?Qu¨¦ piensan los de arriba de la lengua?
La met¨¢fora espacial arriba/abajo (Upstairs, downstairs) ha representado siempre de forma intuitiva las diferencias de clase social, adem¨¢s de dar nombre a un espl¨¦ndido culebr¨®n (qu¨¦ grandes actores de la no menos grande escuela brit¨¢nica, por cierto: David Langton, Gordon Jackson, Jean Marsh, John Alderton, Pauline Collins, etc¨¦tera) que bati¨® r¨¦cords de audiencia en tiempos oscuros, antes de Bel¨¦n Esteban y compa?¨ªa.
Arriba est¨¢ la vida plena de la riqueza y la creatividad, y abajo el sometimiento y la servidumbre de las rutinas. Esto fue as¨ª de tal modo que dio lugar a que la ideolog¨ªas pol¨ªticas decimon¨®nicas giraran alrededor de este t¨®pico real o cierto y que etas met¨¢fora espacial determinara gravemente la vida pol¨ªtica durante mucho tiempo. Hasta hoy, si bien m¨¢s moderadamente. Pero la met¨¢fora ¨¦tico-pol¨ªtica no es suficiente para explicar las conductas sociales, y cada d¨ªa pudiera serlo menos, seg¨²n y c¨®mo.
Las clases populares son las que m¨¢s hablan gallego, pero no las que m¨¢s lo defienden
Le¨ªa hace unos d¨ªas en alguna parte un an¨¢lisis (era m¨¢s de uno) en el/los que se volv¨ªa sobre un viejo t¨®pico de la lengua propia de Galicia, el gallego, esta vez desde una perspectiva de defensa y progreso, pero muy equivocada: me refiero a "emp¨ªricamente equivocada", no es una cuesti¨®n ideol¨®gica. El error consiste en fijar en las clases populares la l¨ªnea de defensa del gallego, y ello sobre la base de que son las que m¨¢s lo hablan.
Es cierto, el tama?o de h¨¢bitat (rural/urbano) determina fuertemente el uso ling¨¹¨ªstico por razones obvias que tienen que ver con los procesos de modernizaci¨®n y las migraciones interiores de Galicia, sobre todo. Son las que m¨¢s lo hablan, pero no las que m¨¢s lo defienden, pues tienden a considerar al gallego una lengua premoderna que ellos aman, sin duda, pero que, sobre todo, sufren, por su atraso y ruralidad.
Quienes mejor valoran el trabajo que hizo el ex bipartito son las nuevas clases emergentes (nuevas clases medias vinculadas a profesiones liberales y a nuevos oficios de la nueva sociedad en curso) y las clases altas (clases medias altas y clases altas ni exactamente de tradici¨®n familiar: clases vinculadas a nuevos procesos econ¨®micos empresariales y comerciales). En tono algo o mucho m¨¢s bajo, seg¨²n cada una de las subclases, las clases populares y las viejas clases medias de tradici¨®n familiar.
Corregir ese error es importante para dise?ar estrategias de recuperaci¨®n efectivas. No es separable de esto el hecho de que fueron tambi¨¦n las clases altas y las clases medias-altas las principales valedoras electorales del ex bipartito.
Todo lleva a la conclusi¨®n de que la defensa de la lengua, la hablen hoy o no, pasa por estas clases de arriba, que parecen mandar constantemente un mensaje reiterado: "Estamos aqu¨ª para impulsar la nueva modernizaci¨®n en Galicia, y lo podr¨ªamos hacer en gallego de forma razonable, de igual forma que apoyar¨ªamos propuestas de progreso para dar ese salto hist¨®rico". Creo que esta frase, estad¨ªsticamente deducida de esos y otros datos, resume bien las paradojas que muchos encontrar¨¢n en esos mismos datos.
Estamos, pues, ante un cierto prejuicio hist¨®rico de la izquierda no menos hist¨®rica (la bondad social est¨¢ contenida en el pueblo m¨¢s llano) que juega un papel disociador entre esa izquierda y los segmentos o clases sociales alto/as o medio/as. Eso no es bueno para la lengua ni para la izquierda.
En los tiempos que se avecinan en el tema ling¨¹¨ªstico, es m¨¢s necesario que nunca ampliar y reforzar las conexiones sociales de las organizaciones ling¨¹¨ªsticas y de progreso, tambi¨¦n (y sobre todo a d¨ªa de hoy) con las clases medias y altas, abiertas, seg¨²n encuestas, a la devoluci¨®n a Galicia de su lengua propia y a una modernizaci¨®n de nuevo tipo y con nuevas perspectivas. Si se hace, las cosas mejorar¨¢n mucho mejor y m¨¢s r¨¢pido de lo esperado. Y que as¨ª sea para bien de todos y de Galicia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.