peor que el problema, es decir, que sus familias o sus compa?eros de trabajo sepan de su sexualidad, cosa que les da miedo. "Solo un 11% dan el ¨²ltimo paso de denunciarlo p¨²blicamente", informa Garc¨ªa.
Actualmente, Cogam trabaja con otros casos, como el de un trabajador de un centro comercial que dej¨® su trabajo por el continuo hostigamiento del servicio de seguridad del centro. La asociaci¨®n cuenta que esta persona advirti¨® a la polic¨ªa dos veces de su situaci¨®n y acab¨® tirando la toalla.
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