Jos¨¦ Mourinho 'En el f¨²tbol lo arriesgo todo. En lo personal, riesgo cero'
La gente lee ahora cualquier cosa que diga Jos¨¦ Mourinho, portugu¨¦s de Set¨²bal, 47 a?os, con el morbo que desatan los exabruptos. La gente espera de ¨¦l una declaraci¨®n grandilocuente, una descalificaci¨®n del contrario, una explicaci¨®n arrogante de sus objetivos o de sus m¨¦todos.
Aunque esa es la imagen que trasciende, ese no es ni mucho menos el ¨²nico Jos¨¦ Mourinho; ese es el traje que se le ha hecho al nuevo entrenador del Real Madrid. Se lo ha fabricado ¨¦l mismo, es cierto, pero no es el ¨²nico que viste. Ese traje es un pararrayos sobre el que caen los truenos que ¨¦l no quiere que caigan sobre los jugadores.
Es cierto que tiene una alta consideraci¨®n de s¨ª mismo, la m¨¢xima quiz¨¢, que su ego est¨¢ al servicio de su profesi¨®n. Es cierto, y de la cabeza a los pies tiene esa vestimenta moral que le hace parecer arrogante, b¨¢sicamente porque lo es.
"Cometer¨¦ errores, pero tendr¨¦ la m¨¢xima honestidad con mis jugadores"
"Hoy el entrenador ha de saber ocuparse de la gesti¨®n de los egos"
"Guardiola es perfecto para el Bar?a. Lo entiende todo, lo tiene todo"
"Quiero ser el ¨²nico en ganar las tres ligas m¨¢s importantes del mundo"
"Mi pensamiento es el fruto de la uni¨®n de la universidad y el f¨²tbol"
"Soy un hombre de perfil bajo. No me gusta nada la vida social. Ni la mentira"
Pero tiene otro traje, que tambi¨¦n es verdadero; con ¨¦l apareci¨®, a veces, en esta entrevista, y de esa conversaci¨®n sal¨ª con las notas que justifican esa impresi¨®n: Mourinho no es solo el hombre del ce?o fruncido, cabreado con media humanidad (la que no est¨¢ con ¨¦l). Es tambi¨¦n un tipo afable, que marca bien las distancias pero que no se va del sill¨®n cuando se cumple el tiempo (veinte minutos) que prometi¨® para este encuentro, que dur¨® luego algo m¨¢s de tres cuartos de hora.
Ah¨ª sigue, pues, e incluso sonr¨ªe, o r¨ªe, cuando al final recuerda que su ¨²ltimo equipo, el Inter de Mil¨¢n, jug¨® con cinco delanteros, "?cinco delanteros!", frente al Siena, en la Liga italiana. Bromea con su barba, que, como casi siempre, lleva dos o tres d¨ªas creciendo, con el rostro que le ha ido dejando la edad y con sus ojos, de los que uno de sus maestros, Bobby Robson, que le trajo de traductor al Bar?a en 1996, dijo que eran "los m¨¢s extraordinarios" que hab¨ªa visto en su vida. Traductor. Luego se lo gritaron en el Camp Nou (?traductor!) como un insulto. "Era un insulto para los traductores".
As¨ª que es evidente que la gente se fija m¨¢s en el ce?o de Mourinho que en lo que dice Jos¨¦ Mourinho: su ce?o es grave, escrutador; entra por la puerta, da la mano, despeja las dudas, sin decir una palabra, sobre el papel que tiene cada cual, y se apresta a ser preguntado. Pero lo que dice no es como su ce?o. Ese del banquillo es una especie de destilaci¨®n de Jos¨¦ Mourinho, un trabajador enfrascado en el objetivo, aunque ¨¦l no lo diga, de hacer feliz a su padre. Por ¨¦l, Jos¨¦ Manuel F¨¦lix Mourinho, que fue portero del Vit¨®ria de Set¨²bal y entrenador en Os Belenenses, lo hace todo. Por ¨¦l ahora quiere ganar al frente del Madrid, igual que gan¨® con el Chelsea o con el Inter. No pudo ser un jugador importante, y quiere ser el entrenador m¨¢s importante, el m¨¢s galardonado del mundo.
