Aguas revueltas en las piscinas
Ni?os marginales imponen su ley con robos y agresiones en las instalaciones municipales de Palomeras, las m¨¢s conflictivasDelincuentes que imponen su ley, polic¨ªas de inc¨®gnito y trabajadores desesperados en Palomeras
![Pablo de Llano Neira](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F54da206b-fa41-42c8-82c2-74ee2ad5197f.jpg?auth=a032241d3c2b4915c0391add9de332ed056bbfffaff10a8bc7a2ce230552b1db&width=100&height=100&smart=true)
Con una toalla, un ba?ador y una navaja cualquier ni?o puede hacer amigos en las tardes veraniegas de las piscinas de Palomeras. Estas instalaciones del distrito de Puente de Vallecas son desde hace dos meses el sitio de recreo de pandillas de cr¨ªos marginales. Como todos los ni?os, r¨ªen, juegan y compiten. Pero los juegos aqu¨ª son peculiares. A ver qui¨¦n clava mejor los cuchillos en los ¨¢rboles, cu¨¢l roba m¨¢s carteras o qui¨¦nes son tan atrevidos como para quitarle la porra al vigilante de seguridad y darle con ella.
Lunes por la tarde. La encargada recibe un aviso por un transmisor. "Ah, vale". Cuando acaba descuelga el tel¨¦fono, tranquila, para llamar a la polic¨ªa.
-Hola, soy de la piscina de Palomeras, se acaban de ir los secretas, pero ahora hay una pelea en la piscina infantil.
"Tienen la ley de la calle en la cabeza, son chavales peligrosos"
-S¨ª... no, no s¨¦ el n¨²mero de personas que se est¨¢n peleando.
La normalidad con que combinan aqu¨ª las palabras secretas (agentes de paisano) y piscina infantil tiene su explicaci¨®n. Este verano Palomeras est¨¢ atrayendo a ni?os conflictivos de zonas como la Ca?ada Real, Entrev¨ªas o El Ruedo, porque otras piscinas p¨²blicas del sureste de Madrid est¨¢n cerradas. "Aqu¨ª siempre ha habido problemas, pero este a?o no abren las de La Elipa y Entrev¨ªas y viene todo aqu¨ª", dice Carmen, una empleada.
?Qu¨¦ se viene? "Maleza", dice.
El adjetivo que usa Carmen es feo, como sus circunstancias. El 14 de julio una chiquilla le atiz¨® con un cintur¨®n. A¨²n tiene el brazo hinchado. A ella y a su compa?era Paloma les tiraron del pelo, les dieron patadas, bofetones. "Si no llega a ser por dos familias gitanas que nos defendieron, no s¨¦ qu¨¦ hubiera pasado", recuerda Paloma. Los agresores eran cinco ni?os que quer¨ªan pasar sin pagar los 2,65 euros que cuesta la entrada a los peque?os. Los problemas empiezan despu¨¦s de comer. Sobre las cuatro de la tarde, hora a la que muchos vecinos, prudentemente, ya se han retirado. Grupitos de chiquillos maleantes bajan en ba?ador por la cuesta que lleva a la entrada principal de Palomeras, merodean un poco y enseguida trepan por las vallas.
Los tres vigilantes de seguridad privada que hay se ocupan ¨²nicamente de impedir que se cuelen los ni?os. Complicado. Primero, porque el per¨ªmetro de vallas mide un kil¨®metro; segundo, porque est¨¢n a punto de tirar la toalla, si no la han tirado ya, cansados de luchar con menores a los que solo pueden poner en la calle y esperar a que salten otra vez.
Una vez dentro, a darse un ba?o y buscar algo que robar. Los empleados cuentan que el procedimiento es sencillo: localizan ropa, una mochila o cualquier cosa de valor, la agarran, van junto a la valla, un silbido y lanzan el bot¨ªn a la calle, donde la recoge un compinche en coche o en moto, que espera a que el ratero salga trepando y se escapa con ¨¦l. "Bueno, este fin de semana hubo una novedad; ahora tambi¨¦n usan un palo de dos metros con un gancho, para robar desde fuera", ampl¨ªa otro operario, Miguel ?ngel Dalde.
Para los ni?os los guardias de seguridad son transparentes. En el mejor de los casos. El 7 de junio le quitaron la porra a un vigilante que intentaba impedir que se colasen y lo golpearon. Ya no trabaja en Palomeras. Con siete a?os en el oficio, reconoc¨ªa, guardando su identidad, que pas¨® miedo. "Ves la cara de un menor y la mente de un adulto. Tienen la ley de la calle en la cabeza, son chavales peligrosos". El 23 de mayo, ara?aron y golpearon a una trabajadora porque les recrimin¨® que fumasen en el vestuario. No puso denuncia por temor a las represalias.
Un BMW M5 es un coche deportivo de lujo. El coche, seg¨²n unos chicos del barrio, en el que se mueve un ni?o de 12 a?os de la colonia San Diego, un humilde conjunto de edificios de Vallecas. "Ah, el ni?o ese tan conflictivo que est¨¢ aqu¨ª todos los putos d¨ªas...", dice una empleada. "Viene con un fajo as¨ª de billetes y te suelta: 'Mira, ?ves esto?; pues voy a pasar gratis".
"Tenemos a todas las joyas de la corona juntas", comenta un socorrista, Jos¨¦ Antonio, que tambi¨¦n es basurero en el vertedero de Valdeming¨®mez, el nido de narcos de donde bajan algunos de los ni?os que machacan las tardes de Palomeras.
Tres hombres fuertes y j¨®venes, agentes municipales de inc¨®gnito, aparecieron el lunes por la tarde en las piscinas. Pillaron a algunos chicos intentando saltar las vallas y algo de marihuana. Pero al menos estuvieron all¨ª; en los partes de incidencias recientes se leen descripciones de la falta de presencia policial: "Han venido dos agentes uniformados (...). Han entrado a las 18.18 y se han ido a las 18.20".
El lunes y el martes ha habido polic¨ªas secretos vigilando Palomeras, con lo que la atenci¨®n al problema crece, al parecer. La Junta de Distrito de Puente de Vallecas conf¨ªa en la palabra de la Polic¨ªa Municipal, que asegura que est¨¢ trabajando "todo lo posible", patrullando con m¨¢s frecuencia en las piscinas.
En un lugar con un contexto y un problema similar, como el polideportivo de Plata y Casta?ar (distrito de Villaverde), se han acercado a una soluci¨®n. All¨ª tambi¨¦n se refrescaban hace pocos veranos los vecinos de un poblado chabolista, hab¨ªa peleas, amenazas, se saltaban las vallas y todo lo dem¨¢s, como en Palomeras, hasta que la polic¨ªa apret¨® y entraron a trabajar dos mediadores gitanos. "La cosa ha cambiado bastante", reconoce un encargado. "Y las vallas son mucho m¨¢s altas".
A¨²n as¨ª quedar¨ªa por resolver la cuesti¨®n de la edad, lo impunes que se sienten los chavales que enturbian el verano del recinto de Vallecas, y la reapertura de las otras piscinas del sureste de Madrid, que siguen clausuradas, convirtiendo Palomeras en un desag¨¹e de delincuencia juvenil.
![Dos chavales se cuelan en la piscina de Palomeras](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/37MKFUK7ZD5I4MQ3SIFHFVYEQA.jpg?auth=7f6c0c0d93ab9f5ad6a8e9982d85c5e73d8639411ad2c4abbfde70176b5c4088&width=414)
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