Los feroces amigos de F¨¦lix
Paisajes donde el naturalista Rodr¨ªguez de la Fuente grab¨® episodios de la serie 'El hombre y la Tierra'
Se cumplen 30 a?os de la desaparici¨®n del naturalista que mostr¨® por primera vez a los espa?oles la belleza y los valores de la naturaleza de su pa¨ªs. Con sus luces y sombras, F¨¦lix Rodr¨ªguez de la Fuente fue el m¨¢s importante divulgador de la naturaleza espa?ol y uno de los pioneros en su defensa: "Es preciso respetar nuestro entorno a nivel individual, necesitamos cuidar la tierra porque se nos est¨¢ muriendo. Cada planta, cada animal, incluso cada complejo minero, cada paisaje, tienen su raz¨®n de ser. No est¨¢n a nuestro alcance por puro azar o capricho, sino que forman parte de nosotros mismos... el hombre es un poema tejido con la niebla del amanecer, con el color de las flores, con el canto de los p¨¢jaros, con el aullido del lobo o el rugido del le¨®n. El hombre se acabar¨¢ cuando se acabe el equilibrio vital del planeta que lo soporta".
Los paisajes y la fauna que nos descubri¨® en los documentales de la serie ib¨¦rica han seguido su camino, y a lo largo de esos 30 a?os casi todos esos parajes han sido protegidos para preservar sus valores naturales.
01 Rincones de la infancia
Naci¨® y muri¨® el mismo d¨ªa, un 14 de marzo (1928-1980), pero a miles de kil¨®metros de distancia. El peque?o pueblo burgal¨¦s de Poza de la Sal fue el primer contacto del naturalista con el entorno que le marcar¨ªa para toda su vida. El p¨¢ramo de Masa, las hoces del r¨ªo Rudr¨®n, el hayedo de Carrales, los ca?ones del r¨ªo Ebro, la Bureba y el puerto del Escudo fueron sus primeros paisajes. Los nueve a?os que tard¨® en comenzar la escuela le hicieron llevar una infancia feliz y asilvestrada en contacto con la naturaleza y las gentes del campo. La mayor¨ªa de esos parajes permanecen casi intactos desde entonces y se enmarcan entre los m¨¢s bellos de la provincia de Burgos.
Un sendero (PR. BU-5) apodado Ra¨ªces de Castilla permite recorrer las sendas y veredas entre Poza de la Sal, O?a y Fr¨ªas descubriendo al viajero la Castilla profunda que conoci¨® el naturalista. Desde el diapiro de Poza de la Sal, donde se conservan los restos de unas antiguas salinas explotadas desde la prehistoria, el camino trasiega los valles encajados de Las Caderechas cubiertos de cerezos, por la sierra de O?a y su pico Pan Perdido, para terminar en las estribaciones de los montes Obarenes y las orillas del Ebro.
Hacia el oeste fueron las rajaduras inh¨®spitas de los cauces del Ebro y el Rudr¨®n, con sus colonias de buitres y grandes rapaces, las que despertaron su curiosidad. Desde el pueblo de Valdelateja se inicia la gran ruta del ca?¨®n del Ebro hacia Cortiguera y Pesquera de Ebro, donde se aprecia el impresionante tajo que socava el r¨ªo sobre las parameras de La Lora. La diversidad bot¨¢nica y la riqueza faun¨ªstica convierten estas gargantas en uno de los espacios naturales de mayor valor ecol¨®gico de la Pen¨ªnsula. La cicatriz del Rudr¨®n se ahonda en sus suelos k¨¢rsticos con paredes que superan desniveles de m¨¢s de 300 metros, en una tortuosa hoz que tiene sus mejores hechuras entre los peque?os pueblos de Hoyos del Tozo y Moradillo del Castillo. La emblem¨¢tica Pe?a Amaya, que se yergue altiva en el coraz¨®n de Las Loras, y el singular pueblo de Orbaneja del Castillo formaron tambi¨¦n parte de los predios infantiles del malogrado naturalista.
