Tiritas para una juerga
Cuantas m¨¢s personas en las calles, m¨¢s trabajo en los centros sanitarios. La conjunci¨®n fiestas-hospital supone una constante a?o tras a?o, de manera que se convierten tambi¨¦n en espacios a los que, de una manera un otra, llega la semana festiva. El Hospital de Basurto, por su cercan¨ªa al centro de Bilbao, es el que m¨¢s padece la Aste Nagusia.
La aparente normalidad de los profesionales sanitarios que, con sus batas y uniformes, no tienen m¨¢s remedio que obviar la fiesta ante la gran demanda de asistencia sanitaria, contrasta con el atuendo inusual de algunos pacientes. Pa?uelos y trajes de arrantzale no faltan ni en el hospital.
Torceduras, cortes, golpes y, c¨®mo no, intoxicaciones et¨ªlicas, muestran la otra cara de la diversi¨®n. Urgencias, el punto caliente del hospital, sobre todo de madrugada, suma los t¨ªpicos casos que se derivan de una juerga descomunal a los que se atienden a diario. El alcohol suele ser el elemento fundamental para que muchos fiesteros se conviertan, en un abrir y cerrar de ojos, en pacientes.
Los facultativos alertan del aumento de menores que se emborrachan
?Los m¨¦dicos hacen un gui?o a la fiesta con pa?uelos de Aste Nagusia? "En absoluto. Solo faltaba que, con la fiesta que algunos llevan ya en el cuerpo, les anim¨¢semos m¨¢s", coinciden varios facultativos del hospital bilba¨ªno. Sin embargo, por mucho respeto que impongan las batas y los largos pasillos, las camas y las medicinas, Basurto no tiene m¨¢s remedio que asumir que la ciudad vive metida en la fiestas.
Y es que no resulta extra?o ver circular por los pasillos a las cuadrillas que, solidarias, han acompa?ado de madrugada a alguno de sus compa?eros que dej¨® de contar los cubatas que beb¨ªa. Algunos, katxi en mano, esperan con impaciencia para poder seguir de jarana. Otros, aprovechan la sala de espera para poder echar una cabezadita disimulada. Pa?uelos, gorros y vestimentas "un tanto particulares" salpican el centro, seg¨²n describe un empleado de Basurto, aunque m¨¦dicos y enfermeras casi ni se percatan. La costumbre. En la mayor¨ªa de los casos, los atendidos no llegan a rebasar los l¨ªmites de Urgencias y vuelven a sus casas, o de marcha de nuevo, esa misma noche, algunos doloridos por un esguince, otros con una resaca monumental.
Sin embargo, la Aste Nagusia tambi¨¦n muestra su cara m¨¢s preocupante. Los facultativos alertan del aumento del n¨²mero de menores de 16 a?os que llegan al hospital con serias intoxicaciones et¨ªlicas, y de algunos episodios, como esos dos j¨®venes involucrados en una pelea que coinciden en la sala de espera.
Como contrapunto, la parte m¨¢s amable es, tambi¨¦n durante estos nueve d¨ªas, el pabell¨®n de maternidad, donde los ni?os siguen llegando al mundo "con o sin Aste Nagusia", recuerda un ginec¨®logo. Este especialista relata que las prisas llevan a que el parto pille a algunas parejas en pleno paseo por el Arenal, pa?uelo al cuello. S¨ª hay m¨¢s consultas de urgencia ginecol¨®gica, reconocen los responsables de esta especialidad en Basurto. Y es que en fiestas parece con las ansias por ligar aumentan las imprudencias.
El otro punto que concentra sonrisas es uno de los jardines de Basurto. A la sombra de un ¨¢rbol, un gotero enganchado a una silla de ruedas se entremezcla con decenas de globos amarillos y naranjas. Las miradas se centran en una se?ora alt¨ªsima y en tres se?ores con frac y una nariz sonrojada. Es el Circo Mundial, que se ha acercado junto con el pregonero y la txupinera, como todos los a?os, a mostrar su espect¨¢culo a los ni?os hospitalizados. La responsable de Pediatr¨ªa reconoce que, aunque en verano hay menos ni?os ingresados, los que est¨¢n se revolucionan con las fiestas. No pasa nada. "Ayuda a relajar el ambiente", reconoce.
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