105 detenidos al caer una amplia red de prostituci¨®n
Llevaban unos 15 a?os funcionando en la capital y se mov¨ªan sobre todo en pisos de lujo del distrito de Chamart¨ªn. Ofrec¨ªan servicios de contactos y masajes en lugares discretos, vigilados y sin ning¨²n cartel exterior. Se trata de una de las organizaciones de explotaci¨®n de mujeres m¨¢s grande de la capital, que ahora ha sido desarticulada por los investigadores de la Jefatura Superior de Polic¨ªa de Madrid tras siete meses de trabajo.
En la llamada Operaci¨®n Afrodita han sido detenidas 105 personas, de las que 10 ya han ingresado en prisi¨®n. Para ella trabajaban 350 mujeres que eran obligadas a prostituirse. Tambi¨¦n se han registrado 36 inmuebles de forma simult¨¢nea y se han intervenido 15 empresas que eran utilizadas por la organizaci¨®n delictiva para blanquear el dinero de la organizaci¨®n. Esta cosechaba hasta 700.000 euros al mes.
Las prostitutas viv¨ªan hacinadas en peque?as habitaciones
Los agentes entraron de manera simult¨¢nea en 36 pisos el lunes
Las investigaciones comenzaron en enero cuando los agentes de la Brigada Provincial de Extranjer¨ªa comprobaron que hab¨ªa una serie de tel¨¦fonos que se repet¨ªan de forma constante en las p¨¢ginas de contactos de determinados peri¨®dicos. Esta es la segunda operaci¨®n contra la prostituci¨®n en este mes en la que las pesquisas comenzaron por anuncios en prensa, coincidiendo con la campa?a del Ejecutivo central para prohibir este tipo de publicidad en los peri¨®dicos.Los agentes empezaron a localizar los pisos relacionados con los anuncios de contactos. En su mayor¨ªa se concentraban en los alrededores de la avenida de Ram¨®n y Cajal. Al frente del entramado estaba el saud¨ª nacionalizado espa?ol Kas Saleh A. K., que reside en Madrid desde 1999. Adem¨¢s de importantes posesiones en Marbella (M¨¢laga), Kas Saleh es propietario de un enorme chal¨¦ en la zona de Puerta de Hierro, desde el que dirig¨ªa todas las operaciones.
Las mujeres explotadas por la red eran distribuidas por los diferentes pisos que ten¨ªa la organizaci¨®n, que contaba con una clar¨ªsima estructura piramidal. Adem¨¢s del jefe m¨¢ximo, hab¨ªa un director general que se encargaba de las decisiones operativas y del control de todo el entramado. Tambi¨¦n hab¨ªa un director operativo que llevaba la gesti¨®n del personal y el trabajo en los pisos. Le segu¨ªan en la pir¨¢mide las encargadas de cada una de las viviendas, las telefonistas y recepcionistas con funciones de informaci¨®n, facturaci¨®n y trato con clientes y prostitutas, adem¨¢s de personal de administraci¨®n, facturaci¨®n, publicidad y gastos corrientes, seg¨²n informaron fuentes de la investigaci¨®n. Todos ellos recib¨ªan el apoyo de personal auxiliar como trabajadores de mantenimiento, inform¨¢tica, seguridad y mensajer¨ªa.
Las mujeres prostituidas resid¨ªan en los pisos controladas por las responsables de cada vivienda. Permanec¨ªan hacinadas las 24 horas del d¨ªa en peque?os cuartos interiores y con escasas condiciones de salubridad. El lujo que la organizaci¨®n ofrec¨ªa a los clientes contrastaba con las condiciones en las que viv¨ªan las prostitutas. Dorm¨ªan en literas en un peque?o cuarto trastero junto a una salita repleta de taquillas y en la que hab¨ªa una televisi¨®n y unos sof¨¢s deteriorados. Era en esta estancia donde se cambiaban de ropa y esperaban que se les asignase cliente.
El precio del servicio no bajaba nunca de los 150 euros. La encargada de repartir los servicios era la mujer que vigilaba los pisos. Recib¨ªa las llamadas de los eventuales clientes y les indicaba el lugar al que deb¨ªan dirigirse para el encuentro y los precios de los servicios. Tambi¨¦n les daba informaci¨®n de las mujeres. "Los encargados de la vigilancia las proteg¨ªan a la vez que evitaban que nadie entrara ni se hiciera con la recaudaci¨®n. Todos ellos estaban sin contrato de trabajo y en su mayor¨ªa eran extranjeros en situaci¨®n irregular", explic¨® el responsable de las investigaciones, el inspector Miguel ?ngel G¨®mez.
Las prostitutas ten¨ªan que depositar al final de su jornada el dinero que hab¨ªan conseguido en la caja fuerte del establecimiento. Otra opci¨®n consist¨ªa en ingresar el dinero en las cuentas bancarias de la organizaci¨®n. Para conseguir clientes, la red tambi¨¦n hab¨ªa contactado con recepcionistas de hoteles y taxistas a los que daba 50 euros por cada cliente que llevaban a sus centros. Los jefes tambi¨¦n ofrec¨ªan los servicios de las mujeres para fiestas de lujo y encuentros de alto poder adquisitivo.
Las detenciones se produjeron de manera conjunta el pasado lunes bajo la supervisi¨®n del juzgado de instrucci¨®n n¨²mero 30 de plaza de Castilla. Unos 150 agentes entraron simult¨¢neamente en 36 pisos y domicilios, lo que permiti¨® el arresto de los 105 integrantes de la organizaci¨®n. Las 350 mujeres que trabajaban para ellos eran de 13 nacionalidades distintas, en su mayor¨ªa de origen sudamericano. Ninguna se ha acogido a la posibilidad de conseguir la nacionalidad en caso de denunciar a la organizaci¨®n, seg¨²n inform¨® la delegada del Gobierno en Madrid, Amparo Valcarce, que ayer dio los datos de la investigaci¨®n junto con el jefe superior de Polic¨ªa, Carlos Rubio.
La Operaci¨®n Afrodita a¨²n no ha terminado. Los especialistas de investigaci¨®n patrimonial de la Comisar¨ªa General de Extranjer¨ªa y Fronteras estudiar¨¢n la documentaci¨®n decomisada. Sobre todo, analizar¨¢n la trama de las 15 sociedades interpuestas que hab¨ªa en la organizaci¨®n para blanquear el dinero. La c¨²pula de la organizaci¨®n colocaba como administradores y apoderados de estas sociedades a telefonistas y encargados de los pisos. Los administradores cobraban unos 500 euros al mes, mientras que los apoderados ten¨ªan que conformarse con 200. Muchas veces desconoc¨ªan el nombre de las empresas de las que eran titulares. "Todos los pisos han sido precintados y las cuentas bancarias de las sociedades y de los detenidos bloqueadas", explic¨® el inspector de la Comisar¨ªa General de Extranjer¨ªa, Jos¨¦ Manuel Pina.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.