Es ambicioso, c¨®mo no. Es muy ambicioso. Eso se le ve en el campo y se le ve en las palabras; no oculta ninguno de los objetivos ambiciosos de su vida, los va enumerando como si los tuviera incrustados en la memoria. Esa obsesi¨®n por ganar desde el banquillo lo que no pudo ganar jugando es ya, m¨¢s que un objetivo, un punto de vista.
Michael Robinson, ex futbolista, comentarista de Canal +, periodista, coincidi¨® con ¨¦l durante un mes en Yugoslavia. Y lo define as¨ª: "El tiempo en que estuve con ¨¦l fue muy gratificante; me llev¨¦ la impresi¨®n de un hombre c¨¢lido, afectivo y espl¨¦ndido. Seg¨²n ha ido evolucionando, esas caracter¨ªsticas han calado en su personalidad y ahora no solo es un gran entrenador, sino que tiene muchos registros como ser humano. Se pone un traje ante los medios, pero es un crack de la comunicaci¨®n, generoso con los futbolistas; les hace saber que ellos son los que ganan y ¨¦l es el que pierde, por eso le tienen adoraci¨®n. Les transmite amor y respeto; es m¨¢s blando que duro. Sus guerras dial¨¦cticas son moment¨¢neas. Son peque?os instantes en una vida que inspira un especial cari?o".
Caramba, qu¨¦ cosas le dice Robinson...
Hay que llamarle para agradec¨¦rselo. Me conoce bien... Es un an¨¢lisis de una persona muy inteligente o de una persona que me conoce bien. Quiz¨¢ porque sea al mismo tiempo periodista y ex jugador tiene esa sensibilidad para entender el juego.
D¨¦jeme que empiece cit¨¢ndole a ?ngel Gonz¨¢lez, el poeta asturiano. Dec¨ªa: "Para que yo me llame ?ngel Gonz¨¢lez, para que mi ser pese sobre el suelo...". ?Qu¨¦ ha tenido que pasar para que usted sea Jos¨¦ Mourinho, el hombre al?que conocemos hoy? ?C¨®mo fueron su?infancia, sus amigos, sus padres? ?C¨®mo fue la vida que le condujo a amar el f¨²tbol?
Todo ha sido muy natural. Nac¨ª en una familia de jugador; crec¨ª despu¨¦s como hijo de entrenador. Ese ha sido mi h¨¢bitat natural. Muchos a?os m¨¢s tarde, el f¨²tbol sigue siendo parte indisoluble de mi vida; cuando nace mi hija, yo tengo un partido, y el d¨ªa que nace mi hijo tengo otro partido.
Y usted fue a los dos partidos.
