Nuestro s¨ª a la fiesta
La Asociaci¨®n Taurina Parlamentaria mantiene que es un contrasentido total con la legislaci¨®n vigente que la fiesta de los toros, que est¨¢ considerada cultura en toda Espa?a, sea tachada de ilegal en Catalu?a
La decisi¨®n adoptada por el Parlamento de Catalu?a que supone la prohibici¨®n de las corridas de toros en esa comunidad a partir de enero de 2012, ha causado una conmoci¨®n dentro y fuera del mundo taurino que no se compadece con la aton¨ªa de la fiesta de los toros que, seg¨²n algunos, se est¨¢ produciendo en nuestro pa¨ªs.
No parece ser, por tanto, un asunto balad¨ª, y la citada decisi¨®n parlamentaria est¨¢ produciendo innumerables reacciones en toda Espa?a que van del estupor a las m¨¢s encendidas cr¨ªticas, lo que demuestra que el asunto de los toros tiene, como siempre hemos defendido los taurinos, sentimientos y pasiones ancestrales, muchas veces dif¨ªciles de explicar.
Desde nuestra Asociaci¨®n Taurina Parlamentaria, que tiene como principal finalidad la defensa y promoci¨®n de la fiesta de los toros como manifestaci¨®n cultural del pueblo espa?ol, queremos tambi¨¦n aportar nuestras reflexiones al respecto, comenzando por respetar la soberan¨ªa de un Parlamento auton¨®mico para hacer uso de sus competencias, aunque discrepemos total y absolutamente con el acuerdo aprobado el pasado 28 de julio.
Es contradictorio que para proteger al toro de lidia se suprima la raz¨®n de su existencia
Solo los hombres tenemos derechos. Los animales, no. Pero s¨ª tenemos deberes y obligaciones con ellos
Dicha decisi¨®n, tambi¨¦n hay que resaltarlo, es una m¨¢s de las muchas que han puesto en cuesti¨®n la licitud de la fiesta de los toros. Jos¨¦ Mar¨ªa Coss¨ªo, en su monumental obra Los toros. Tratado t¨¦cnico e hist¨®rico, comienza su tomo 2 diciendo: "No han sentido siempre los espa?oles de la misma manera sobre la licitud o la conveniencia de las fiestas de toros, y esto desde los m¨¢s remotos tiempos. La afici¨®n decidida del pueblo ha luchado muchas veces con la opini¨®n de los doctos, y esta, prevaleciendo en m¨²ltiples ocasiones, ha tenido su reflejo en la legislaci¨®n, con limitaciones y prohibiciones de procedencia can¨®nica o de procedencia civil". Una contienda, a?ade Coss¨ªo, que, "durar¨¢ cuanto dure la fiesta".
Precisamente, en dicha obra, se dedican m¨¢s de 100 p¨¢ginas, de la 85 a la 201, para describir las "pol¨¦micas sobre la licitud y conveniencia de la fiesta". Pol¨¦micas que no han sido ajenas al Parlamento, como lo demuestra que, en 1862, con motivo de la muerte de Pepete en la Plaza de Madrid, Salustiano Ol¨®zaga alz¨® su voz en el Congreso solicitando la supresi¨®n de las corridas. Incluso una proposici¨®n de ley del marqu¨¦s de San Carlos, tambi¨¦n solicitando la supresi¨®n, lleg¨® a tomarse en consideraci¨®n por el Congreso el 9 de junio de 1877, naufragando en el Senado.
Y no solamente los pol¨ªticos, multitud de intelectuales se pronuncian en pro y en contra de los toros, altern¨¢ndose unos y otros, como Valle-Incl¨¢n, que manifiesta entusiasmo por Juan Belmonte; Azor¨ªn, que los repulsa; Jos¨¦ Ortega y Gasset, que era aficionado e inspirador de la obra de Coss¨ªo; Ram¨®n P¨¦rez de Ayala, autor del famoso ensayo Pol¨ªtica y toros y que pronunci¨® su celebre frase "si yo fuera dictador de Espa?a, suprimir¨ªa de una plumada las corridas de toros. Pero, entretanto que las hay, contin¨²o asistiendo. Las suprimir¨ªa porque opino que son, socialmente, un espect¨¢culo nocivo. Contin¨²o asistiendo porque est¨¦ticamente son un espect¨¢culo admirable, y porque individualmente, para m¨ª, no son nocivas, antes sobremanera provechosas como texto en donde estudiar psicolog¨ªa del pueblo espa?ol".
No obstante, la decisi¨®n del Parlamento catal¨¢n, aunque constituye una p¨¢gina m¨¢s de estas pol¨¦micas en torno a la fiesta de los toros, nos produce tremenda preocupaci¨®n y desaz¨®n por la forma y fondo que contiene.
Aunque se diga, por activa y por pasiva, que la justificaci¨®n de la reforma legal no es otra que actuar en defensa de los animales, en este caso el toro, y que no existe raz¨®n identitaria y antiespa?ola en la misma, no aceptamos en absoluto dicho planteamiento.
En primer lugar, porque la existencia del toro bravo de lidia que se pretende proteger est¨¢ unida indisolublemente a la fiesta, ya que, de no haber lidia, el toro no existir¨ªa. Y no olvidemos que es el ejemplar de nuestra fauna m¨¢s genuino y de m¨¢s alto valor zoot¨¦cnico, pero la finalidad de su existencia es la que es y no otra.
