Piedras preciosas para pagar guerras
La guerrilla angole?a obtuvo m¨¢s por los diamantes que por la ayuda de EE UU y Sud¨¢frica - La Liberia de Taylor financi¨® el conflicto de Sierra Leona
Un dicho muy difundido en los a?os noventa sobre la guerra civil que arras¨® Angola: "El Gobierno tiene el petr¨®leo, pero [la guerrilla de] UNITA, los diamantes". Muchos. Se calcula que la organizaci¨®n de Jonas Savimbi consigui¨® m¨¢s dinero mediante la venta ilegal de diamantes que el recibido desde Sud¨¢frica y EE UU, pa¨ªses que respaldaban a esta guerrilla. En Sierra Leona, los rebeldes del Frente Unido Revolucionario (RUF) iniciaron el comercio con diamantes a mediados de los noventa. Los intermediarios operaban desde y con apoyo de la vecina Liberia. Presid¨ªa entonces Charles Taylor.
Los conflictos en Angola y Sierra Leona sirvieron para bautizar como diamantes de sangre las piedras preciosas de pa¨ªses en guerra cuya venta financia los conflictos b¨¦licos. Desde 2000, los pa¨ªses productores de diamantes se han comprometido en el Proceso de Kimberley, que certifica que las piedras que llegan al mercado internacional proceden de fuentes leg¨ªtimas. Sin embargo, la credibilidad del Proceso de Kimberley se ha visto da?ada en el ¨²ltimo a?o. Zimbabue permanece en el acuerdo pese a haberse documentado abusos por parte de su Ej¨¦rcito contra los mineros y la poblaci¨®n local.
Varios pa¨ªses africanos controlan el 55% de la producci¨®n mundial
Ya lo dijo Naomi Campbell. Los diamantes en bruto son piedras peque?as y sucias. F¨¢ciles de transportar y con un valor inmenso: los expertos calculan que solo en 1999 los rebeldes de UNITA controlaron 228 millones de euros en piedras. Los diamantes procedentes de la Rep¨²blica Democr¨¢tica de Congo (RDC) suponen m¨¢s de 53 millones de euros anuales. Los compradores utilizaban para llegar a la mercanc¨ªa redes regionales, pa¨ªses vecinos y connivencias de l¨ªderes que apoyan a los rebeldes.
Los diamantes se pagaban generalmente en met¨¢lico, aunque en ocasiones se establec¨ªa una relaci¨®n triangular que no oculta el canje de diamantes por armas. Las armas luego recorr¨ªan el mismo camino que los compradores de diamantes. En el caso de Angola, a trav¨¦s de Zaire (hoy RDC), Rep¨²blica Centroafricana, Namibia, Sud¨¢frica o Congo-Brazzaville. Desde este pa¨ªs se hac¨ªan pasar parte de los diamantes que llegaban a B¨¦lgica, donde se halla el mayor centro de tallado de piedras de Europa, en Amberes.
Congo-Brazzaville no tiene minas de diamantes. En el caso de Sierra Leona, la Liberia de Taylor era el sitio de paso obligado, opina el analista Christian Dietrich. En la conflictiva RDC, comerciantes libaneses llegaron a principios de 2000 con permiso de Uganda y Ruanda, seg¨²n Dietrich. No pocas de las piedras congole?as llegaron a Europa con el origen falsificado: la producci¨®n de diamantes en la vecina Rep¨²blica Centroafricana es de 46 millones de euros anuales, pero las importaciones a Europa en 2000 triplicaron tal cantidad.
Fue ese a?o cuando la industria del diamante temi¨® un boicoteo del consumidor: se popularizaba el concepto de diamante de sangre. Los pa¨ªses mineros (el 55% de la producci¨®n procede de pa¨ªses africanos que, a excepci¨®n de Sud¨¢frica y Botswana, apenas disponen de industrias de corte y pulido, por lo que deben exportar) iniciaron el Proceso de Kimberley, que se pondr¨ªa en marcha en 2003. Se trataba de que los Gobiernos otorgaran una certificaci¨®n sobre el origen limpio de los diamantes. Es un proceso que depende de la voluntad y capacidad de los Estados de controlar sus fronteras y su mercado interno.
Importante es que los centros de comercio internacionales compren diamantes certificados. Pero la credibilidad del Proceso de Kimberley -que asegura que el comercio con diamantes de pa¨ªses en conflicto ha ca¨ªdo de un 3% a un 0,2% en los ¨²ltimos a?os- ha encajado un duro golpe por su incapacidad de lidiar con la Zimbabue de Robert Mugabe. En 2006 se descubrieron diamantes en Marange, en el este del pa¨ªs. El Ej¨¦rcito, seg¨²n Human Rights Watch, acordon¨® la zona en 2008 y forz¨® a civiles a buscar las piedras pistola en mano. Las ONG denunciaron el asesinato de cientos de mineros. Y pese a que los investigadores del acuerdo Kimberley denunciaron la situaci¨®n, Zimbabue no fue expulsada. Solo se suspendi¨®, en noviembre, la exportaci¨®n desde Marange. El mes pasado se reanud¨® la exportaci¨®n con condiciones. Una muestra de la incapacidad del Proceso de Kimberley para controlar la producci¨®n.
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