Por supuesto. Es mi vida. El f¨²tbol... Mi padre se cas¨® con una profesora de portugu¨¦s. Esa combinaci¨®n me hizo amar el f¨²tbol por una parte, pero al mismo tiempo la presencia de mi madre, su actividad, me influy¨® para tener un poco de control de esa pasi¨®n y mantener una motivaci¨®n cultural y acad¨¦mica [Mourinho relata su vida como si estuviera presentando un curr¨ªculo que va viendo en un teleprompter]. De joven, cuando ten¨ªa 17 a?os, apareci¨® una novia en mi vida, una chica de 15 o 16 a?os que ahora es mi mujer; ella tambi¨¦n tiene formaci¨®n universitaria, de filosof¨ªa, yo estudi¨¦ educaci¨®n f¨ªsica. Por tanto, la formaci¨®n de mi pensamiento es el fruto de la uni¨®n de dos ¨¢reas que algunos creen incompatibles, la universidad y el f¨²tbol. Cuando entro en la universidad tengo tantas obligaciones que la presi¨®n de hacer las cosas bien, de acabar la licenciatura, cambia mi propio modo de ser: ya no quiero ser aquel ni?o que pensaba jugar a un alto nivel al f¨²tbol y s¨¦ que soy un joven que jam¨¢s podr¨ªa ser un crack como hab¨ªa so?ado; me doy cuenta de que podr¨ªa ser tan solo un jugador como tantos otros que aman el f¨²tbol, pero que jam¨¢s podr¨ªa estar en el top. Es entonces cuando advierto que he de ver la vida desde la perspectiva de alguien que tiene una tendencia natural para liderar, para estudiar, para entender m¨¢s los aspectos cient¨ªficos de las cosas... Despu¨¦s, poco a poco llegaron las oportunidades. Tuve la suerte de trabajar con Bobby Robson, quien me lleva al Barcelona, un gran club mundial. Luego tuve la suerte de trabajar con Louis van Gaal, muy diferente de Bobby, muy met¨®dico, muy organizado, con gran criterio. A lo que hay que a?adir la fortuna, la gran fortuna, de trabajar con grand¨ªsimos jugadores. Y el momento de la verdad lleg¨® cuando inicio en Portugal mi carrera como primer entrenador, en el a?o 2000. A partir de ah¨ª, en 10 a?os, todo ha sido explosivo, muy r¨¢pido. Explosivo, digo, porque ha sido en un corto espacio de tiempo, pero ha habido un largo recorrido hasta llegar aqu¨ª.
Una gran autoestima, sin duda. No mueve apenas las manos. Una la tiene, invariable, sobre la rodilla izquierda, y la otra sube y baja como si manejara la batuta de los a?os. Al contar su vida, de todos modos, es cuando m¨¢s se distendi¨® el ce?o de Mourinho, como si hablando de s¨ª mismo estuviera visitando a un viejo amigo.
Ya que ha mencionado a Robson. Dijo de usted, de su trabajo como ayudante suyo, que ten¨ªa "el par de ojos m¨¢s extraordinario que hab¨ªa conocido nunca".
Es un gran elogio. Pero lo que yo les digo a los que ahora trabajan para m¨ª es que es importante ver bien, pero a¨²n m¨¢s importante es que la informaci¨®n llegue muy bien a quien tiene que recibirla. Y es m¨¢s importante la calidad de la informaci¨®n que nos llega que la calidad de lo que vemos. Es lo que intento ense?ar a los que trabajan para m¨ª. Tienes que leer, pero tienes que hacer que los dem¨¢s entiendan perfectamente lo que t¨² has le¨ªdo. Un aspecto que mi experiencia me ha hecho entender es que cuando no eres el primer entrenador puedes tener capacidad de observaci¨®n y de an¨¢lisis. Pero cuando ya eres el m¨¢ximo responsable, en el momento de la verdad, la que vale es la capacidad que tienes para seguir leyendo, analizando y decidiendo bajo presi¨®n. Eso que ahora cient¨ªficamente se llama "inteligencia emocional". Una cosa es un asistente que est¨¢ en la tribuna o en la grada, un profesional que est¨¢ delante del ordenador o del televisor viendo una, dos, diez veces un partido, y otra cosa es la tensi¨®n alt¨ªsima de los noventa minutos de un partido que no puedes parar, en el que no puedes decir: "Oiga, espere, que tengo que pensar. Rebobina, que tengo que verlo otra vez". La capacidad de hacer una lectura bajo esta presi¨®n es un aspecto muy importante de los entrenadores. El mundo del partido es totalmente distinto, completamente aislado del resto.
Lo primero que habr¨¢ visto es a su padre dirigiendo. ?Qu¨¦ aprendi¨® de ¨¦l?