A todos estos parajes regresar¨ªa a?os m¨¢s tarde F¨¦lix Rodr¨ªguez de la Fuente, primero como fot¨®grafo para los calendarios del Ministerio de Agricultura y luego como documentalista para las diferentes series que le dieron fama internacional.
02 Las costumbres de la fauna ib¨¦rica
La serie ib¨¦rica de El hombre y la Tierra llev¨® a su director a regresar a algunos de los paisajes de su tierra natal, pero sobre todo a descubrir los rincones m¨¢s salvajes y olvidados de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica. All¨¢ donde la naturaleza continuaba intacta y donde habitaba esa fauna espa?ola que quer¨ªa mostrar al mundo.
Convertido ya en avezado cetrero y experto en la vida y costumbres de las rapaces ib¨¦ricas, una nueva especie entra en su vida cuando Manol¨ªn Gallego, guarda mayor de la Reserva de la Sierra de la Culebra, en Zamora, le regala dos cachorros de lobo ib¨¦rico. Los montes perdidos de estas sierras, a caballo entre Orense, Zamora y la vecina Braganza portuguesa albergan hoy la mayor poblaci¨®n de lobos de Europa occidental. En una c¨¢rcava de las hoces del r¨ªo Dulce, en Pelegrina (Guadalajara), donde un mirador sobre las curvas del r¨ªo recuerda su estancia en el lugar, cri¨® y adiestr¨® una manada de lobos para hacerlos protagonistas de sus documentales. Este fue uno de los campamentos donde prepar¨® muchas de sus escenas m¨¢s famosas.
Las hoces del r¨ªo Riaza, en Montejo de la Vega (Segovia), convertidas en 1975 en la primera reserva privada de Espa?a, fueron el escenario de algunos de los episodios dedicados a los buitres leonados y los alimoches. El b¨²ho real y los halcones peregrinos participaron tambi¨¦n en las cortaduras sorianas del ca?¨®n del r¨ªo Lobos, en los lances de caza m¨¢s espectaculares que se hab¨ªan visto hasta el momento en la televisi¨®n.
En la laguna de La Nava, en Palencia, en las llanuras de la Tierra de Campos, film¨® a los an¨¢tidas y ¨¢nsares comunes que se cobijan en sus aguas durante los inviernos. Y en el cacere?o embalse de Rosario, en la cuenca del r¨ªo Ti¨¦tar, mostr¨® c¨®mo viven las grullas y las cig¨¹e?as negras.
Las faldas del pico Almanzor y las orillas de sus lagunas glaciares, en la sierra de Gredos, fueron uno de los lugares donde el famoso naturalista busc¨® las secuencias de las cabras montesas. Pero, sin duda, los parajes que m¨¢s escenas documentales atesora la filmograf¨ªa de F¨¦lix Rodr¨ªguez de la Fuente fueron los de la sierra de Cazorla. Los llanos de Bujaraiza, en las orillas del pantano del Tranco de Beas, hicieron de campo de batalla en la m¨¢s famosa berrea del ciervo, y las navas de San Pedro, de Pablo, Centeno y Noguera sirvieron de cuadro perfecto para mostrar las sonoras peleas de los machos monteses durante la ¨¦poca de celo. Pero, adem¨¢s, en estos montes jiennenses se rodaron dos de las escenas m¨¢s impactantes de la serie El hombre y la Tierra, la espectacular imagen del ¨¢guila real capturando un chivo de cabra mont¨¦s para llev¨¢rselo en sus garras desde lo alto de los riscos, y la dram¨¢tica persecuci¨®n y caza de los lobos a un mufl¨®n.
Para apreciar las dimensiones y el valor natural del parque, nada mejor que acercarse hasta el centro de interpretaci¨®n de la naturaleza de la Torre del Vinagre, donde puede verse naturalizado al que fuera protagonista de algunos programas de la serie: un imponente macho de cabra mont¨¦s llamado El Mellao.
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