A su vez, la crianza del toro entre cuatro y cinco a?os se realiza con unas condiciones de excepcional calidad para el mismo, en las dehesas y en los cortijos de nuestra geograf¨ªa, que de no existir esta crianza estar¨ªan muchas ellas semiabandonadas y, desde luego, sin la protecci¨®n y el cuidado que hacen de m¨¢s de medio mill¨®n de hect¨¢reas aut¨¦nticos parques naturales donde la flora y la fauna de multitud de especies conviven con el toro de lidia.
Esto es, para proteger al toro se suprime la raz¨®n de su existencia, contrasentido que no resiste la l¨®gica m¨¢s elemental.
Por otro lado, se argumenta con un t¨®pico que parece extenderse, cual es la existencia de derechos en los animales. Ello constituye una ocurrencia contraria a toda nuestra tradici¨®n jur¨ªdica y a la normativa vigente en la que los derechos son patrimonio exclusivo de las personas. Esto es, no hay m¨¢s derechos que los derechos humanos. Por ello, nuestra total discrepancia con quienes como la catedr¨¢tica de ?tica Adela Cortina (EL PA?S, 29 de julio de 2010) sostienen que los animales tienen derechos.
Otra cosa es que nosotros tengamos deberes y obligaciones con los animales. Ya Immanuel Kant, en sus Lecciones de ¨¦tica, lo explica claramente cuando se?ala: "Nuestros deberes para con los animales constituyen deberes indirectos para con la humanidad". Prueba de ello es que el maltrato con ensa?amiento e injustificadamente a los animales est¨¢ expresamente prohibido y puede constituir incluso delito con penas de prisi¨®n para el infractor, al igual que tambi¨¦n se castiga atentar contra la flora protegida y no por ello esta tiene derechos. Precisamente, al toro de lidia se le enaltece y se le aplaude hasta el extremo de que cuando se hace acreedor de ello por su extraordinaria bravura se le indulta, como sucedi¨® el domingo d¨ªa 1, precisamente en la plaza de Barcelona, con el toro Rayito de la ganader¨ªa Valdefresno.
Lo que sucede con la fiesta de los toros es que hay que entender y conocer sus valores para poder opinar ecu¨¢nimemente y mucho m¨¢s para decidir sobre la misma, lo cual no es f¨¢cil. Por ello, la decisi¨®n del Parlamento catal¨¢n es adem¨¢s un contrasentido total y absoluto con la legislaci¨®n vigente, como la Ley 10/1991, de 4 de abril, denominada ley taurina, que fue aprobada por las Cortes Generales y que sin duda cont¨® con los votos de parlamentarios catalanes de las mismas formaciones pol¨ªticas que han aprobado la ILP antitaurina.
Pues bien, en dicha ley se recoge, entre otras cosas, "la implantaci¨®n de la fiesta de los toros en la cultura y aficiones populares". Al igual que se hace en el Reglamento Estatal vigente de 1996 y en los auton¨®micos de Pa¨ªs Vasco, Arag¨®n, Navarra, Andaluc¨ªa y Castilla y Le¨®n. Esto es, una fiesta que es legalmente cultura en toda Espa?a, es tachada de ilegalidad en Catalu?a.
Desde luego, nuestra Asociaci¨®n Taurina Parlamentaria no se va a quedar con los brazos cruzados, ya que, como muy acertadamente se se?ala en el Manifiesto le¨ªdo en las plazas de toros el pasado d¨ªa 1 de agosto, la decisi¨®n del Parlamento catal¨¢n atenta a derechos fundamentales, entre ellos la libertad de ir a los toros de los aficionados catalanes. Ello pugna tambi¨¦n con el art¨ªculo 139 de la Constituci¨®n Espa?ola, cuando proclama que "todos los espa?oles tienen los mismos derechos y obligaciones en cualquier parte del territorio del Estado".
Aunque no sean conscientes de ello los que han adoptado esta decisi¨®n, no podemos menos de recordarles lo dicho por el fil¨®sofo Andr¨¦s de Francisco en su Ciudadan¨ªa y democracia. Un enfoque republicano, cuando se?ala (p¨¢gina 64) que "las tradiciones tienen un contenido simb¨®lico que est¨¢ m¨¢s all¨¢ de la utilidad y el c¨¢lculo. No pertenecen a la econom¨ªa, ni siquiera a la pol¨ªtica, sino al ¨¢mbito del sentimiento y la identidad. Est¨¢n fuera del mercado, y este, seg¨²n crece con el capitalismo, las arrincona".
Jos¨¦ Bergam¨ªn, en La m¨²sica callada del toreo, define la lidia como "la revelaci¨®n maravillosa de una belleza viva que es la del arte de torear mismo", una sensaci¨®n que los aficionados catalanes tienen derecho a seguir disfrutando.
Miguel Cid fue senador socialista, P¨ªo Garc¨ªa Escudero es portavoz del PP en el Senado y Carmen Calvo es diputada y fue ministra de Cultura. Los tres son directivos de la Asociaci¨®n Taurina Parlamentaria.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.