La honestidad. Lo m¨¢s importante de un entrenador, y quiz¨¢ de un hombre. Porque cuando mi padre me lo ense?¨®, siendo yo un ni?o, ¨¦l ni so?aba con que yo pudiera ser entrenador de f¨²tbol. Para ser un hombre y para traspasarlo al f¨²tbol, para ser un l¨ªder, porque un entrenador es un l¨ªder, me parece que la honestidad es lo m¨¢s importante. Mi padre es para m¨ª un ejemplo. Cometer¨¦ errores en mis decisiones, en los an¨¢lisis, pero guardar¨¦ el m¨¢ximo de honestidad con mis jugadores. Nunca les llegar¨¢ una decisi¨®n o cr¨ªtica m¨ªa por boca de otra persona. La experiencia me lo dice. Siempre he tenido una relaci¨®n absolutamente fant¨¢stica con mis grupos de trabajo y me parece que la culpa de esta relaci¨®n es esa honestidad que mantengo con los jugadores. Una de las cosas que quiero explicarles es precisamente esto, que quiero tener una relaci¨®n muy grata, muy honesta, y bilateral: yo contigo y t¨² conmigo. No quiero intermediarios. No quiero que un jugador declare a la prensa?que le gustar¨ªa saber por qu¨¦ no juega:?que me lo pregunte a m¨ª. Tampoco quiero decirle a la prensa por qu¨¦ raz¨®n ese futbolista no juega; se lo dir¨¦ a ¨¦l. Para m¨ª, la relaci¨®n directa, honesta, mir¨¢ndonos a los ojos, es lo m¨¢s importante. Tendremos momentos negativos, como es obvio, porque un jugador es un animal muy especial -lo digo con todo el cari?o, no en sentido cr¨ªtico-, y una de las caracter¨ªsticas de este animal es que si no juega no es feliz. Por eso siempre llegan momentos dif¨ªciles, pero la dificultad es menor si tienes una relaci¨®n honesta y directa. No soy un entrenador que explique todos los d¨ªas a los jugadores sus decisiones. No lo explico, pero siempre tengo una o m¨¢s razones para tomar esa decisi¨®n. Si la quieren saber, es muy f¨¢cil: la puerta de mi oficina estar¨¢ siempre abierta para explic¨¢rsela.
Desde hace m¨¢s de diez a?os, usted tiene un objetivo: ser un l¨ªder de grandes equipos. Donde hay un mont¨®n de egos. ?C¨®mo los domina? ?Ha variado mucho el ego de los futbolistas?
Ha cambiado de forma incre¨ªble. Hace 40 a?os, y recuerdo a mi padre hablar de esto, ver a un futbolista con un libro en las manos en una concentraci¨®n era excepcional; ese era un jugador que estaba muy por encima de los dem¨¢s a nivel cultural. Entonces jugaban a las cartas. El mundo ha evolucionado y ahora el futbolista es much¨ªsimo m¨¢s instruido. Cuarenta a?os atr¨¢s, un entrenador con dos dedos de inteligencia y dos dedos de cultura ten¨ªa un dominio intelectual y cultural sobre sus futbolistas. Los jugadores no ten¨ªan ni la capacidad de entender en qu¨¦ trabajaban, c¨®mo trabajaban, sus necesidades... No. Simplemente com¨ªan de aquello que les daban de comer, futbol¨ªsticamente hablando, y nada m¨¢s. Hoy un jugador es un hombre con una posici¨®n totalmente diferente en la sociedad. Antes no pod¨ªa entrar en muchos ambientes sociales. Hoy todos quieren que los futbolistas pertenezcan a los diferentes espacios sociales. El jugador es mucho m¨¢s culto, m¨¢s inteligente, es m¨¢s exigente. Por eso creo que hoy un entrenador tiene que estar mucho m¨¢s preparado que a?os atr¨¢s. Un entrenador que hoy solo entiende de f¨²tbol es un entrenador p¨¦simo. No puede sobrevivir. Y el entrenador cl¨¢sico, aquel que fue jugador o que entiende mucho de f¨²tbol y es entrenador dos d¨ªas despu¨¦s, no tiene muchas posibilidades de?tener ¨¦xito si no est¨¢ preparado en todos estos niveles de los que hablamos. No es tan solo entrenar bien, jugar bien, decidir y ganar. Es mucho m¨¢s: ha de ocuparse de la gesti¨®n de los egos, de las emociones; los entornos hacen ahora nuestro trabajo mucho m¨¢s complejo, muy bonito y tambi¨¦n muy dif¨ªcil.
