El primer hogar de Madrid
Vestigios en Moratalaz de un habit¨¢culo perteneciente a un poblamiento de hace 8.000 a?os aportan valiosas claves para interpretar el mesol¨ªtico
La incertidumbre que envuelve amplias ¨¦pocas de la prehistoria madrile?a puede verse a partir de ahora dr¨¢sticamente reducida. Vestigios evidentes del primer habit¨¢culo de un poblamiento humano de hace 8.000 a?os hallados en Madrid, en el barrio de Moratalaz, m¨¢s precisamente en el parque Darwin junto al arranque de la carretera de Valencia, brindan hoy claves excepcionales para interpretar el mesol¨ªtico, fase en la cual los seres humanos pasaron de ser cazadores y recolectores a la producci¨®n de bienes.
Se tratar¨ªa de uno de los primeros asentamientos humanos del interior de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica y el primero de los de su tipo encontrado al aire libre, fuera de cuevas y otros abrigos. El principal hallazgo ha consistido en una estructura circular de unos tres metros de di¨¢metro con un suelo compuesto por restos de arcilla secada para su alisamiento. Un contorno de piedra dibuja claramente el semic¨ªrculo descubierto. La presencia de materiales org¨¢nicos a lo largo de su per¨ªmetro da noticia de la existencia de una suerte de hogar o espacio para la fogata, con usos no solo dom¨¦sticos sino presumiblemente paleoindustriales. Todo indica la preeminencia tecnol¨®gica de la madera, empleada para la creaci¨®n de instrumentos toscos, menos evolucionados que los de ¨¦pocas anteriores pero muy significativos, por mostrar que ya hab¨ªan desaparecido los grandes animales que obligaban a refinar el utillaje para su caza.
Tiene tres metros de di¨¢metro, con suelo de arcilla y espacio para la fogata
Se tratar¨ªa de uno de los primeros asentamientos de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica
El descubrimiento fue detectado durante las obras de acondicionamiento del empalme entre la M-30 y la carretera de Valencia por la empresa arqueol¨®gica Audema, que dirige Jorge Mor¨ªn. Ahora, sus hallazgos est¨¢n siendo investigados por un equipo de hasta 40 personas codirigido por el catedr¨¢tico de Prehistoria de la Universidad Aut¨®noma, Javier Baena; por el titular de Historia Antigua de la Complutense, Gerardo Vega, y por el propio Jorge Mor¨ªn. Los tres arque¨®logos han recibido de la Direcci¨®n General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid 49.000 euros para proseguir la actuaci¨®n, una de las m¨¢s importantes ahora en curso, que cuenta con el benepl¨¢cito del Ayuntamiento.
La singularidad de este yacimiento procede de su ubicaci¨®n en una zona aluvial caracterizada por la confluencia del llamado arroyo de las Moreras con el del Abro?igal, que discurr¨ªa en direcci¨®n norte-sur bajo lo que hoy es la M-30.
El encuentro de ambos arroyos se sit¨²a en lo que hoy es la conexi¨®n de la autov¨ªa de circunvalaci¨®n con la carretera de Valencia. "Hasta seis metros de sedimentos en rampa declinante se fueron depositando en esta zona desde aquella ¨¦poca", explica Jorge Mor¨ªn.
"Gracias a su especial sedimentaci¨®n, no se han mezclado vestigios de etapas geol¨®gicas distintas, con lo cual podemos estudiar muy particularmente ese momento", a?ade Javier Baena.
El equipo trabaja ahora sobre una superficie rectangular de unos tres metros de anchura por 10 de longitud. Todo lo significativo es se?alado y listo para su examen. As¨ª se ha podido asegurar la existencia de semillas y una fauna de liebres, conejos y jabal¨ªes, ya muy lejos de los grandes y atroces mam¨ªferos que aterrorizaban a las comunidades humanas y obligaban a establecer estructuras sociales inestables, meramente cazadoras.
Trabajando bajo un sol de justicia del que se protege con toldos, el equipo conf¨ªa en que al culminar su investigaci¨®n queden despejados los grandes enigmas que a¨²n envuelven esta etapa del mesol¨ªtico, posterior al paleol¨ªtico y previa al neol¨ªtico, ambas mejor conocidas que aquella en Madrid.
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