Terapia de g¨¦nero contra el alcohol
C¨®rdoba cuenta con el ¨²nico piso para mujeres adictas de Andaluc¨ªa
"Cuando se llevaban lo bolsos peque?os de mano, yo ten¨ªa uno enorme. Lo suficientemente grande para meter la botella y que no se notara". Francisca, de 54 a?os, lleva m¨¢s de media vida luchando contra su adicci¨®n al alcohol. Paquita, como prefiere que la llamen, comenz¨® a beber con 24 a?os y, desde entonces, ha entrado y salido del h¨¢bito, incluyendo periodos largos de abstinencia. "Pero cuando me sent¨ªa mal, cuando ocurr¨ªa algo en mi vida que no me gustaba, volv¨ªa a caer", recuerda.
Cuando concede la entrevista, Paquita lleva tres meses y medio sin probar gota. Tras pasar por un centro especializado en el que se desintoxic¨®, ingres¨® voluntariamente en una residencia ¨²nica por sus caracter¨ªsticas. Se trata de una casa que Cruz Roja tiene en C¨®rdoba y que est¨¢ destinada s¨®lo a mujeres con problemas de alcoholismo. S¨®lo en el primer semestre de 2010 han sido atendidas all¨ª 19 mujeres.
El h¨¢bito en la mujer es diferente. Bebe en casa y a escondidas
El centro terap¨¦utico tiene capacidad para seis enfermas
?Por qu¨¦ una vivienda s¨®lo para mujeres? El doctor Bartolom¨¦ Ca?uelo, uno de los responsables de este proyecto con 22 a?os de trayectoria, responde: "El alcoholismo femenino tiene caracter¨ªsticas propias que lo hacen diferente". Una de las se?as distintivas de las bebedoras es que, a diferencia de lo que ocurre con muchos hombres, su h¨¢bito no suele estas ligado a un consumo social. "Las mujeres no beben en los bares. No se emborrachan all¨ª como los hombres. Porque ha estado tradicionalmente mal visto, lo que las estigmatiza a¨²n m¨¢s. Por contra, lo hacen en casa y habitualmente a escondidas", contin¨²a.
"Adem¨¢s, su consumo en ellas suele ir acompa?ado de episodios de violencia machista (f¨ªsica o psicol¨®gica)", apunta el m¨¦dico. Por ello, Ca?uelo afirma que el tratamiento de estas pacientes mejora evitando la convivencia con otros hombres con problemas similares en centros mixtos, porque su manera de sufrir y encauzar la adicci¨®n para darle salida "es distinta". El piso de C¨®rdoba tiene capacidad para seis mujeres, que ingresan de manera voluntaria y que pueden residir un m¨¢ximo de seis meses. Sus objetivos generales son la mejora de su calidad de vida y conseguir dotarlas de la autonom¨ªa suficiente que les permita no recurrir al alcohol y e impulse su integraci¨®n social en abstinencia.
Para ello, los especialistas se sirven de un complejo esquema asistencial que abarca la direcci¨®n de un m¨¦dico, una psic¨®loga y cinco trabajadoras sociales que ejercen de monitoras en el mismo piso.
"Aqu¨ª hay que trabajar mucho. Y muy duramente. No es f¨¢cil", dice Carmen, de 55 a?os. Lleva tres meses y medio de tratamiento en el piso cuando recibe a la prensa y su evoluci¨®n parece haber sido muy buena. "Cuando vine no era yo. Estaba anulada, s¨®lo quer¨ªa apartarme de todo. En este tiempo he tenido un cambio radical", recuerda esta ama de casa, a la que su adicci¨®n la llev¨® al l¨ªmite. "Llegu¨¦ a beber alcohol industrial mezclado con Coca Cola", confiesa. Cuando Carmen salga del piso, le quedar¨¢ un largo y duro camino hasta poder considerarse libre del yugo de la bebida. "Por nuestros estudios creemos que el nivel de ¨¦xito es bastante elevado. A los dos a?os de dejarnos, el 50% permanece abstemia, un 30% ha sufrido reca¨ªdas y con un 20% no logramos contactar para saber c¨®mo est¨¢n. Pero creemos que un 10% de ellas permanecen limpias. As¨ª que calculamos entre un 64 y un 65% de ¨¦xito", subraya Bartolom¨¦ Ca?uelo.
Poco antes de su entrada en el piso, Carmen pas¨® por un periodo de desintoxicaci¨®n muy agresivo que debe realizarse bajo supervisi¨®n m¨¦dica y que logra buenos resultados en tres o cuatro d¨ªas. Tras esa primera terapia de choque, llega una intensa labor de reconstrucci¨®n personal en el piso terap¨¦utico, con la ayuda de m¨¦dicos, psic¨®logos y monitoras.
"Lo que procuramos es que las mujeres est¨¦n ocupadas todo el tiempo, que se mantengan constantemente activas con los talleres y las actividades que hacemos y que incluyen trabajos para recuperara habilidades sociales, uso del tiempo libre, autoestima, asertividad... Todo ello coordinado y reforzado por el control m¨¦dico y psicol¨®gico que se realizan en las visitas al ambulatorio", explica Laura Cabello, una de las monitoras que acompa?an las 24 horas del d¨ªa a la media docena de mujeres residentes.
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