?El hecho de que sean m¨¢s cultos los ha hecho m¨¢s autocr¨ªticos?
Encuentras de todo, como en todas las ¨¢reas profesionales. Me parece que hoy un jugador es muy orgulloso, tambi¨¦n en el sentido positivo de la palabra. Cuando llega a un determinado nivel, ya no piensa en su futuro, me refiero a su futuro econ¨®mico. El jugador de hoy que quiere jugar y jugar bien, que quiere ser titular, cerrar m¨¢s contratos, que quiere ganar y ganar siempre, o lo hace por orgullo propio o no lo hace. La cuesti¨®n en este momento no es un euro m¨¢s o menos, es el orgullo personal. Y hablo por m¨ª mismo. ?Por qu¨¦ trabajo? ?Porque quiero ganar? ?Porque quiero continuar? Trabajo porque me gusta, porque tengo orgullo propio, porque la gente espera que gane. Yo quiero seguir haci¨¦ndolo para estar bien conmigo mismo. Cuando llegamos a este nivel, es una cuesti¨®n de orgullo personal. Yo quiero hacer historia, Ronaldo quiere hacer historia, Messi quiere, Zanetti quiere... Los jugadores importantes quieren hacer historia, su propia historia. Dentro de 50 a?os seguir¨¦ estando en la historia del Oporto, del Chelsea, del Inter... Nosotros, jugadores y entrenadores, los que hemos llegado a este nivel, es por orgullo natural, es un orgullo innato. Si no fuera por esto, un d¨ªa te levantar¨ªas de la cama y dir¨ªas: "Basta". Nunca dir¨¦ basta.
No basta jugar, entonces. Lo importante es ganar. ?Y cuando se pierde?
Se debe saber por qu¨¦. Se debe saber d¨®nde mejorar. Si es culpa nuestra o del adversario. Si es culpa nuestra, es un gran problema. Si es culpa del adversario porque ha sido mejor que nosotros, okay, lo aceptamos, porque querer ser mejor que el adversario ser¨¢ un est¨ªmulo para mejorar. Cuando se pierde por culpa propia, debes pensar muy bien qu¨¦ hacer.
?C¨®mo ve los sistemas que dominan hoy en el f¨²tbol? Usted parece que impone un sistema seg¨²n el contrincante al que quiere vencer...
El aspecto cultural es muy importante. Una vez dije algo que quiz¨¢ pas¨® inadvertido y que acaso sea una de las cosas m¨¢s acertadas que he dicho sobre el f¨²tbol. Jugaba el Chelsea contra el Bar?a y las preguntas siempre eran las mismas: qui¨¦n es mejor. El Chelsea estaba muy fuerte, hab¨ªa sido campe¨®n de Inglaterra, el Bar?a era el campe¨®n de Espa?a y jug¨¢bamos unos cuartos de final de la Champions. Les dije: este Chelsea es campe¨®n de Inglaterra, y si jugara la Liga espa?ola no la ganar¨ªa. Y el Bar?a es campe¨®n de Espa?a, pero no ganar¨ªa la Premier. Y la construcci¨®n de los equipos debe realizarse de acuerdo con la cultura y con las cualidades que tienes para ganar. Como jugaba hace cuatro o cinco a?os, el Bar?a no ganaba la Premier. Quiz¨¢ hoy la ganar¨ªa. Por eso es imposible que un entrenador llegue a un pa¨ªs y diga: "Este es mi sistema, mi filosof¨ªa de juego". Si un d¨ªa Pep [Guardiola] va a Inglaterra o a Italia, quiero ver si su equipo juega como el Barcelona... ?Ser¨¦ capaz de hacer con el Madrid lo mismo que he hecho con el Inter a nivel de juego? Imposible. El aspecto cultural es muy importante.
