"Las burbujas son maravillosas hasta que estallan"
Esta crisis muestra iron¨ªas socialmente irritantes. El dinero p¨²blico movilizado para hacer frente a la crisis financiera supera el 25% del producto interior bruto (PIB) en los pa¨ªses desarrollados. El empleo masivo de dinero de los contribuyentes se ver¨¢ reflejado en el galopante aumento de la deuda p¨²blica para las econom¨ªas del G-20. Son los c¨¢lculos de los informes confidenciales elaborados por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisi¨®n Europea. Y, ahora, son los mercados financieros los que atacan a esos Estados por el elevado endeudamiento de los pa¨ªses.
Thomas S. Robertson escucha el comentario delante de un imponente plato de jam¨®n ib¨¦rico. Lo mira con una cara de sue?o que se cae, reci¨¦n llegado de un vuelo de Abu Dabi.
El decano de Wharton School cree que hoy las empresas lo tienen dif¨ªcil para mentir
"Ha habido muchos culpables en esta crisis, el Gobierno tambi¨¦n animaba a los bancos a dar cr¨¦ditos... Ahora, la sociedad en conjunto lo pagar¨¢", apunta el decano de la Wharton School, la primera escuela de negocios de Estados Unidos, en Filadelfia.
Su hilo de voz se abre paso en un amplio restaurante de hotel en Madrid, en el que el servicio le cuenta las bondades de los arroces valencianos que va a probar por primera vez, pero la batalla del exotismo culinario est¨¢ perdida de antemano ante el decano Wahrton. Mientras empieza a atacar el jam¨®n, Robertson deja caer como si tal cosa que la noche antes hab¨ªa estado cenando carne de camello, "un poco parecida a la del pavo".
A toro pasado, las burbujas son muy f¨¢ciles de identificar y atacar. El problema es que "hasta que estallan, las burbujas son maravillosas, la gente puede ganar mucho dinero, y de repente, un d¨ªa, pinchan y son terribles", dice con iron¨ªa. ?Cu¨¢les son los riesgos ahora? "Es dif¨ªcil de decir, pero yo creo que ahora hay una burbuja en el precio del oro, y quiz¨¢ podr¨ªa haber otra en algunas compa?¨ªas tecnol¨®gicas, algunas plataformas sociales que tienen mucho ¨¦xito pero no veo muy bien si hacen dinero".
Robertson, toda su vida dedicado a la ense?anza de los negocios, escoc¨¦s de nacimiento mudado a las Am¨¦ricas a los 14 a?os, ha asesorado a multinacionales como Procter & Gamble, IBM, Roche, British Airways, Nestl¨¦... Cuando acabe con el arroz -ambos coincidimos en que la paella Barraca est¨¢ mejor que la de pescado-, ir¨¢ a hablar de estas cosas en el foro de alumnos de la Wharton, en la Fundaci¨®n Rafael del Pino. Es posible que en alg¨²n momento salga a la palestra la tan manoseada responsabilidad social corporativa. Una expresi¨®n que ya no se cae de la boca de ninguna gran compa?¨ªa, pero cuya solidez no queda demasiado clara. "Si ves los informes de responsabilidad social de las empresas... ?Todas dicen lo mismo! Hay compa?¨ªas que hablan, y otras que hacen. Enron, por ejemplo, ten¨ªa un gran c¨®digo ¨¦tico, pero no lo usaba". ?Y hay muchas enrons hoy en d¨ªa? "S¨ª hay, pero actualmente la hipocres¨ªa es mucho m¨¢s dif¨ªcil que antes, porque con el mundo de Internet, la gente se comunica m¨¢s y una mentira puede acabar resultando negativa para la compa?¨ªa", recalca.
Minutos despu¨¦s, pese a la fatiga, estrecha la mano como sin duda se debe aprender a hacer en esas escuelas de negocios.
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