La banca siempre gana
Mismo d¨ªa, dos escenarios diferentes: en un extremo del planeta, el presidente Obama presenta su reforma financiera que pone bridas a la actuaci¨®n de este sector en su pa¨ªs e impone controles y transparencia sobre todo tipo de las actividades de pr¨¦stamo e inversi¨®n. Mientras, mucho m¨¢s cerca, el Congreso de los Diputados, aprueba con los votos del PP y del PSOE un precipitado cambio en la regulaci¨®n de las cajas de ahorros que entrega a las manos privadas, al menos el 50% de estas entidades.
Obama, en una regulaci¨®n in¨¦dita para la historia de EE UU, proclama: "El pueblo americano nunca m¨¢s tendr¨¢ que pagar la factura por los errores de Wall Street", mientras que en nuestro escenario de los leones, la vicepresidenta econ¨®mica declara tambi¨¦n con tono solemne que estamos "ante la reforma m¨¢s importante que se ha llevado a cabo en el sector desde el siglo XIX y que servir¨¢ para dar todav¨ªa mayor confianza al sistema financiero espa?ol", sobre el cual se deshizo en elogios.
"Es el manifiesto de un presidente y de un equipo econ¨®mico que conf¨ªan en los recursos del Gobierno para crear las condiciones que eviten una repetici¨®n de la crisis que el sistema financiero [afirma el corresponsal en Washington de EL PA?S]. Es, en definitiva, el manifiesto de un pol¨ªtico que cree en el papel del Estado". Un manifiesto que contrasta con el mensaje evidente del cambio de la regulaci¨®n espa?ola, seg¨²n la cual, solo es productiva, rentable y fiable la iniciativa privada sin el concurso del Estado.
Los bancos en Espa?a no han recibido, en contraposici¨®n con EE UU, la m¨¢s m¨ªnima reprimenda por parte del poder pol¨ªtico. Bien al contrario, han recibido en estos d¨ªas el suculento bocado, ofrecido por el Gobierno en bandeja de plata, de poder hacerse con el control y la actividad de las cajas de ahorros de nuestro pa¨ªs. Un cambio hist¨®rico, sin duda, que supone una expropiaci¨®n de bienes p¨²blicos similar a la entrega a manos privadas de los montes comunales.
La falta de cari?o de la poblaci¨®n hacia sus bienes p¨²blicos y semip¨²blicos est¨¢ muy ligada a la falta de conciencia democr¨¢tica unida a la gesti¨®n lamentable que se ha hecho de gran parte de nuestro patrimonio comunal. No ha habido una sola l¨¢grima por la evidente desaparici¨®n de las cajas de ahorros, que podr¨¢n ceder al completo su negocio financiero a los bancos y mantener solo el cascar¨®n de su obra social. No ha habido una sola l¨ªnea recordando por qu¨¦ nacieron las cajas, cu¨¢l era su papel, por qu¨¦ se considera fundamental su existencia para el desarrollo de las comunidades aut¨®nomas y por qu¨¦ Andaluc¨ªa, m¨¢s que ninguna otra, necesita un sector financiero de esta naturaleza. Bastar¨ªa recordar que las cajas -hasta la entrada en vigor de esta nueva ley- no reparten beneficios privados, y tienen la obligaci¨®n de dedicar a fines sociales al menos el 33% de sus ganancias, m¨¢s un 18% establecido para la obra social, lo que supone un enorme flujo de capital que debe invertirse en el territorio al que pertenecen.
En este panorama, la venta de Cajasur al mejor postor no deja de ser un expolio para la comunidad aut¨®noma de Andaluc¨ªa. Debemos este tremendo desprop¨®sito a las enloquecidas fobias ideol¨®gicas de la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica cordobesa pero tambi¨¦n al Banco de Espa?a, convertido en una especie de tribunal supremo sin apelaci¨®n, ante el que nada valen las razones sociales ni el equilibrio territorial.
Tampoco se hubiera consumado el expolio si, el Gobierno central hubiera respetado las competencias andaluzas en materia de cajas de ahorros y hubiese escuchado a la comunidad aut¨®noma, en vez de beneficiar la l¨®gica bancaria y la deslocalizaci¨®n de las cajas. Por todo esto Cajasur ha sido adjudicada al BBK por el m¨¦todo de subasta, como si de un casino se tratara. Ya se sabe, que en el juego de la ruleta, la banca siempre gana. Andaluc¨ªa pierde.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.