Es decir, que la identidad de un equipo y de un entrenador como usted es la historia que lo va conformando...
Exactamente. La idiosincrasia es fundamental. Puedes tener principios del juego, puedes no abdicar de ellos, pero la idiosincrasia del club y de la propia Liga son fundamentales. Si intentas jugar contra esos principios, est¨¢s jugando contra ti mismo. Existen cosas en el Real Madrid que quiero mantener.
?Por ejemplo?
Por ejemplo, la obsesi¨®n por jugar un f¨²tbol ofensivo y atractivo... Todos me dicen que el aficionado del Real Madrid quiere ganar, ver un juego ofensivo y bonito. Yo tambi¨¦n. Pero no quiero un Real Madrid bajando con cinco y atacando con cinco. Y he visto muchos partidos del Madrid con cinco jugadores detr¨¢s de la l¨ªnea del centro del campo y cinco delante. Cuando se perd¨ªa el bal¨®n, los cinco de detr¨¢s echaban a correr y los cinco de delante se dedicaban a reposar. Eso no lo quiero. Existen principios a los que no puedo renunciar. Hablando de un modo general: ganar, jugar bien, jugar ofensivo... Obviamente, esa historia no quiero cambiarla.
Es lo que dice Guardiola de su propio equipo. Algo habr¨¢ aprendido de usted cuando coincidieron en el Nou Camp...
No, no. Guardiola no aprendi¨® de m¨ª. Guardiola tiene una formaci¨®n de cultura de club de toda la vida. Ha estado un a?o en Brescia (Italia) y otro en Qatar (donde seguramente jugaba m¨¢s al golf, que le gusta mucho), pero su vida es el Bar?a. Cuando me lo han preguntado alguna vez, siempre he dicho que Pep es el entrenador perfecto para el Bar?a. Es catal¨¢n, es cul¨¦, naci¨® all¨ª, en La Mas¨ªa, es amigo de Cruyff, hay aficionados con mucho amor por ¨¦l, con mucho amor por el club. Lo entiende todo, lo tiene todo. Para m¨ª es el entrenador perfecto para el Bar?a. Cuando nombraron presidente a [Sandro] Rosell y le ofreci¨® seis a?os de contrato..., ?yo le hubiera ofrecido diez!
Tengo curiosidad por saber qu¨¦ coment¨®?con Guardiola cuando acab¨® el partido en que el Inter elimin¨® al Bar?a de Europa. Cuando usted estuvo all¨ª con Robson, su relaci¨®n con Pep era buena...
Ha sido buena, es buena y ser¨¢ buena. Si tenemos alg¨²n problema a nivel futbol¨ªstico, no ser¨¢ nunca un problema entre Jos¨¦ Mourinho y Pep Guardiola: ser¨¢ un problema entre el entrenador del Real Madrid y el entrenador del Barcelona. Es totalmente diferente. Lo respeto tanto como creo que ¨¦l me respeta a m¨ª y no tenemos ning¨²n problema personal, todo lo contrario. En este momento no le puedo desear suerte porque jugamos a lo mismo, pero aparte de eso no hay ning¨²n problema.
Hace unos a?os dibuj¨® su futuro: ganar¨¦ esto en Inglaterra, esto en Italia, esto en Espa?a, esto en Portugal...
