Gol en propia puerta
El f¨²tbol, como dec¨ªa el difunto Bill Shankly, no es una cuesti¨®n de vida o muerte; es mucho m¨¢s importante que eso. Hoy d¨ªa, el legendario director del Liverpool podr¨ªa a?adir: porque es un gran negocio. Solo la banca de inversi¨®n se acerca al desprecio que muestra el f¨²tbol por sus clientes y a la magnitud de los beneficios que se manejan en las altas esferas. Pero los bancos est¨¢n replante¨¢ndose si financian el deporte.
El catalizador inmediato es la pr¨¢ctica desaparici¨®n del Portsmouth FC, un club en bancarrota que ha costado al contribuyente brit¨¢nico 20 millones de libras en impuestos no pagados. El asunto puso de relieve la extra?a norma del "acreedor futbol¨ªstico" de la Asociaci¨®n de F¨²tbol Inglesa, que obliga a los clubes a pagar a los jugadores y a otros empleados del sector antes que a los dem¨¢s. Las autoridades tributarias de Reino Unido quieren prohibir dicha pr¨¢ctica. El caso se ver¨¢ en oto?o. La Premier League, que dirige la m¨¢xima divisi¨®n inglesa, ha impuesto nuevas normas para advertir con prontitud de otro posible Portsmouth, incluido el facilitar informaci¨®n al fisco. La UEFA, el organismo europeo que administra este deporte, est¨¢ imponiendo regulaciones para un "juego justo econ¨®mico" que obligue a los clubes a vivir dentro de sus posibilidades [aunque todav¨ªa no].
Puede que sea demasiado tarde. Brian Mawhinney, ex presidente de la Football League, cree que el endeudamiento actual de los clubes ingleses, cifrado por la UEFA en m¨¢s de 3.500 millones de euros, es insostenible.
La econom¨ªa del f¨²tbol es sencilla: cuanto m¨¢s gastas en jugadores, mejor te va. El resultado ha sido una carrera armament¨ªstica futbolera, financiada por la deuda, por hacerse con los escasos futbolistas de talla mundial que existen. El Liverpool de Shankly trata a toda costa de devolver un pr¨¦stamo de 237 millones al Royal Bank of Scotland. Si no se encuentra un comprador, el nuevo propietario del club podr¨ªa ser el banco controlado por el Estado. El caso del Portsmouth ha demostrado a la banca que est¨¢ fuera del c¨ªrculo m¨¢gico. Si no pueden garantizar su deuda, ser¨¢ dif¨ªcil obtener nuevos pr¨¦stamos.
Si esto erradica la locura de este hermoso deporte, no ser¨¢ algo negativo. Puede que el f¨²tbol sea un gran negocio, pero sus p¨¦rdidas cr¨®nicas son equiparables a las de las aerol¨ªneas y no est¨¢ preparado para soportar montones de deudas. Los bancos pueden alquilar palcos para entretener a sus clientes o figurar como patrocinadores en la camiseta de un equipo, pero ah¨ª deber¨ªa terminar su intervenci¨®n en el deporte.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.