Palomas de 'grand prix'
Las mensajeras gallegas se encuentran entre las m¨¢s veloces de Espa?a
La primera paloma mensajera de la historia fue la que le anunci¨® a No¨¦ el retroceso de las aguas despu¨¦s del diluvio universal o por lo menos, eso es lo que sostiene la tradici¨®n b¨ªblica. Chato nunca cont¨® con la ventaja legendaria de aquella columba livia tocada por el dedo de Dios, pero se gan¨® a pulso el t¨ªtulo de patriarca en el palomar reproductor del socio fundador del club Mensaxeiras de Cambre Fernando de la Fuente. Durante los 20 a?os que repos¨® con su zureo tranquilo en el criadero de Corti?¨¢n (Bergondo), este ejemplar van bruane engendr¨® a una estirpe de primeros premios como Maravillas y Campe¨®n.
"En la mano era poca cosa, quilludo y flaco, pero ten¨ªa un comportamiento feroz con el que defend¨ªa su nido", recuerda De la Fuente orgulloso. Su salvaje instinto protector revelaba el pasado competitivo de este p¨¢jaro intr¨¦pido que en 1989 se escap¨® de las manos de un anciano del norte de Inglaterra y atraves¨® el Atl¨¢ntico hasta la r¨ªa de Betanzos en una vertiginosa suelta (carrera) de la categor¨ªa de fondo.
Un ave ganadora puede alcanzar los 200.000 euros en el mercado asi¨¢tico
El colomb¨®dromo Xacobeo es el ¨²nico espa?ol que acoge una prueba mundial
"Guardo su anilla como un tesoro desde que muri¨®. Este a?o voy a coloc¨¢rsela a un pich¨®n de su descendencia para que le d¨¦ el relevo", cuenta emocionado este delineante coru?¨¦s de 35 a?os que hered¨® de su padre la afici¨®n por las aves. Juntos entrenan, una hora diaria, a las 600 palomas de la finca familiar.
En Galicia existen 300 colomb¨®filos federados y unos 7.000 ejemplares de concurso que se sit¨²an entre los mejores de Espa?a. "Nuestras palomas son fuertes porque est¨¢n acostumbradas a resistir las dif¨ªciles condiciones de la orograf¨ªa y climatolog¨ªa de esta tierra", explica este criador entregado que en junio puso a prueba a sus mensajeras en la suelta internacional entre Espa?a y Portugal. "Mis gallegas volaron mil kil¨®metros para regresar a casa", declara casi paternalmente para dejar patente la val¨ªa de estas aguerridas competidoras, cuya fama ha traspasado fronteras.
El a?o pasado un aficionado chino compr¨® varias aves clasificadas en la ¨²nica final del Grand Prix que se ha celebrado en Espa?a. El escenario de este campeonato del mundo fue el colomb¨®dromo Xacobeo que se encuentra en el Monte do Gozo de Santiago, donde se repetir¨¢ la gesta el pr¨®ximo 31 de julio.
"Los pa¨ªses asi¨¢ticos ya cuentan con casas de apuestas donde los devotos de este deporte se juegan cantidades desorbitadas", asegura. El bote en Taiw¨¢n alcanza los diez millones de euros, un premio sustancioso que m¨¢s de uno ha tratado de asegurarse comprando la paloma estrella. "Todo el mundo apostar¨ªa a favor de un ejemplar belga con pedigr¨ª y un palmar¨¦s despampanante, as¨ª que ha habido pujas de campeonas en las que se han llegado a pagar 200.000 euros", apunta el coru?¨¦s.
Es nuestro pa¨ªs las cifras son mucho m¨¢s modestas. En el tinerfe?o Derby Arona se reparten 250.000 euros todos los ganadores, 50.000 m¨¢s de lo que se ha puesto sobre la mesa en el mercado japon¨¦s por una sola paloma. Eso s¨ª, no se trataba de cualquiera. La merecedora de este derroche puede volar 500 kil¨®metros en siete horas.
Con este dinero en movimiento, a los colomb¨®filos no les ha quedado m¨¢s remedio que tecnificarse al ritmo de los tiempos. Antes, las aves s¨®lo llevaban una anilla de nido con el a?o de nacimiento, el pa¨ªs de procedencia y un n¨²mero que relaciona a la paloma con su propietario pero, para evitar los fraudes en competici¨®n, se les ha a?adido otra con un microchip de control. Cuando el p¨¢jaro se posa en la plataforma electr¨®nica de la base de enceste (meta), se registra autom¨¢ticamente la hora exacta de su llegada. Unos camiones dotados con potentes GPS siguen por carretera la ruta de vuelo de las palomas para completar el sistema de vigilancia.
Eso no impide que los pichones se pierdan. Un ejemplar del palomar de la reina de Inglaterra se desorient¨® hace a?os y, como le pas¨® a Chato a?os despu¨¦s, fue recuperado en Galicia. "Las palomas tienen peque?os cristales de magnetita en el cr¨¢neo que determinan la direcci¨®n del campo magn¨¦tico y les permiten orientarse, pero a veces las condiciones atmosf¨¦ricas juegan en su contra", cuenta De la Fuente, que en cada suelta se queda sin alguna competidora, aunque no siempre se debe a un fallo de su br¨²jula natural. "La mayor¨ªa de las que no regresan, muere en la traves¨ªa por el sobreesfuerzo", comenta el socio fundador del club de Cambre.
Los colomb¨®filos son incansables, como sus palomas. Para ellos no existen vacas flacas ni d¨ªas libres. Sus mensajeras son lo primero. As¨ª ha sido desde que se fund¨® la Real Federaci¨®n Colomb¨®fila Espa?ola en 1894. "La nuestra es la federaci¨®n deportiva m¨¢s antigua del pa¨ªs y tenemos el orgullo de tener como presidente a un gallego, Francisco V¨¢zquez Loureiro", apostilla Fernando de la Fuente.

Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.