Blair se venga de Brown
El ex primer ministro brit¨¢nico culpa a su sucesor de la derrota en las urnas del Nuevo Laborismo - "Aznar era un tipo duro", escribe en sus memorias
No fue la impopularidad de la guerra de Irak, las mentiras o verdades a medias que sustentaron aquella invasi¨®n, ni siquiera una creciente arrogancia en el ejercicio del poder, las que acabaron finiquitando 13 a?os ininterrumpidos de gobiernos laboristas en el Reino Unido. Gordon Brown, un personaje "brillante y capaz" pero al tiempo "dif¨ªcil y exasperante", fue el verdadero responsable de aquella derrota en las elecciones de mayo al abandonar los principios modernizadores del Nuevo Laborismo. Ese dur¨ªsimo veredicto sobre su sucesor y correligionario aparece como el cap¨ªtulo m¨¢s jugoso de las memorias firmadas por Tony Blair, A Journey (Un viaje), publicadas ayer con la ambici¨®n de convertirse en el gran acontecimiento pol¨ªtico-editorial del a?o.
Tres a?os y dos meses despu¨¦s de abandonar Downing Street, el ex primer ministro brit¨¢nico sigue rodeado de unas medidas de seguridad draconianas. El autor comparecer¨¢ en persona en una librer¨ªa de Londres, el pr¨®ximo d¨ªa 8, para firmar ejemplares de sus libros. No habr¨¢ dedicatorias personales, est¨¢ terminantemente prohibido fotografiarse con ¨¦l y cualquier aproximaci¨®n al personaje exigir¨¢ un registro previo. Blair quiso suavizar la controversia que suscita su persona anunciando que donar¨¢ el adelanto del libro (estimado en 4,6 millones de libras, 5,5 millones de euros) y los beneficios de las ventas a la Real Legi¨®n Brit¨¢nica, volcada en la rehabilitaci¨®n de los soldados heridos.
GORDON BROWN
CERO INTELIGENCIA EMOCIONAL
Blair rompe por primera vez su silencio sobre la relaci¨®n envenenada con Gordon Brown, a quien bati¨® en la pugna por el liderazgo laborista en 1994, aunque previo pacto entre ambos para alternarse en el poder. Ganadas las elecciones tres a?os m¨¢s tarde, le convirti¨® en el poderoso canciller del Exchequer, "creo que el mejor para el pa¨ªs: fuerte, capaz y brillante, unas cualidades hacia las que nunca he perdido el respeto". Aqu¨ª concluyen los halagos, porque Blair da cuenta de un Brown de cerebro "brillante" pero con "cero de inteligencia emocional", un hombre carcomido por la obsesi¨®n de sustituirle como primer ministro.
A vueltas con su antecesor llega a relacionar las agrias relaciones entre ambos con sus propios excesos et¨ªlicos. "Un whisky o gin-tonic antes de la cena, alg¨²n vaso de vino o incluso media botella. Ten¨ªa un l¨ªmite", relata sobre la afici¨®n de Brown al alcohol para liberar tensiones.
IRAK DECISI?N CORRECTA
"?Realmente creen que no me importa, que no siento en cada fibra de mi ser la p¨¦rdida de aquellos que han muerto?", inquiere Blair sobre su decisi¨®n de apoyar sin ambages la intervenci¨®n militar en Irak. El ex primer ministro sigue convencido de que "mantener a Sadam en el poder era un grave riesgo para nuestra seguridad" y subraya que mentir¨ªa si se declarara arrepentido por implicar al pa¨ªs en la contienda, "no supimos anticipar el papel que jugar¨ªan Al Qaeda e Ir¨¢n", un r¨¦gimen sobre cuya ambici¨®n nuclear sigue advirtiendo. Asegura que sigue llorando a las v¨ªctimas pero concluye que la decisi¨®n fue correcta.
GEORGE W. BUSH UN IDEALISTA
"Am¨¦rica no fue el ¨²nico objetivo, sino todos los que compartimos los mismos valores. Ten¨ªamos que permanecer unidos", escribe Blair sobre el impacto que tuvo en ¨¦l la devastaci¨®n provocada por los ataques del 11-S y su adhesi¨®n incondicional a George W. Bush, "uno de los l¨ªderes pol¨ªticos de mayor integridad y coraje que he conocido ...un verdadero idealista".
JOS? MAR?A AZNAR
AMIGO ADMIRADO
Blair dedica apenas p¨¢gina y media a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, suficiente para subrayar la amistad personal que les une, y la admiraci¨®n por su firmeza en las negociaciones sobre el Tratado de Amsterdam (1997). El ex presidente del gobierno defendi¨® frente a Helmut Kohl y Jacques Chirac la posici¨®n de Espa?a como "un pa¨ªs grande junto a los grandes" en el marco de la UE. Conminado a evitar un fracaso europeo, opt¨® por encerrarse en la habitaci¨®n contigua para fumarse un puro. Y a esperar a que fueran sus interlocutores los que cedieran.
El "tipo duro", en definici¨®n de Blair, que entonces apenas le conoc¨ªa, acab¨® sali¨¦ndose con la suya. Esa misma inflexibilidad se tradujo en el alineamiento incondicional de Aznar junto a Bush, inmortalizado en la foto del Tr¨ªo de las Azores, a pesar de su admisi¨®n ante el brit¨¢nico de que solo el 4% de los espa?oles estaban a favor de la guerra de Irak. "Yo le dije que ese era m¨¢s o menos el porcentaje que se obtendr¨ªa si se preguntaba a la gente si cre¨ªa que Elvis Presley estaba a¨²n vivo", escribe Blair. Quiz¨¢ para equilibrar la balanza, Blair cita en una sola frase a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero con el calificativo de "l¨ªder inteligente".
DIANA DE GALES UN PROBLEMA
Un mes antes de la muerte de lady Di, Blair advirti¨® a la princesa (a quien describe como un personaje encantador, pero emocional en exceso) de que su relaci¨®n con Dodi Al Fayed era "un problema", aunque subraya que nada tuvo que ver en ello la condici¨®n de musulm¨¢n del novio. Su relato de los acontecimientos que sucedieron a la muerte de Diana de Gales (agosto de 1997) coincide con el argumento de la pel¨ªcula La Reina. Una Isabel II incapaz de entender la negativa percepci¨®n p¨²blica de la monarqu¨ªa, incluso un punto "arrogante", frente a los esfuerzos de su joven y reci¨¦n elegido primer ministro para que aterrizara en la realidad.
IRLANDA DEL NORTE CUESTI?N DE FE
Bajo el mandato de Blair, se consumaron los Acuerdos del Viernes Santo, que acabar¨ªan con el enfrentamiento sectario en Irlanda del Norte, y se abri¨® la v¨ªa al actual Gobierno compartido entre protestantes y cat¨®licos. En la recta final de las negociaciones "el reverendo Ian Paysley [protestante radical] me pregunt¨® si cre¨ªa que Dios esperaba de ¨¦l que sellara el acuerdo de paz. Quer¨ªa responderle que s¨ª, pero dud¨¦: aunque s¨¦ que Dios quiere la paz, no es un negociador", explica sobre una de las frecuentes visitas a Downing Street del l¨ªder unionista. Lo importante para Blair, cat¨®lico converso, es que ambos eran hombres de fe.
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