La memoria de Fidel
Corr¨ªan los a?os sesenta y la barba y el puro de Fidel Castro, por no hablar de la boina del Che, eran todo un ejemplo a seguir para millones de j¨®venes occidentales que en Par¨ªs, Londres o Madrid apostaban por una aut¨¦ntica revuelta extremadamente permisiva en todo tipo de relaciones sexuales. Y mientras los hippies cantaban al amor libre, aquellos ¨ªdolos creaban en la Cuba de la liberaci¨®n las Unidades Militares de Ayuda a la Producci¨®n (UMAP), aut¨¦nticos campos de concentraci¨®n dondese intent¨® esconder, castigar o "reeducar" a cerca de 25.000 j¨®venes culpables del nefando pecado de la homosexualidad.
N¨¦stor Almendros o Reinaldo Arenas ya nos contaron aquella historia desoladora, que la izquierda biempensante prefiri¨® esconder en el caj¨®n de las cosas que no existen si no se cuentan. Ahora, Fidel Castro asume que se trat¨® de una gran injusticia. Algo es algo, se dir¨¢n quienes sufrieron aquella persecuci¨®n, pero seguramente las v¨ªctimas habr¨ªan preferido que el anciano l¨ªder revolucionario no hubiera recurrido al pretexto de que los dirigentes no le prestaron mucha atenci¨®n a ese problema porque hab¨ªa otros m¨¢s urgentes.
Nadie duda de que hab¨ªa otros graves problemas, pero a la UMAP el propio Castro le dedic¨®, al menos, el tiempo justo para lanzar aquellas proclamas que hoy asuenan como salidas de la Edad Media: "Yo no soy cient¨ªfico, pero s¨ª observ¨¦ siempre una cosa: que el campo no daba ese subproducto. Estoy seguro de que independientemente de cualquier teor¨ªa, hay mucho de ambiente y
de reblandecimiento en ese problema. Pero todos son parientes: el lumpencito, el vago, el elvispresliano, el pitusa".
A personajes como Fidel, a los que de vez en cuando les gusta reconocer alg¨²n error de juventud, quiz¨¢ les convendr¨ªa m¨¢s generosidad. Si no se acuerdan de los detalles, algunos de los que han tenido que huir de la isla o han estado a?os presos en las c¨¢rceles de El Morro, Villa Marista o Mazorra, pueden refrescarle la memoria.
Y junto al triste recuerdo de las UMAP, la denuncia de un presente: todav¨ªa hay m¨¢s de 80 pa¨ªses en el mundo que penalizan la homosexualidad y siete que la castigan con la pena de muerte.
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