"El veto al 'burka' da miedo"
S¨ª. Le resulta pesadamente familiar la pol¨¦mica del burka; tambi¨¦n otras tradiciones que coartan la libertad de las mujeres en el entorno musulm¨¢n. La hija de un escrupuloso im¨¢n de Larache (Marruecos), que conoci¨® a su marido d¨ªas antes de una boda pactada entre progenitores y ajustada al ancestral rito marroqu¨ª -una novia menor de edad entregada a un desconocido 11 a?os mayor que ella-, viaj¨® meses despu¨¦s a Espa?a para volcarse en la integraci¨®n del colectivo isl¨¢mico inmigrado a Cunit (Tarragona).
Desde entonces, Fatima Ghailan, ¨²nica musulmana empleada como mediadora cultural del municipio, afronta casos como la de una compatriota que suma nueve a?os sin cruzar palabra, saliendo a la calle tras el blindaje del velo integral que la cubre de la cabeza a los pies y unas rejillas a la altura de los ojos. "He saltado del Marruecos m¨¢s arcaico al otro extremo occidental para afrontar algunas de las costumbres que viv¨ª de peque?a", dice Ghailan. Ha sido, a?ade, "un cambio dr¨¢stico" esta transici¨®n vertiginosa que le llev¨® a dominar el castellano en seis meses (tard¨® algo m¨¢s con el catal¨¢n). Ahora, hasta los camareros se sorprenden de que deje el embutido intacto sobre la mesa. "Soy espa?ola, marroqu¨ª y musulmana. Me siento constantemente parte de todos los bandos", precisa.
"Soy espa?ola, marroqu¨ª y musulmana. Estoy en todos los bandos"
Desde esta perspectiva enclavada entre dos orillas cay¨® como una pedrada la espiral de prohibiciones en la que 14 municipios espa?oles, 12 de ellos en Catalu?a, vetaron uno detr¨¢s de otro, en apenas dos meses, el uso del velo integral en los edificios municipales. "Parece una competici¨®n para ver qui¨¦n es m¨¢s valiente. Dicen defender la libertad de las musulmanas, pero nadie habla con ellas. ?De verdad les importan? Pues las est¨¢n tratando como a fantasmas", se queja. El debate de la prohibici¨®n escal¨® hasta el Senado y llegar¨¢ al Congreso a la vuelta del verano, donde CiU promueve que el Consejo de Estado se pronuncie sobre la posibilidad de regular el uso del velo integral a escala nacional.
"Los pol¨ªticos seguir¨¢n sin integrar en el debate a los marroqu¨ªes, principal nacionalidad de seguidores del islam en Espa?a", advierte Ghailan sobre un veto que tambi¨¦n aprob¨® el Consistorio en que trabaja. "Me consta que a ning¨²n t¨¦cnico de ninguna Administraci¨®n se le consult¨® nada sobre el asunto", revela tras esa experiencia. ?Qu¨¦ habr¨ªan respondido los expertos? "Ante todo, pedagog¨ªa. Los marroqu¨ªes estamos en contra del velo integral, es una prenda horrible, la mayor¨ªa rechaza a los que imponen estas tradiciones. Pero las prohibiciones han levantado mucho miedo", diagnostica. "El rechazo al burka podr¨ªa haber unido a espa?oles y marroqu¨ªes, pero se ha planteado de forma tan tosca que por ahora solo abre m¨¢s divisiones", concluye Ghailan, en quien esa ruptura aparece como duplicada. "Convivir con dos culturas superpuestas tambi¨¦n multiplica los problemas, recibo golpes de los dos lados", detalla. Entre esos golpes destaca un conflicto legal contra el im¨¢n de Cunit, imputado por intentar que el Ayuntamiento despidiera a esta musulmana que osa cuestionar algunos h¨¢bitos del mundo isl¨¢mico. El juicio se celebr¨® el pasado julio y ha quedado visto para sentencia. "Es solo un ejemplo de los impedimentos de los marroqu¨ªes que intentan progresar en Espa?a", detalla. "Somos muchos los musulmanes entre dos aguas: contra las tradiciones desfasadas pero v¨ªctimas de la incomprensi¨®n de las Administraciones. El veto al burka, por ejemplo, nos quita argumentos para defender nuestra postura y multiplica el recelo musulm¨¢n hacia los espa?oles".
Asociaciones sociales y entidades isl¨¢micas moderadas tambi¨¦n alertan sobre este poco sondeado efecto secundario: el creciente temor de los musulmanes a que el veto al velo integral sea el primero de una serie de prohibiciones indiscriminadas contra esa comunidad. "Ese miedo desvela que falla algo m¨¢s profundo entre las comunidades marroqu¨ªes de Espa?a", juzga Ghailan. "Vinimos para progresar, pero cuando vuelvo a Marruecos parece que son ellos los que han avanzado. No sufren la tensi¨®n social y religiosa que padecemos aqu¨ª. En algunos colectivos parece que el tiempo se ha parado, incluso estamos yendo para atr¨¢s. ?No resulta inquietante?". Pero en el Congreso, a la vuelta del verano, solo se hablar¨¢ del burka.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.