Las dunas de Darth Vader

Quiz¨¢ lo primero que llama la atenci¨®n al aterrizar en el coqueto aeropuerto de Tozeur es la visi¨®n de dos enormes jumbos blancos, uno de pasajeros y otro de carga, sin s¨ªmbolo alguno, que, seg¨²n cuentan, Muamar El Gaddafi dej¨® all¨ª abandonados tras el conflicto del l¨ªder libio con Estados Unidos en los a?os ochenta. Por lo visto, nadie sabe qu¨¦ hacer con ellos y con el tiempo se han convertido en una atracci¨®n m¨¢s. Los dos aparatos han sido testigos de la vertiginosa evoluci¨®n que ha experimentado el sur de T¨²nez en los ¨²ltimos a?os. El Gobierno tunecino quiere potenciar el atractivo del desierto para que su oferta tur¨ªstica no se limite a la franja costera, sobre todo en las estaciones no veraniegas.

Tozeur es la capital de la regi¨®n. Asentada junto a grandes oasis y palmerales, el turismo ha desplazado a esta industria que ha dado de comer a sus habitantes desde hace 2.500 a?os. Se caracteriza por su ancestral sistema de regad¨ªo compuesto por 200 manantiales ideado por el matem¨¢tico Ibn Chabbat y que ha hecho de T¨²nez el pa¨ªs de las palmeras. Tiene el doble (22 millones) que habitantes (11 millones), en la proporci¨®n de una macho por cada 150 hembras.

En Tozeur los gu¨ªas repiten como una m¨¢xima que "de la palmera se aprovecha todo, hasta la sombra". Y es verdad que se aprovecha todo (como madera, cester¨ªa, tejados...); pero principalmente los d¨¢tiles, el producto nacional del que cada hembra da entre 40 y 60 kilos anuales y del que se exporta la mayor¨ªa. Existen m¨¢s de 120 variedades, de las que la denominada deglet nour (dedos de la luz) es la estrella. A la sombra de las palmeras, adem¨¢s, se cultivan huertos y frutos que hacen ese aprovechamiento completo.

Unos 70.000 habitantes viven en Tozeur, cuya medina del siglo XIII guarda, en silencio, casas de ladrillo de arcilla y tierra blanca, con decorados geom¨¦tricos, aldabas art¨ªsticas y calles estrechas y abovedadas. Al reclamo del turismo, la calle principal se ha convertido en un zoco de productos t¨ªpicos a trav¨¦s del que un sinf¨ªn de carros tirados por mulas o burros se abre paso sin mucho orden ni concierto. En la plaza, un mercado cubierto distribuye puestos de hortalizas, pescado y carne, cuyo producto principal es el dromedario.

En la parte moderna de Tozeur, cerca de los cada vez m¨¢s numerosos establecimientos hoteleros, el Museo de Arte y Tradiciones Isl¨¢micas Dar Cherait (www.darcherait.com.tn/htmla/menua.htm) repasa la historia de la regi¨®n en un antiguo palacio de la familia del fundador, Alderrafak Cherait, al que se atribuye el impulso tur¨ªstico de Tozeur.

Tozeur est¨¢ situada entre el Chott El Jerid y el Chott El Gharsa, dos inmensos mares de sal que en su d¨ªa tuvieron salida al Mediterr¨¢neo. El primero, el gran lago del pa¨ªs de las palmeras, tiene 5.400 kil¨®metros cuadrados y de ¨¦l se alimenta la industria de sal tunecina. Cuentan por all¨ª que muchas caravanas se perd¨ªan por el lago debido a los espejismos. Ahora es atravesado por una calzada asfaltada que va desde Tozeur hasta Kebili.

En mitad de la traves¨ªa se han ido levantando puestos de recuerdos, entre los que destaca el llamado caf¨¦ Hamma, que parece destinado exclusivamente para turistas espa?oles a juzgar por los carteles rudimentarios escritos en espa?ol con esl¨®ganes tan peculiares como "M¨¢s barato que en El Corte Ingl¨¦s", "M¨¢s barato que en el Todo a Cien". Hamma, que se acompa?a por un zorrillo del desierto con cara de pocos amigos, asegura que fue el pionero de esas tiendas en las que predominan las rosas del desierto, algunas de ellas te?idas de colores, y la cer¨¢mica bereber.

El viaje ofrece excepcionales paisajes, que var¨ªan, seg¨²n el d¨ªa, desde brillantes superficies regadas de rayos de sol hasta frecuentes tormentas de viento que levantan la sal y la arena y explican el porqu¨¦ de los turbantes. De sal y arena petrificada se formaron las dunas de Debabcha, de atractivas formas m¨¢gicas.

El cuello del camello

Al otro lado del lago, m¨¢s cercano a la costa, se encuentra Douz, considerada la puerta del desierto del S¨¢hara. Fue una importante parada de las caravanas transsaharianas y ahora est¨¢ tambi¨¦n volcada al turismo con paseos en dromedario en el vecino campamento bereber de Zaafrane y ofertas de actividades en quad, 4¡Á4 y globo. Cada a?o, entre noviembre y diciembre, se celebra en Douz el festival internacional del S¨¢hara, cuatro d¨ªas de celebraci¨®n de la cultura tradicional del desierto, con m¨²sica, danzas, carreras de caballos, perros salugis y camellos.

Tambi¨¦n puede optarse por el recorrido del antiguo tren El lagarto rojo por los desfiladeros del r¨ªo Selva. Pero, entre Douz y Tozeur, conviene visitar lugares como el oasis de monta?a de Chebika, con un peque?o desfiladero. Chebika es hoy un pueblo abandonado tras la gran riada de 1969, que oblig¨® tambi¨¦n a despoblar Tamerza, donde sin embargo los habitantes han creado otra poblaci¨®n al lado.

Otra visita obligada en el entorno de Tozeur, hacia la frontera argelina, es Ongejamel (cuello de camello), llamada as¨ª por la forma de una roca y que se ha convertido en una atracci¨®n tur¨ªstica a ra¨ªz de la pel¨ªcula La guerra de las galaxias. La Oficina de Turismo de T¨²nez (www.tourismtunisia.com) organiza rutas espec¨ªficas para los seguidores de la hexalog¨ªa. Uno de los mayores atractivos es el poblado que ide¨® George Lucas, que se mantiene intacto. All¨ª ten¨ªan lugar algunas escenas relevantes del Episodio I: La amenaza fantasma, como la primera aparici¨®n del malvado Darth Sidious. Muy cerca est¨¢n los restos de otro rodaje, El paciente ingl¨¦s (1996, Anthony Minghella) que han corrido peor suerte.

Los alrededores son ideales, por sus dunas, para contemplar la aventura con magn¨ªficas puestas de sol y una cena bajo una jaima con el t¨ªpico cordero asado en una vasija bajo tierra o alguno de los platos t¨ªpicos tunecinos, de los que Slim Bettaieb, chef de la cadena Iberostar, es un maestro.