Certera radiograf¨ªa francesa de Manuel Chaves Nogales

Al gran periodista sevillano Manuel Chaves Nogales (1897-1944) le bast¨® con vivir el inicio de la guerra civil espa?ola para entender que aquello era un innoble ba?o de sangre, perpetrado por las masas desatadas y criminales de ambos bandos. En cuanto el Gobierno republicano abandon¨® Madrid, Chaves, partidario de Aza?a, se exili¨® en Par¨ªs. El horror que asolaba Espa?a lo plasm¨® en los nueve agrios relatos de su estremecedor libro A sangre y fuego (1937). En el pa¨ªs de acogida le tocar¨ªa presenciar otra "guerra civil", aunque ¨¦sta larvada y sin sangre: la que los franceses, ideologizados en extremo, sosten¨ªan entre ellos; as¨ª como el inicio de la invasi¨®n alemana y el comienzo de la II Guerra Mundial.

Con una prosa concisa y actual, el observador privilegiado que fue Chaves informaba en La agon¨ªa de Francia (Montevideo, 1941) de la descomposici¨®n moral de una naci¨®n que no estuvo a la altura de lo que de ella exig¨ªa un esp¨ªritu heroico acorde con la gravedad de los tiempos. Francia pudo haber derrotado a Hitler si los franceses hubieran sido conscientes del papel que deb¨ªan desempe?ar frente a la Historia en defensa de la democracia. ?Por qu¨¦ no dieron la talla?

A fin de explicar e informar al resto del mundo de aquella debacle espiritual, Chaves escribi¨® un libro imprescindible, modelo period¨ªstico de an¨¢lisis pol¨ªtico y social. Mediante un ¨¢gil relato plagado de an¨¦cdotas sobre el ej¨¦rcito franc¨¦s o la vida cotidiana en Par¨ªs poco antes de la invasi¨®n alemana, rebosante de ¨²til informaci¨®n y de agudas y certeras reflexiones sobre la pol¨ªtica europea del momento, el autor desvelaba las oscuras razones de esa connivencia de los franceses con el enemigo; y descubr¨ªa las ra¨ªces ideol¨®gicas de una naci¨®n enceguecida que lleg¨® a perseguir con sa?a a sus conciudadanos jud¨ªos o a denunciar y deportar a refugiados pol¨ªticos y disidentes de la Europa sometida por Hitler. ?Por qu¨¦ una de las naciones m¨¢s cultas de Europa se cubr¨ªa de ignominia en lugar de defender los sacrosantos valores ilustrados instaurados por su Revoluci¨®n? Chaves lo narra a su manera objetiva y admirable. Ojal¨¢ cont¨¢ramos hoy con tan excelentes radiografistas de nuestras desconcertantes realidades pol¨ªticas.