EE UU da la espalda a Wikileaks
El Pent¨¢gono rechaza colaborar con la web que filtr¨® los documentos sobre la guerra afgana - La prensa cuestiona al portal por su oscura financiaci¨®n
El Pent¨¢gono y la Casa Blanca han rechazado la solicitud de los gestores de Wikileaks de colaborar para revisar los 15.000 informes militares de Estados Unidos que todav¨ªa obran en poder de los gestores de ese portal que publica documentos clasificados y evitar que se vuelvan a difundir en Internet datos sobre colaboradores civiles del Ej¨¦rcito estadounidense en Afganist¨¢n. El Departamento de Defensa, que ha iniciado una investigaci¨®n junto al FBI, ha exigido que se le devuelvan todos los textos que a¨²n no hayan sido publicados. Mientras el fundador de Wikileaks, Julian Assange, asegura ser v¨ªctima de una campa?a de desprestigio, varios medios de comunicaci¨®n de Estados Unidos le exigen la misma transparencia que pide en su propia web.
Wikileaks se nutre de donaciones privadas que pueden ser an¨®nimas
Tiene una forma jur¨ªdica diferente seg¨²n el pa¨ªs en el que est¨¢ presente
El viernes, el Gobierno sueco dict¨® una orden para detener a Assange por dos demandas relacionadas con un acoso sexual, aunque luego la retir¨®. Seg¨²n anunci¨® ayer la fiscal¨ªa, el abogado que trabaja en el caso tem¨ªa que Assange, que no es residente sueco, pudiera abandonar el pa¨ªs. "Cre¨ªa que exist¨ªa el riesgo de que se fuera antes de que le interrog¨¢ramos", dijo la fiscal¨ªa en un comunicado. La investigaci¨®n segu¨ªa abierta ayer.
En julio, Assange public¨® en Wikileaks 76.000 documentos secretos sobre la guerra de Afganist¨¢n. Recientemente anunci¨® la difusi¨®n de otros 15.000, provocando indignaci¨®n en el Pent¨¢gono. En una entrevista con el canal Al Yazira el domingo, Assange opin¨® que existe una "campa?a de desprestigio" en su contra. Aunque a?adi¨®: "No puedo acusar a nadie directamente".
En Estados Unidos, Assange se enfrenta a una investigaci¨®n en la que ya trabajan la divisi¨®n de investigaciones criminales del Pent¨¢gono y el FBI. La idea de qu¨¦ resultado pueden tener esas pesquisas la ha dado el jefe del Estado Mayor Conjunto, almirante Mike Mullen, que ha acusado a Assange de tener "sangre en sus manos" por delatar a confidentes afganos. En los documentos publicados en julio hab¨ªa nombres de colaboradores de EE UU que ahora est¨¢n a merced de las represalias de los talibanes y Al Qaeda. Para evitar que se repita la misma acusaci¨®n, los gestores de Wikileaks quieren editar los 15.000 documentos restantes, pero, seg¨²n sus c¨¢lculos, eso costar¨ªa 700.000 d¨®lares (550.000 euros). No han explicado en concepto de qu¨¦. Simplemente han dicho que, o bien reciben ese dinero y lo hacen en solitario, o bien les ayuda en esa labor el propio Pent¨¢gono.
El Pent¨¢gono ha sido tajante: "No queremos negociar", ha dicho en su perfil de Twitter. Un portavoz, Bryan Whitman, a?adi¨®: "Esos documentos son propiedad del Gobierno. Su publicaci¨®n, no autorizada, amenaza las vidas de los soldados de la coalici¨®n y de los civiles afganos".
Los gestores de Wikileaks han respondido a esas denuncias en su red de Twitter: "El almirante Mike sangre en las manos Mullen se cena un buen filete con la conciencia tranquila. El Pent¨¢gono busca la censura total sin que le importen los afganos. Necesitamos 700.000 d¨®lares para corregir los documentos [eliminar los datos comprometedores para la seguridad de los colaboradores afganos, entre otros] y reducir riesgos. El Pent¨¢gono no ayuda. Los medios tampoco, pero s¨ª que quieren aprovecharse".
Ah¨ª, Wikileaks ha topado con otra gran muralla de oposici¨®n. Al retratarse como un medio de comunicaci¨®n (en Suecia la organizaci¨®n est¨¢ dada de alta as¨ª), ha despertado el recelo de varias cabeceras tradicionales. Ayer, el Wall Street Journal analizaba en un reportaje la oscura financiaci¨®n de la web: "La falta de transparencia de Wikileaks contrasta con la total transparencia que exige a los Gobiernos y las empresas". El columnista Marc A. Thiessen, del Washington Post, fue m¨¢s lejos: "Es una empresa criminal". El New York Post le cambi¨® el nombre a la organizaci¨®n por el de Wikikills (un juego de palabras, sustituyendo el t¨¦rmino leaks, filtraciones, por el de kills, muertes), y dijo en su editorial: "Ayuda a los talibanes a matar en Afganist¨¢n".
El Journal ha tratado de analizar el complejo entramado de financiaci¨®n de esa instituci¨®n. En cada pa¨ªs donde tiene representaci¨®n, se manifiesta como algo distinto. En Alemania y en Francia es una fundaci¨®n. En Australia es una biblioteca virtual. Y en EE UU se divide en dos organizaciones no gubernamentales.
Julian Assange ha estimado, en diversas entrevistas, que el coste de mantener a Wikileaks en marcha es de 200.000 d¨®lares (157.000 euros) anuales. Fundamentalmente, el portal se nutre de donaciones privadas que pueden ser an¨®nimas. Aunque la media de donaciones suele ser de 20 euros, despu¨¦s de la publicaci¨®n de los documentos de Afganist¨¢n, un donante les envi¨® 10.000.
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