Si la pinchan, no sangra
Mar¨ªa Dolores de Cospedal parece un programa inform¨¢tico. Se coloca delante de las c¨¢maras, pone en marcha el mecanismo de abrir y cerrar la boca, y comienza a pronunciar, con una neutralidad que pone los pelos de punta, las atrocidades contenidas en su disco duro, que un d¨ªa son ¨¦stas y ma?ana las contrarias. Programada para comenzar las vacaciones denunciando las irregularidades de los aparatos del Estado, en agosto de 2009 lleg¨® a la playa, como cualquier persona normal, pero en lugar de colocar la toalla inform¨®, sin mover otro m¨²sculo que no fuera la lengua, de que la polic¨ªa era corrupta, de que los jueces eran corruptos y de que los fiscales eran corruptos. Se sobreentend¨ªa, por eliminaci¨®n, que los actores del caso G¨¹rtel eran unas almas de Dios. Luego se dio un ba?o sin realizar, al adentrarse en el mar, ning¨²n gesto que delatara la diferencia de temperatura entre el agua y la atm¨®sfera. Si est¨¢ en su programa decirte que te quiere, te dice que te quiere; si que te odia, que te odia. Pero pronunciar¨¢ ambas frases con id¨¦ntica expresi¨®n, como si fuera capaz de emitir juicios (sumar¨ªsimos, por lo general), pero no las emociones que suelen acompa?arlos. Si la pinchan, no sangra; si le hacen cosquillas, no r¨ªe; si la envenenan, no muere. Quiere decirse que comenz¨® las vacaciones de 2010 de manera id¨¦ntica a las de 2009, acusando de manipulables a la polic¨ªa, a los jueces y a los fiscales. Lo hizo con el mismo gesto, con el mismo tono, seguramente con la misma ropa. Quiz¨¢ por eso el peri¨®dico utiliz¨®, para ilustrar la noticia, la foto del mismo a?o.?
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