Con el tarro al descubierto
Siempre se ha dicho que a los toreros artistas hay que seguirles por todas partes a la espera de la tarde que destapan el tarro de las esencias. Morante de la Puebla lleva ese marchamo de torero artista, pero est¨¢ dispuesto a acabar con todos los t¨®picos referidos a los matadores de su estirpe.
El sevillano camina en 2010 con su tarro descubierto y mostrando a borbotones la clase de su torer¨ªa. La plaza de Illumbe fue un nuevo testigo del momento que atraviesa y ya espera a Morante para la cita del s¨¢bado, pues es el ¨²nico espada que repite en el ciclo donostiarra.
Las razones para que la gente saliera hablando del de la Puebla del R¨ªo se podr¨ªan resumir en las tres sedosas ver¨®nicas que dej¨® a su segundo y en los muletazos con los que se sac¨® a los medios a ese mismo toro en el inicio de la faena. Tuvieron la magia necesaria para repentinamente poner a aplaudir a toda la plaza.
N??EZ DEL CUVILLO / TATO, MORANTE Y MANZANARES
Seis toros de N¨²?ez del Cuvillo, bien presentados, con trap¨ªo y que salvo el primero y el sexto colaboraron con los espadas.
Ra¨²l Gracia, El Tato: Estocada y descabello (silencio). Estocada (saludos).
Morante de la Puebla: Estocada ca¨ªda (saludos). Casi entera ca¨ªda (saludos tras petici¨®n de oreja).
Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares: Estoconazo (dos orejas). Dos pinchazos y estocada desprendida (saludos). Sali¨® a hombros.
Saludaron en el quinto los banderilleros de Morante, Rafael Cuesta y S¨¢nchez Araujo.
Plaza de Illumbe. 16 de agosto de 2010. Tercera de la Semana Grande. Media entrada.
Morante derroch¨® arte y Manzanares obtuvo un triunfo de ley
Antes, en su primero ya hab¨ªa dejado muletazos sueltos de bella estampa, con esa relajaci¨®n y desmayo que s¨®lo poseen los grandes artistas. Sobre todo brill¨® con la mano derecha. Dej¨® momentos buenos, aunque no hubo ligaz¨®n. Hab¨ªa chispazos. Por ejemplo, a mi izquierda, a un buen aficionado se le escapaba una risa floja al admirar esos muletazos suaves; al de mi derecha, le faltaban manos para aplaudir, y al de detr¨¢s le brotaban unos secos ol¨¦s que nunca imagino poder gritar en una plaza de toros.
Las orejas se las llev¨® Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares, que se encuentra en un momento dulce y arrolla en todas las plazas. Derroch¨® seguridad y el empaque del alicantino dej¨® naturales bellos en su primer enemigo, un toro al que fue construyendo poco a poco, sin agobiarle para acabar cuajando una largu¨ªsima faena rematada con una sensacional estocada. Por aquello merec¨ªa la puerta grande y la abri¨®.
Y para quien pensase que Manzanares pudiera conformarse con ese premio se la jug¨® en el sexto con la sobriedad de quien puede con todo en este momento. Solo lig¨® una serie ante un toro que echaba la cara arriba, pero el resto del trasteo tuvo mucha profesionalidad, con m¨¦rito y con importancia en todo lo que hizo. Si no falla con la espada habr¨ªa redondeado su triunfo con otro ap¨¦ndice.
Tambi¨¦n puso deseo El Tato. Cierto que est¨¢ muy lejos de aquel torero poderoso de hace una d¨¦cada. Siempre pareci¨® estar por debajo del cuarto de la tarde, que en otro momento habr¨ªa sido desorejado, pero el ma?o lleva lo suyo en el cuerpo y a¨²n es una cuesti¨®n de tiempo para demostrar si puede volver a ser el de anta?o.
Los toreros respondieron a una corrida seria de N¨²?ez del Cuvillo, justita de fuerza pero que ofreci¨® posibilidades de ¨¦xito y que fue interesante para el aficionado. Precisamente, fue a Morante a quien menos le acompa?aron los toros. Por el segundo de la tarde nadie habr¨ªa dado un duro en los dos primeros tercios, pero el sevillano est¨¢ con deseo, valiente y decidido. Renunci¨® a dar la vuelta al ruedo a pesar de la insistencia del p¨²blico, que sali¨® de la plaza deseando que llegue el jueves para volver a ver al de la Puebla del R¨ªo.
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