Conejitas anticrisis
Envidio con toda la sa?a las vacaciones de los maestros. Los acad¨¦micos ya son la repanocha: ocho horas de clase semanales, tres meses de asueto y, para colmo, la posibilidad de pasarse el d¨ªa viendo f¨²tbol o porno en el despacho sin que nadie les considere vagos o degenerados. La ¨²nica condici¨®n es escribir algo ininteligible al respecto que contenga una docena de ecuaciones. Ignacio Palacios-Huerta, economista espa?ol de la Universidad de Brown, vision¨® cientos de partidos para determinar que los futbolistas suelen tirar los penaltis hacia su lado natural, a derecha o izquierda seg¨²n sean diestros o zurdos. No conozco a Terry Pettijohn, profesor en Carolina, pero tiene que ser uno de los grandes: analiz¨® las portadas de Playboy de los ¨²ltimos 40 a?os para comprobar que en tiempos de bonanza la conejita del mes suele ser una cuasiadolescente con m¨¢s curvas que las botellas de Coca-Cola. Y en recesi¨®n, una mujer menos sinuosa y algo mayor. Austeridad para las crisis, exuberancia para los booms: eso vale para Playboy y para el mism¨ªsimo Ministerio de Econom¨ªa.
Siempre hubo indicadores bizarros para predecir el rumbo de esa sucia palabra de ocho letras, econom¨ªa. El ¨ªdolo ca¨ªdo Alan Greenspan dec¨ªa, sin citar fuentes, que las ventas de calzoncillos bajan en ¨¦pocas de vacas flacas: Abanderado ha cerrado en Matar¨®. En cambio, en crisis repuntan las barras de labios rojo pasi¨®n. Y el definitivo: la demanda de jam¨®n ib¨¦rico que corta como un violinista mi amigo Santi en su bar de Cambrils sigue con precisi¨®n absoluta los vaivenes del ciclo. El oficio conduce al periodista a hacer trabajo de campo. Y s¨ª. Puede que los brotes verdes existan. Compru¨¦benlo. Vayan a los bares. Y al quiosco.
Pero cuidado, la vocaci¨®n prof¨¦tica de los economistas es la historia de un desastre. "En pocos meses la Bolsa estar¨¢ a¨²n m¨¢s arriba", pronostic¨® uno de los grandes, Irving Fisher, dos semanas antes del martes negro que fragu¨® la Gran Depresi¨®n. En 1973, el economista m¨¢s influyente (para mal) de los ¨²ltimos 50 a?os, Milton Friedman, vaticin¨® que la crisis del petr¨®leo ser¨ªa corta, que se romper¨ªa la OPEP y que los precios se desplomar¨ªan: un lince, el t¨ªo. En fin, la econom¨ªa (y puede que el periodismo) es una gran ciencia forense, capaz de buscar explicaciones para los fen¨®menos que se han producido, capaz de averiguar de qu¨¦ ha muerto el enfermo. Otra cosa es curarlo. En esas estamos. En vista del ¨¦xito, no es extra?o que haya quien recurra a la medicina alternativa. O quien examine con ojo cl¨ªnico el ¨²ltimo Playboy.
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