La econom¨ªa del sube y baja
La expectativa de que pueda producirse una nueva ca¨ªda de la actividad (un double dip) en pa¨ªses como Estados Unidos ha dejado un nuevo poso de pesimismo en la econom¨ªa mundial. La histeria prolongada en que se ha convertido la presente crisis se debe en parte a que los datos ofrecen un tobog¨¢n de sube y baja, y que a cada nueva informaci¨®n se le concede una importancia inusitada. Un trimestre EE UU lidera el camino a la esperanza y Europa anda rezagada y, al trimestre siguiente, es al rev¨¦s. M¨¢s all¨¢ de la confianza de los mercados en la que tan desesperadamente se han centrado los esfuerzos, es necesaria la confianza de los ciudadanos como trabajadores, consumidores o empresarios. Es precisa una referencia y, sin embargo, la coordinaci¨®n internacional ha dejado mucho que desear y no parece aportarla hasta el momento. En esta crisis, en todo el mundo, los fantasmas hacen cola cada ma?ana y un indicador sobre otro no da tregua a los ciudadanos, que asisten a esta monta?a rusa de datos con perplejidad y esperando a¨²n a que aparezcan soluciones de m¨¢s largo plazo. Asimismo, en la moral de los ciudadanos parece pesar que no se hayan disciplinado algunos errores que nos llevaron a esta crisis.
En medio de esta confusi¨®n, el riesgo de un double dip es ya algo m¨¢s que el caldo de cultivo de nuevas incertidumbres. El consumo o la producci¨®n manufacturera no despegan en la econom¨ªa de EE UU y los datos de venta de viviendas han sido el ¨²ltimo jarro de agua fr¨ªa. EE UU evidencia una problem¨¢tica com¨²n a otros pa¨ªses (como Espa?a) que a¨²n debe resolverse: una sobrecapacidad en determinadas actividades que no puede corregirse hasta que las p¨¦rdidas hayan aflorado completamente y se hayan producido los ajustes necesarios en sectores como el inmobiliario o el bancario. Con la persistencia de estos desequilibrios, los mercados de todo el mundo asisten con miedo al riesgo de deflaci¨®n en EE UU, lo que obligar¨¢ a la Reserva Federal -el banco central norteamericano, conocido como Fed- a prolongar las compras de deuda, porque parece que el paciente necesita m¨¢s ox¨ªgeno del que estaba previsto.
En Europa se vive un impasse a la espera de que el oto?o confirme o desmienta las expectativas de crecimiento del tercer trimestre. Otro sube y baja. La esperanza se centra en la econom¨ªa germana, que ha superado todas las previsiones en cuanto a crecimiento y confianza industrial. Eso s¨ª, Alemania cuenta con la debilidad de un sector bancario con no pocos problemas. Adem¨¢s, el riesgo-pa¨ªs (la diferencia entre los intereses que paga un pa¨ªs por su deuda y el que paga el pa¨ªs m¨¢s seguro, que en el caso de Europa es Alemania) se sigue acrecentando en econom¨ªas como Irlanda -con la reciente rebaja de su rating-, Portugal y Grecia, y en Espa?a habr¨¢ que ver qu¨¦ depara la vuelta de las vacaciones, con una densa agenda por implementar y concretar.
Adem¨¢s, como no pod¨ªa ser de otro modo en esta crisis, junto a todas estas dudas se cierne un problema financiero vinculado al gran endeudamiento existente. Los t¨ªtulos de deuda se han convertido en un valor refugio, cuya factura habr¨¢ de pagarse durante muchos a?os. Son cada vez m¨¢s los que ven ah¨ª, en los mercados de bonos, la pr¨®xima burbuja y el trasfondo de este relativo pesimismo. Ojal¨¢ todos los planes presentados por los Gobiernos se concreten y coordinen y tracen las v¨ªas de la sostenibilidad para abandonar este inc¨®modo sube y baja.
Santiago Carb¨® es catedr¨¢tico de An¨¢lisis Econ¨®mico de la Universidad de Granada.
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