Como en todos los planteamientos, tienes que ser flexible y adaptarte a la situaci¨®n. Tienes que analizar y hacer un diagn¨®stico del d¨ªa a d¨ªa a todos los niveles. En mi vida profesional es muy dif¨ªcil que este planteamiento sea cumplido autom¨¢ticamente, tiene que haber desviaciones... Ten¨ªa tres grandes objetivos cuando empec¨¦ a entrenar. He alcanzado dos casi. Uno, ganar tres Champions con tres clubes diferentes. Ernst Happel, Ottmar Hitzfield y yo hemos ganados dos cada uno en dos clubes diferentes. Happel ha fallecido. Hitzfield est¨¢ a punto de retirarse y a m¨ª me quedan muchos a?os de carrera por delante. Otro: quiero ser el ¨²nico en ganar las tres Ligas m¨¢s importantes del mundo: la espa?ola, la italiana y la inglesa. En este momento, Fabio Capello ha ganado la italiana y la espa?ola; Carlo Ancelotti ha ganado la inglesa y la italiana, y yo, la inglesa y la italiana. Capello, si no vuelve a un club, como ¨¦l dice, ya no llegar¨¢. Solo estamos Carlo y yo, y no s¨¦ si Carlo lo tendr¨¢ entre sus objetivos. Yo quiero ganar las tres.
Y el tercer objetivo.
El tercero es dar a mi pa¨ªs algo que a¨²n nadie le ha dado: el t¨ªtulo de campe¨®n del mundo o de Europa. Esto es m¨¢s dif¨ªcil porque no me gusta entrenar selecciones. Es un sue?o para m¨ª. Me parece que Portugal, un pa¨ªs peque?ito, de diez millones de habitantes, sin un potencial econ¨®mico, sin grandes infraestructuras, tiene un f¨²tbol que merece algo importante. Es un f¨²tbol que ha dado tres balones de oro, ha dado a Eusebio, a Ronaldo, a Figo... Un pa¨ªs que ha dado un Benfica hist¨®rico y un Oporto que ha ganado la Champions merece dos cosas: ganar un t¨ªtulo grande y ganar algo a¨²n m¨¢s f¨¢cil: llegar, con la ayuda de Espa?a, a tener un Mundial de f¨²tbol. Tenemos que ganar esta candidatura.
En toda la conversaci¨®n no le hab¨ªa visto tanta ilusi¨®n en los ojos como cuando ha hablado de Portugal.
Soy un portugu¨¦s muy at¨ªpico, porque el portugu¨¦s en general echa de menos a Portugal y yo no. No tengo saudade, quiz¨¢ porque tengo una familia espectacular, porque estoy enamorado de lo que hago... No tengo saudade, pero tengo mucha pasi¨®n. Soy un portugu¨¦s que no quiere volver, no quiero trabajar en ning¨²n club portugu¨¦s, no quiero vivir en Portugal, pero soy un portugu¨¦s al que le gustar¨ªa hacer algo importante con mis capacidades.
Al principio le le¨ª lo que dice Robinson de usted. Los que est¨¢n en su cercan¨ªa dicen que es c¨¢lido, humano. Pero en muchos sitios se dice de usted que es una persona dif¨ªcil, inaccesible, irritable. ?C¨®mo reacciona cuando lee que dicen eso de usted?
Primero, no leo mucho lo que se dice de m¨ª. ?scar [Rib¨®, responsable de prensa de Mourinho y del Real Madrid, que est¨¢ presente] es testigo de que todos los d¨ªas quiero un SMS suyo con un resumen de prensa, porque no leo peri¨®dicos ni veo la televisi¨®n; solo la utilizo para partidos que quiero o que tengo que ver. Es una protecci¨®n para mi estabilidad personal. Si llega una persona cercana que habla mal de m¨ª, eso s¨ª me genera un problema porque significa que algo est¨¢ mal, o en m¨ª o en esa persona. Cuando habla mal de m¨ª una persona que no me conoce, eso no me crea ning¨²n problema. El f¨²tbol me ha dado tantas cosas buenas que tiene todo el derecho a darme alguna mala.
