El timo del piso de f¨¢bula
Grupos de estafadores usan Internet para ofrecer desde el extranjero viviendas de alquiler en Madrid tan estupendas como falsas
C¨®mo desconfiar de un misionero cristiano que lucha contra el sida en ?frica cuando le ofrece a uno el alquiler de su piso en el centro de Madrid, con muebles elegantes e hidromasaje, a precio de ganga y con el ¨²nico compromiso de cuidarlo como si fuera propio. Los timos se basan en la credulidad y la avaricia de las presas. Quien re¨²na estos defectos y busque una vivienda en la capital cumple con el perfil para acabar estafado por embaucadores que alquilan desde el extranjero sus apartamentos, tan falsos como ideales, en p¨¢ginas web de anuncios de pisos.
La temporada de caza de incautos est¨¢ ahora en su momento dulce. Estudiantes y trabajadores que se trasladan a la capital o cambian de casa entran en Internet en busca de algo decente y barato. Ah¨ª les esperan curiosas ofertas escritas en ingl¨¦s que abren la puerta a una gran ilusi¨®n -encontrar el piso ideal, bonito y barato- y, posiblemente, a un batacazo todav¨ªa m¨¢s grande: el timo de la estampita hecho apartamento.
La temporada de caza de incautos est¨¢ ahora en su momento dulce
"Es complicado detenerlos. Lo que hacen suele ser una falta", dice la polic¨ªa
"Son grupos de gente que dice que vive en el extranjero, normalmente en Reino Unido, y pide que se le mande all¨ª dinero a cambio de que ellos env¨ªen las llaves de un piso a trav¨¦s de una agencia de env¨ªo; en cuanto cobran, se pierde el rastro del dinero". Un miembro de la Brigada de Investigaci¨®n Tecnol¨®gica del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa describe la treta, que, seg¨²n explica, llevan investigando con especial atenci¨®n los ¨²ltimos tres a?os.
Kelvin Jacob Ortiz es el curioso nombre con que se presenta un caco digital con el que contact¨® este peri¨®dico. En una conocida web de alquileres anuncia, en ingl¨¦s, que "un fabuloso apartamento de una habitaci¨®n le da la bienvenida en Madrid"; en Santa Engracia, una calle c¨¦ntrica del distrito de Chamber¨ª, por 300 euros al mes (el precio de una habitaci¨®n en un piso compartido modesto). En su anuncio precisa que el apartamento tiene lujosas alfombras, relucientes baldosas de cer¨¢mica y un spa. No entra en detalles m¨¢s b¨¢sicos, como la superficie de la vivienda. Y jam¨¢s ofrecer¨¢n una direcci¨®n completa de la vivienda (piso, n¨²mero o letra); a lo sumo, el n¨²mero del edificio.
El se?or Jacob cuenta que se ha tenido que ir de Madrid a Londres con su mujer y su hija, y advierte de que el dinero no es lo importante para ¨¦l, sino encontrar un inquilino "honesto" que mantenga su piso limpio y ordenado. Env¨ªa un formulario de datos para rellenar y acaba su mensaje con una exhortaci¨®n divina: "Dejemos todo esto en manos de Dios". Religi¨®n y ?frica, dos ideas clave en los relatos de los anunciantes sospechosos que pululan por Internet, cebos piadosos para ingenuos. Entre los que respondieron al inter¨¦s de este peri¨®dico por sus pisos hay misioneros cristianos, participantes en programas de lucha contra el racismo, la pobreza y el sida en ?frica, misteriosas parejas instaladas en Nigeria por motivos de trabajo... Todos parecen excelentes personas, conf¨ªan en la bondad del futuro inquilino y ninguno ha dejado en Madrid una copia de las llaves de su piso, regla que se cumple en cada caso.
-Se?or Jacob, ?podr¨¦ ver su apartamento?
-S¨ª, m¨¢ndame una fianza de 125 euros y te env¨ªo las llaves. Si no te gusta, te devuelvo el dinero en 10 minutos.
El supuesto timador promete al supuesto incauto en una conversaci¨®n por ordenador que la operaci¨®n es segura. Incluso acepta mandar una copia de su carn¨¦ de identidad antes de que el otro se decida a mandar el dinero. Env¨ªa un DNI espa?ol, del modelo anterior al actual, ostensiblemente falsificado, con el nombre y el primer apellido sobreimpresos con una tipograf¨ªa distinta al segundo apellido: Kelvin Jacob Marco Ortiz, hijo de Mariano y Maximina.
-Pero, ?es usted espa?ol, se?or Jacob? ?Por qu¨¦ no hablamos en castellano?
-Espa?ol, pero yo trabajo aqu¨ª con la gente ingl¨¦s.
Una caracter¨ªstica de esta clase de timos: la traducci¨®n del ingl¨¦s al espa?ol mediante un programa inform¨¢tico.
Parece dif¨ªcil que alguien no perciba la estafa, pero la proliferaci¨®n de este tipo de anuncios sugiere lo contrario, como el hecho de que la polic¨ªa ocupe su tiempo en investigar estos delitos. "Sigue habiendo perjudicados; todo tipo de gente", explica el miembro de la Brigada de Investigaci¨®n Tecnol¨®gica. "A todos nos pueden enga?ar, hay quien tiene mucha habilidad; en algunos casos, por ejemplo, mandan el carn¨¦ de una persona real, que puede ser el de otra a la que ya hayan estafado".
La polic¨ªa asegura que los delincuentes suelen ser de otros pa¨ªses, rumanos y nigerianos, sobre todo. Act¨²an sin dejar pistas y reciben el dinero fuera de Espa?a. "Es complicado detenerlos. Lo que hacen no suele ser un delito, sino una falta, porque no se llevan m¨¢s de 400 euros. Encima, como est¨¢n en el extranjero, solicitar una comisi¨®n rogatoria para que los investigue un juzgado de otro pa¨ªs es un asunto muy largo...".
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