De m¨²sica, pecados y poder
Antes de nada, quiero contar un milagro. Se produjo el martes 20 de julio de 2010, bajo una media luna brillante, en la Casa de Campo que por fin ser¨¢ BIC (Bien de Inter¨¦s Cultural). Eso s¨ª es un BIC y no las tauromaquias. El milagro al que me refiero se produjo entre el Escenario Puerta del ?ngel, sobre el que estaba la cantante, compositora, agitadora Patti Smith, y un lugar en las gradas donde una parte de su p¨²blico nos hall¨¢bamos sentados. Ella hablaba, en ingl¨¦s, y nosotros entend¨ªamos absolutamente todo lo que dec¨ªa. Todas y cada una de sus palabras en ingl¨¦s. "Es porque habla el idioma del coraz¨®n", dedujo Iv¨¢n, de Don Sim¨®n y Telefunken, y Ajo, Juan y yo le dimos la raz¨®n, aunque aquello segu¨ªa teniendo tintes milagrosos.
La marcha del Orgullo Gay es un ejemplo de c¨®mo la gente s¨ª puede cambiar las cosas
Resultaba, adem¨¢s, providencial que se produjera el milagro precisamente entonces, porque Patti Smith no solo ofreci¨® un concierto memorable sino que dio un mitin pol¨ªtico y regal¨® consignas vitales de las que no nos perdimos una coma. Si Iv¨¢n el de Telefunken est¨¢ en lo cierto, que yo asegurar¨ªa que s¨ª, dado que domina el ukelele, deduzco por mi parte que el coraz¨®n y el cerebro son dos ¨®rganos que en realidad est¨¢n f¨ªsicamente unidos, sospecho que por alg¨²n tipo de conducto o arteria que pasa, claro est¨¢, por el cuello, y que es el que te provoca tort¨ªcolis cuando tu coraz¨®n no para de pensar o ese dolor agudo en la garganta que se siente cuando el cerebro sufre arritmias. Ella segu¨ªa hablando y nosotros, entendiendo.
Entre canci¨®n y canci¨®n, legendarias, m¨ªticas, magistralmente interpretadas por su voz poderosa y por los m¨²sicos, geniales, de Her Band, Patti Smith nos record¨® nuestra historia reciente, por si a los m¨¢s directamente afectados nos falla la memoria. Con sus palabras inglesas que parec¨ªan de aqu¨ª, se remiti¨® a la muerte de Franco, mencion¨® al asesinado Garc¨ªa Lorca, evoc¨® con emoci¨®n el regreso a Espa?a del Gernika, un cuadro que es emblema del horror de la guerra. Le dio a ese cuadro el valor pict¨®rico que tiene y a su regreso a Espa?a, un car¨¢cter simb¨®lico que la costumbre y las miserias de nuestro imaginario tienden a despreciar. Se ve¨ªa que nos conoce. Y apelaba a la uni¨®n, a la conciencia, para enfrentar toda esta crisis que los que tienen poder nos han tirado encima: "People have the power", insist¨ªa.
Parece que nadie le hab¨ªa contado que el pasado 3 de julio m¨¢s de un mill¨®n de personas salieron a las calles de Madrid para formar parte de la marcha por el Orgullo Gay, una marcha que lleva varios a?os logrando semejantes convocatorias y que en esta edici¨®n ha reivindicado visibilidad para el colectivo transexual, a la cola de la liberaci¨®n identitaria.
La estadounidense universal s¨ª sab¨ªa, sin embargo, que otras tantas personas hab¨ªan salido d¨ªas despu¨¦s a celebrar el triunfo en el Mundial de la selecci¨®n espa?ola de f¨²tbol. Vistiendo sobre su ropa la camiseta con el n¨²mero 9 de La Roja (que, me aclararon, era la de Fernando Torres; ilusionada, yo tuve la esperanza, al preguntarlo, de que fuera la de Carles Puyol, activista antitaurino, pero no, la de Puyol es la 5, ya no lo olvidar¨¦), la gran mujer del punk reflexion¨® sobre esa enorme energ¨ªa que desbord¨® la afici¨®n futbolera, sobre la capacidad inmensa para intervenir en la realidad que posee en potencia tal cantidad de gente.
Era la misma reflexi¨®n que hab¨ªamos hecho al ver esa marea roja y gualda (?una marea que incluso logr¨® que tal exceso de bandera bicolor no produjera una grima irrefrenable!): si toda esa gente saliera tambi¨¦n a la calle para cambiar las cosas, lo lograr¨ªamos. Por eso el Orgullo es un ejemplo: gracias al movimiento de liberaci¨®n gay, Espa?a se convirti¨® en el tercer pa¨ªs del mundo en aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo, con los beneficios que para la vida de tanta gente ha supuesto este avance.
En ello est¨¢bamos, entendiendo el idioma de esa masa que ya no era gris sino roja (roja y gris porque iba del coraz¨®n al cerebro y viceversa), cuando Patti Smith record¨® a Roberto Bola?o, ese gigante literario cuya obra sigue creciendo en importancia a pesar de que la muerte silenci¨® para siempre lo que ten¨ªa por decir, por escribir. Ella, la joven sexagenaria, le cantaba al autor de 2666 y a todos los que hemos ido despidiendo en el misterioso camino de la vida, a todos nuestros muertos (Ajo y yo nos miramos y vimos a Leopoldo Alas).
Entonces me pregunt¨¦ si Bola?o habr¨ªa aparecido en la foto que solo dos d¨ªas antes hab¨ªa publicado este peri¨®dico. Est¨¢ tomada en la plaza de toros de Zacatecas (M¨¦xico) y en ella posan los escritores Elmer Mendoza, Juan Villoro, Antonio Sk¨¢rmeta, Laura Restrepo, Sergio Ram¨ªrez, Fernando Trueba, H¨¦ctor Abad Faciolince, Javier Cercas, Alberto Fuguet y Wendy Guerra. Coinciden en un encuentro en el que hablan de Gabo y de sintaxis, pero no hacen la m¨¢s m¨ªnima alusi¨®n a las espadas de matar que algunos de ellos sostienen, divertidos. Me pregunt¨¦ si Bola?o, que document¨®, con el magno rigor de la ficci¨®n, el feminicidio en Ciudad Ju¨¢rez, aceptar¨ªa esa burla del dolor ajeno. Patti Smith no nada al respecto. Pero, en ese momento, pronunci¨®: "Jesus died for somebody's sins but not mine".
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