Artiller¨ªa mit¨®mana

La serie El equipo A, creada en 1983 por Frank Lupo y Stephen J. Cannell, no pod¨ªa escapar al proceso, siempre tan democr¨¢tico, de la consagraci¨®n en los altares de la nostalgia mit¨®mana: el emblem¨¢tico icono de una d¨¦cada cuya ficci¨®n cat¨®dica no se preocupaba en sacar pecho frente a su competencia cinematogr¨¢fica. La sublimaci¨®n del proceso en forma de blockbuster veraniego tiene sus puntos de inter¨¦s. Se sit¨²a en el polo opuesto de la saga cinematogr¨¢fica Misi¨®n Imposible (1996-2000-2006), extra?amente obsesionada en borrar los rastros de su origen cat¨®dico (que era notable), y su estrategia parece equidistante a la emprendida por J. J. Abrams en Star Trek (2009) y a la que McG plante¨® en Los ?ngeles de Charlie (2000) y pulveriz¨® en su mucho menos interesante secuela. La pel¨ªcula de Joe Carnahan -que demostr¨® su m¨²sculo para la pirotecnia en la derivativa, aunque en¨¦rgica, Ases calientes (2006)- se mueve con destreza entre la celebraci¨®n para iniciados, la refundaci¨®n con vocaci¨®n de continuidad y el gui?o pop, situado este ¨²ltimo siempre a una distancia prudencial de la desarticulaci¨®n par¨®dica. El resultado es una superproducci¨®n disparatada y de ortograf¨ªa intermitentemente tosca -las c¨¢maras HD siguen sin ser el mejor amigo del cine de acci¨®n si no est¨¢n en manos estilosas-, pero compensa con una sobredosis de locura las carencias imaginativas de la que podr¨ªa haber sido su gran rival en la cartelera: Noche y D¨ªa de James Mangold.

Sharlto Copley est¨¢ brillante en su interpretaci¨®n del personaje Murdock

El equipo A ense?a su artiller¨ªa pesada en un pr¨®logo que juega a la incongruencia de narrar la g¨¦nesis del grupo al tiempo que se apoya y se deleita en el cr¨¦dito que, en cuestiones de dimensi¨®n m¨ªtica, ya poseen los personajes en la memoria del espectador. Hay otras dos escenas remarcables: un afortunad¨ªsimo gag sobre el cine tridimensional que propicia un juego de espejos con el recuerdo de la serie original y una imposible escena de acci¨®n, donde un tanque en ca¨ªda libre protagoniza hiperb¨®licas estampas de genuina y arrebatadora belleza pulp. Conviene destacar la histeria c¨®mica del actor Sharlto Copley, revelaci¨®n de Distrito 9 (2009), en su brillante apropiaci¨®n del agradecido personaje de Murdock.