El n¨²mero de adictos al juego que piden ayuda se duplica en un a?o
Las dificultades econ¨®micas est¨¢n entre las principales causas del incremento
Un total de 865 personas acudieron el a?o pasado a los centros de tratamiento ambulatorio de la Junta de Andaluc¨ªa en busca de ayuda para superar la adicci¨®n patol¨®gica al juego. Una cifra que se gana el calificativo de alarmante cuando se la compara con el registro del a?o anterior, que apenas super¨® los 300. La Consejer¨ªa de Igualdad y Bienestar Social resalta en su ¨²ltimo informe este salto "m¨¢s que significativo" en el n¨²mero de solicitantes de ayuda. A las cifras de la Administraci¨®n hay que sumar las propias de las asociaciones de rehabilitaci¨®n que el a?o pasado atendieron un total de 1.700 pacientes mientras que en los seis primeros meses de 2010, el n¨²mero ya supera los 1.800.
Los hombres juegan much¨ªsimo m¨¢s: 808 varones por cada 57 mujeres
En Andaluc¨ªa residen alrededor de 130.000 lud¨®patas
Este colosal incremento en el n¨²mero de solicitantes de apoyo frente a la adicci¨®n no se puede vincular a ning¨²n hecho o situaci¨®n concreta, aunque al cruzar los datos particulares destacan algunas coincidencias. El presidente de la Federaci¨®n Andaluza de Jugadores Rehabilitados (Fajer), Luis Su¨¢rez, no duda al afirmar que "la crisis econ¨®mica es uno de los factores desencadenantes". "Viene mucha gente joven, parejas sobre todo, que se ha quedado sin trabajo. Echan mano a los juegos de azar como v¨ªa de escape. La situaci¨®n, a veces, es casi desesperada y necesitan dinero r¨¢pido", describe Su¨¢rez.
"Es importante no relacionar el juego con la marginalidad. Siguen tratamiento hombres y mujeres de todos los niveles econ¨®micos", subraya Noem¨ª Agudo, trabajadora social especialista en drogodependencia y adicciones.ne.
Seg¨²n los expertos, el c¨®ctel que propicia la ludopat¨ªa combina causas de origen personal (estr¨¦s, negaci¨®n de la realidad, superaci¨®n de la timidez, problemas de comunicaci¨®n), de origen familiar (padres jugadores, h¨¢bitos de vida imposibles de afrontar econ¨®micamente) y social (publicidad del juego, la cantidad de sitios donde se puede jugar y el fomento m¨¢s o menos encubierto).
El n¨²mero de afectados por ludopat¨ªa en Espa?a oscila entre 900.000 y un mill¨®n de personas. De estas, en torno a 130.000 son de Andaluc¨ªa. La mayor¨ªa de los afectados busca ayuda directamente en las asociaciones provinciales o consulta a su m¨¦dico de cabecera, que, salvo casos excepcionales, suele derivarlos all¨ª tambi¨¦n.
Desde el Servicio Andaluz de Salud se aclara que, a no ser que se observe una patolog¨ªa mental grave, se suele aconsejar una visita a una asociaci¨®n de rehabilitaci¨®n, donde se cuenta con psic¨®logos, trabajadores sociales y especialistas en el tema.
Su¨¢rez hace hincapi¨¦ en que, cada vez, los jugadores son m¨¢s j¨®venes -el 60% entre los 28 y los 35, mientras que hace cuatro a?os, la media estaba entre los 40 y 45- y "tienen mucho menos dinero que antes".
En el informe realizado por el Observatorio Andaluz sobre Drogas y Adicciones, se describen las caracter¨ªsticas del jugador. Por sexos, los hombres juegan much¨ªsimo m¨¢s (808 varones por cada 57 mujeres). Las mujeres juegan m¨¢s al bingo (37% frente al 8%) y los hombres a las tragaperras (82,9% frente a 33,3%). La media semanal de tiempo dedicado al juego es de 5,3 horas y el gasto medio es de en 292,6 euros por semana. El juego suele estar acompa?ado de otros h¨¢bitos poco saludables. As¨ª, casi todos los lud¨®patas consumen alcohol, que suelen combinar con tabaco, mientras juegan.
En esto d¨ªas, el riesgo es mayor. "En verano siempre se da un repunte debido al ocio en com¨²n", advierte el presidente de Fajer, ya que "el jugador pasa m¨¢s tiempo con las parejas, con la familia, hay discusiones y m¨¢s estr¨¦s".
"Acab¨¦ robando a mi padre"
Manuel ?ngel Barrera ten¨ªa 18 a?os cuando entr¨® por primera vez a un sal¨®n de juegos. Llevaba meses discutiendo constantemente con su novia y no olvidaba los malos tratos sufridos durante la infancia. "Llegu¨¦ al bingo hecho polvo. Ped¨ª una copa y ech¨¦ veinte duros a una tragaperras. Por fortuna, o desgracia, me tocaron 10.000 pesetas de golpe", cuenta. "Era lo mejor que me hab¨ªa pasado en mucho tiempo. As¨ª que volv¨ª a echar y a echar... y acab¨¦ enfermo, robando a mi padre, mis hermanos, y jug¨¢ndomelo todo". Estuvo enganchado cinco a?os ("sin apenas asearme, tomando drogas...") Ahora tiene 34 y lleva 17 meses de terapia en la Asociaci¨®n Onubense de Jugadores de Azar en rehabilitaci¨®n (Aonujer). Dice que sigue a rajatabla las pautas (no llevar dinero encima, nada de alcohol y tabaco) y que su vida ha cambiado para siempre. "Ahora estoy limpio, tengo otra pareja, otra vida y soy feliz", sonr¨ªe. A su lado, Antonio del Pino, entr¨® como lud¨®pata y ahora es monitor. Va a cumplir 35. "Yo me gastaba el sueldo de mi mujer, el m¨ªo, ped¨ªa prestado a todo el mundo... el frigor¨ªfico de mi casa estaba vac¨ªo pero yo s¨®lo pensaba en jugar", se lamenta. "La combinaci¨®n droga, alcohol y juego casi acaba conmigo". Sus dos hijas han sido uno de los alicientes para "estar limpio", declara. Y tambi¨¦n su mujer: "Roc¨ªo me administra el dinero, me da para el desayuno, compra el tabaco y me echa gasolina. Tiene que ser as¨ª por ahora", reconoce. Y suelta la primera sonrisa de su testimonio:"Ahora ayudo a otros que lo est¨¢n pasando como yo. Me siento ¨²til y solo me acuerdo de aquello para no volver a hacerlo". Por Aonujer han pasado m¨¢s de 5.000 personas desde su fundaci¨®n hace 19 a?os. Jorge Barroso, el director del centro, es el ejemplo a seguir. Jugaba "m¨¢s que nadie" pero consigui¨® rehabilitarse y montar esta asociaci¨®n que es "la casa de todos".
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