M¨¢xima urgencia

Cada d¨ªa que pasa la situaci¨®n en Pakist¨¢n es m¨¢s dram¨¢tica. El pasado jueves, la ONU convoc¨® una reuni¨®n para volver a insistir en la urgencia de recibir ayuda internacional para combatir los devastadores efectos de las inundaciones. De los 360 millones de euros que este organismo hab¨ªa solicitado en una cita anterior, hasta ese momento solo se hab¨ªa recaudado la mitad. Mientras tanto, las cifras que resumen la cat¨¢strofe crecen de manera alarmante. Una cuarta parte del pa¨ªs est¨¢ anegada por las aguas, que afectan ya de manera directa a m¨¢s de 15 de los 170 millones de habitantes de Pakist¨¢n. Hay ocho millones de damnificados y se han quedado sin casa m¨¢s de cinco millones, de los que cuatro millones no tienen ning¨²n tipo de refugio. M¨¢s de tres millones y medio de ni?os corren peligro de muerte por las epidemias (c¨®lera, disenter¨ªa, tifus, malaria...) que pueden surgir en cualquier momento. Solo han muerto, sin embargo, unas 2.000 personas.

Quiz¨¢ ese bajo n¨²mero de v¨ªctimas mortales haya demorado hasta ahora la ayuda internacional. Las inundaciones no tienen la eficacia medi¨¢tica de otras cat¨¢strofes, como los terremotos o los tsunamis, aun cuando su capacidad de destrucci¨®n pueda ser a la larga mayor. Tambi¨¦n influy¨® en los primeros momentos la falta de liderazgo del presidente Asif Ali Zardari, que decidi¨® no interrumpir una gira que realizaba entonces por Europa.

Pero lo que dificulta de verdad la eficacia de la ayuda es la propia situaci¨®n de Pakist¨¢n, fragmentado en distintas zonas en un reguero de tribus a las que no alcanza autoridad alguna y con un aparato estatal fr¨¢gil y corrupto. El pa¨ªs, que cuenta con la bomba at¨®mica, tiene permanentes conflictos fronterizos con India, est¨¢ bajo sospecha de facilitar las cosas a los talibanes en la guerra de Afganist¨¢n y suele verse afectado por atentados terroristas.

El primer ministro, Yusuf Raz¨¢ Guilani, ha anunciado la creaci¨®n de un organismo independiente para supervisar la transparencia en la gesti¨®n y distribuci¨®n de la ayuda, y el presidente Zardari ha advertido del uso que los talibanes podr¨ªan hacer de la tragedia. Las inundaciones est¨¢n afectando a un pa¨ªs que, en partes del noroeste, est¨¢ inmerso en una guerra que Occidente ha desencadenado. La ayuda tiene que materializarse cuanto antes. EE UU y la UE (y tambi¨¦n Espa?a) ya han incrementado su colaboraci¨®n. El desaf¨ªo es que llegue a los afectados y no se pierda por el camino.