La zona cero de la felicidad
La primera escena de La vida en tiempos de guerra coloca al seguidor de Todd Solondz en un territorio a la vez familiar y desconcertante: un d¨¦j¨¤ vu regido por el extra?amiento. Es una revisi¨®n de la turbulenta cena que abr¨ªa Happiness (1998), pero con varios pies cambiados: uno de los personajes es distinto, los dos actores asumen papeles que en la pel¨ªcula anterior encarnaban otros int¨¦rpretes -con un llamativo cambio de raza en el proceso- y la situaci¨®n aplica significativas variaciones a una reiterada ceremonia de la humillaci¨®n. Una estrategia genuinamente Solondz: en su anterior Palindromes (2004) hab¨ªa confiado el papel protagonista a nueve actrices y un actor. Aqu¨ª, retoma el claustrof¨®bico universo familiar de Happiness 10 a?os despu¨¦s, sin mantener a ning¨²n miembro del reparto original, para dejar claro que el centro de sus intereses es, en el fondo, un microcosmos min¨²sculo, pero que este, como controlada met¨¢fora del mundo, es inagotable.
LA VIDA EN TIEMPOS DE GUERRA
Direcci¨®n: Todd Solondz.
Int¨¦rpretes: Shirley Henderson, Ciar¨¢n Hinds, Charlotte Rampling, Michael Lerner, Paul Reubens, Ally Sheeby.
G¨¦nero: Drama. EE UU, 2009.
Duraci¨®n: 98 minutos.
El motor que pone en marcha los ritmos y las r¨¦plicas es el propio de la comedia, variante negr¨ªsima, pero esta vez est¨¢ enterrado bajo lo que parecen considerables toneladas de aflicci¨®n postraum¨¢tica. Si una famosa secci¨®n de La Codorniz inmortaliz¨® el "?Tiemble despu¨¦s de haber re¨ªdo!", Solondz parece preferir que sus espectadores, una vez meditada la pel¨ªcula, tarden en plantearse que quiz¨¢ podr¨ªan haberse re¨ªdo donde probablemente temblaron. La vida en tiempos de guerra es la pel¨ªcula m¨¢s descaradamente triste de su filmograf¨ªa: tambi¨¦n es la m¨¢s sutil y la que por fin revela que, bajo el aparente mis¨¢ntropo, se escond¨ªa en realidad un humanista con capacidad de compasi¨®n por las zonas m¨¢s turbias del esp¨ªritu.
Si Happiness parec¨ªa una telecomedia con una pista de risas enlatadas defectuosa, La vida en tiempos de guerra desgrana su relato en la zona cero de una felicidad ya imposible: habla del monstruo y su aislamiento, establece v¨ªnculos tan refinados como provocadores entre lo general -el 11-S, el Holocausto- y lo particular -el padre pederasta, la memoria familiar- y deja que lo espectral diseccione la muerte en vida contempor¨¢nea.
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