Mourinho en el Olimpo
- "Somos para los dioses lo que las moscas para los ni?os malvados: nos matan para su deporte". Shakespeare, El rey Lear.
Los dioses del f¨²tbol son crueles. No se salvan ni los elegidos. No hay que ir m¨¢s lejos que al Mundial de Sud¨¢frica para constatarlo. Brasil, Francia, Italia, Maradona, Capello, Cristiano Ronaldo, Messi, Rooney, incluso Fernando Torres, el m¨¢s conocido de los espa?oles antes del torneo: todos revelados como tristes mortales, todos humillados.
Los due?os ¨¢rabes del Manchester City siguen, sin embargo, con la idea de que poseen el ant¨ªdoto a los caprichos del Olimpo. Insisten en creer que el dinero les permitir¨¢ crear de la nada un equipo todopoderoso. Por tercera temporada consecutiva han gastado m¨¢s que cualquier otro equipo de la Premier League en jugadores nuevos y este verano (150 millones de euros) m¨¢s que nadie en Europa. Alex Ferguson, el entrenador del vecino United, al que la afici¨®n del City envidia a muerte, les ha acusado de haber ca¨ªdo en un despilfarro kamikaze. Y el escoc¨¦s seguramente no se equivoca.
El City podr¨ªa haber dado al portugu¨¦s 30 millones y habr¨ªa hecho mejor inversi¨®n que con los 150 gastados en la plantilla
Florentino P¨¦rez lo intent¨® y los dioses, que en el ¨¢mbito de los negocios le conceden todos los favores, acabaron burl¨¢ndose de ¨¦l. Pero, al menos, lo intent¨® a lo grande. Cay¨® como Aquiles en Troya. Se compr¨® h¨¦roes, los dos titanes de su ¨¦poca, Ronaldo y Zidane, y el jugador m¨¢s famoso de todos los tiempos, el Adonis Beckham. La ca¨ªda fue estrepitosa, pero aquel Madrid gener¨® m¨¢s ilusi¨®n que ning¨²n equipo nunca.
Los jeques ¨¢rabes, capaces de comprar el imperio empresarial de P¨¦rez en un parpadeo si quisieran, no han apostado a la gloria. Sus fichajes no son gal¨¢cticos, son pr¨¢cticos. Ni City ni limon¨¢. Acumulan centrales y mediocentros defensivos como churros -el ¨²ltimo, Yaya Tour¨¦, procedente del Barcelona, que, de repente, es uno de los cinco jugadores mejor pagados del planeta- y fichan como cracks a tipos raros, con problemas de adaptaci¨®n, como Adebayor o el pobre Robinho, a quien los dioses han dado un trato especialmente nefasto. Le hicieron creer que era el m¨¢s grande, el nuevo Pel¨¦, pero el brasile?o fracas¨® en el Madrid y cay¨® al infierno en Manchester. O al purgatorio, donde hoy mismo sigue
Robinho volvi¨® cedido al Santos de su devoci¨®n a mitad de la temporada pasada, pero, ya que el club brasile?o no lo pudo fichar, est¨¢ de vuelta en el City, infeliz, incapaz de entrar en el once inicial, deseado por nadie, en el limbo absoluto.
La apuesta m¨¢s rom¨¢ntica este verano ha sido Silva, comprado al Valencia por 35 millones de euros. Es un muy buen jugador con, pens¨¢bamos, un gran futuro. Est¨¢ por ver si podr¨¢ realizar su potencial en la Liga inglesa o si se estrellar¨¢ en las rocas de un equipo dirigido por un italiano, Roberto Mancini, que, a d¨ªa de hoy, premia m¨¢s la dureza que el arte. Los deseos de suerte para el canario en su aventura brit¨¢nica se mezclan con una pesada dosis de temor.
Quiz¨¢ la posibilidad nunca existi¨®, pero los due?os del City habr¨ªan hecho mucho mejor en fichar, antes que a cualquier jugador, antes incluso que a Messi, al mejor entrenador que hay, a Jos¨¦ Mourinho. El portugu¨¦s, como ¨¦l es el primero en reconocer, es especial y por eso quiz¨¢ no habr¨ªa ido al City por todo el dinero del mundo. Pero lo podr¨ªan haber intentado. Podr¨ªan haberle ofrecido un contrato de cinco a?os por un sueldo de 30 millones anuales -es decir, lo mismo que los 150 millones que se han gastado este verano-. Y habr¨ªa sido una mejor inversi¨®n.
Mourinho es el ¨²nico personaje en el mundo del f¨²tbol que parece ser inmune a las truenos del Olimpo. Es el superhombre del milenio futbolero. Ganar la Copa de Europa con el Oporto fue en s¨ª una haza?a que ni siquiera Pep Guardiola, heredero de unos jugadores extraordinarios, ha sido capaz de emular. Pero, si encima se agregan los campeonatos que conquist¨® con el antes modesto Chelsea y haber ganado el scudetto dos veces y despu¨¦s la Liga de Campeones con un envejecido Inter, jugador por jugador no mucho mejor que el Manchester City, se puede afirmar, pues, que el flamante entrenador del Madrid realmente les ha robado a los dioses el secreto del f¨²tbol. La cuesti¨®n es si un d¨ªa de estos se tomar¨¢n su venganza. Siempre lo han hecho.
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