Un verano avistando carabelas
Tres barcos han recogido casi 3.000 medusas en la costa donostiarra
En casi todas las cuestiones relacionados con el mar no hay margen para los descuidos. Hace diez d¨ªas, Borja Isturiz desengrasaba como cada ma?ana el motor de una de las lanchas que desde el primer d¨ªa de agosto se dedica a erradicar de medusas la costa donostiarra. De repente, y pese a que llevaba una camiseta, sinti¨® que su costado le quemaba y supo que hab¨ªa sido otra de las v¨ªctimas de este verano de la carabela portuguesa. "Fui a Urgencias y tuve que pasar tres d¨ªas con cortisona. Me dol¨ªa mucho y me sali¨® un sarpullido", indica. Y eso que Isturiz solo fue alcanzado por los restos de los tent¨¢culos de uno de esos celent¨¦reos.
Una plaga de medusas ha afectado este verano a las costas del Cant¨¢brico, especialmente las de Guip¨²zcoa. El Ayuntamiento donostiarra ha dedicado cerca de 18.000 euros para reducir en lo posible el peligro a los ba?istas. Para ello, contrat¨® los servicios de dos peque?as embarcaciones de seis y siete metros de eslora y una mayor de 18 metros con una gr¨²a que permite descargar en el muelle los contenedores con las capturas.
La mayor¨ªa de picaduras se han dado antes de la limpieza de las aguas
Hasta el momento, han recogido casi 3.000 carabelas portuguesas. "El 14 de agosto cogimos unas 550, de ellas 100 en la playa de Ondarreta. Si no se hubiese dispuesto de este servicio, habr¨ªa que haber cerrado las playas", indica Isturiz, que destaca la longitud de los tent¨¢culos de las carabelas, que pueden llegar a medir 15 metros. "Adem¨¢s, tambi¨¦n comen animales. A una la sacamos con dos grandes chipirones pegados", comenta.
Alberto Rodr¨ªguez, concejal de playas donostiarra, cree que al principio hubo gran alarmismo, pero luego ces¨®, "aunque las picaduras de la carabela tienen bien ganada la fama". En su opini¨®n, "la experiencia de las embarcaciones destinadas a recoger medusas est¨¢ dando un resultado muy bueno". La clave reside en que "se ha encargado la labor a gente profesional de la mar, personas con mucha experiencia", agrega.
El edil destaca la colaboraci¨®n "inestimable" que han prestado algunos veleros, barqueros y, sobre todo, del Club Na¨²tico, dada la dificultad para acabar con las aguamalas, especialmente en la playa de la Zurriola, donde el oleaje es m¨¢s fuerte. Pese a que el riesgo de picadura existe a todas las horas, Rodr¨ªguez recuerda que la mayor¨ªa se han producido a primera hora de la ma?ana, cuando los servicios de limpieza no han peinado a¨²n las aguas. Y concluye con algo que insta a no olvidar: "Los invasores del mar somos nosotros".
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