?Cu¨¢l es la mala?
La mala es que he perdido totalmente mi privacidad. Todos me conocen, todos hablan de m¨ª, no puedo ir por la calle con tranquilidad, no puedo pasear con mis hijos, con mi mujer, con mi familia, no puedo viajar tranquilamente. Y tengo que leer muchas mentiras -cuando leo- sobre m¨ª.
?Qu¨¦ es lo que m¨¢s le ha molestado?
Las mentiras. Fuera del f¨²tbol soy un hombre totalmente distinto al que est¨¢ en el f¨²tbol. Si en el f¨²tbol lo arriesgo todo, soy arriesgado en la forma de liderar, arriesgo en la manera de comunicar, de gestionar mi relaci¨®n con la prensa..., arriesgar¨¦ mucho con el equipo, ya lo ver¨¢n... En mi vida personal, sin embargo, soy exactamente lo contrario: riesgo cero, perfil bajo, inversiones econ¨®micas cero. Riesgo con mis euros cero. Soy un hombre de perfil bajo, no me gusta la vida social, nada. Y la mentira, lo que menos me gusta. ?Dijeron que en mis vacaciones en Kenia hab¨ªa contratado a un brujo! ?Lo que inventan!
Tambi¨¦n dicen que le gusta leer, que le gusta la m¨²sica...
Mire, la gente ve a un Mourinho durante noventa minutos, en el campo, y?antes de los partidos y despu¨¦s, en las conferencias de prensa. Ese Mourinho est¨¢ jugando el partido. Es dif¨ªcil percibir a un Mourinho que no est¨¦ ya jugando el partido. En el partido estoy de pie noventa minutos, hablo con los m¨ªos, con los adversarios, con los ¨¢rbitros... Estoy jugando mi partido, no salgo a hacer teatro, estoy trabajando. Las ruedas de prensa son espacios de trabajo. La gente me conoce trabajando. Esta entrevista que estoy haciendo con usted no s¨¦ si se volver¨¢ a repetir, durante la temporada apenas hago entrevistas, jam¨¢s voy a la televisi¨®n, para m¨ª abrir mi casa es imposible, pararme por la calle con aficionados es muy dif¨ªcil... Me gustar¨ªa visitar una pe?a de mi club, pero ya me han dicho que son tantas que si voy a una tendr¨ªa que ir a todas, as¨ª que no puedo ir a ninguna... As¨ª que a Mourinho nadie le conoce. Le conoce la familia, los amigos y quien me conoce de verdad.
D¨¦jeme entrar un momento en su casa. ?Qu¨¦ libros lee?
Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez me gusta, pero tengo poco tiempo para leer. Trabajo muchas horas, y cuando llego a casa me gusta estar con los m¨ªos. No puedo ser tan ego¨ªsta como para exigir mi propio espacio. Tengo que hacer cosas que les guste hacer a ellos, ver la pel¨ªcula que le gusta a mi mujer, ir al cine y ver la pel¨ªcula que les guste a mis hijos... El otro d¨ªa estuve en Madrid, muerto de cansancio, pero mis hijos quer¨ªan ir al Parque de Atracciones. Pues al Parque de Atracciones...
?Qu¨¦ le hace re¨ªr?
En casa r¨ªo much¨ªsimo; en mi ambiente de trabajo, tambi¨¦n. Y ganar tambi¨¦n me hace re¨ªr much¨ªsimo.
Terminemos con otro poeta, Rudyard Kipling, que advierte en su poema 'If' contra dos impostores: el triunfo y la derrota. ?Piensa lo mismo, son armas de doble filo?
Alguna vez he pensado, despu¨¦s de una derrota, que afortunadamente son pocas: no debo estar triste porque en el otro vestuario hay gente que est¨¢ muy feliz. Pero para pensar as¨ª tengo que perder muchas veces.


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