El crecimiento en una econom¨ªa budista
Acabo de regresar de But¨¢n, el reino del Himalaya, cuya belleza natural, riqueza cultural e introspecci¨®n inspiradora resultan incomparables. Desde la singularidad del reino hoy surge un conjunto de cuestiones econ¨®micas y sociales que son de un inter¨¦s apremiante para todo el mundo.
La geograf¨ªa escarpada de But¨¢n favoreci¨® el surgimiento de una esforzada poblaci¨®n de agricultores y pastores, y ayud¨® a fomentar una s¨®lida cultura budista estrechamente conectada en historia con T¨ªbet. La poblaci¨®n es escasa -aproximadamente 700.000 personas en un territorio del tama?o de Francia-, con comunidades agr¨ªcolas enclavadas en valles profundos y unos pocos pastores en las altas monta?as. Cada valle est¨¢ resguardado por un dzong (fortaleza) que incluye monasterios y templos que datan, en su totalidad, de siglos atr¨¢s y que exhiben una combinaci¨®n dominante de arquitectura sofisticada y bellas artes.
En But¨¢n, el desaf¨ªo no es el crecimiento del producto interior bruto, sino de la felicidad nacional bruta
La econom¨ªa agr¨ªcola y mon¨¢stica de But¨¢n fue autosuficiente, pobre y aislada hasta hace pocas d¨¦cadas, cuando una serie de monarcas excepcionales empezaron a guiar al pa¨ªs hacia la modernizaci¨®n tecnol¨®gica (caminos, electricidad, atenci¨®n m¨¦dica moderna y educaci¨®n), el comercio internacional (principalmente con la vecina India) y la democracia pol¨ªtica. Lo que resulta incre¨ªble es la actitud reflexiva con la que But¨¢n aborda este proceso de cambio y c¨®mo el pensamiento budista gu¨ªa esa actitud. But¨¢n se formula el interrogante que todos deben formularse: ?c¨®mo se puede combinar la modernizaci¨®n econ¨®mica con la solidez cultural y el bienestar social?
En But¨¢n, el desaf¨ªo econ¨®mico no es el crecimiento del producto interior bruto (PIB), sino de la felicidad nacional bruta (GNH, por sus siglas en ingl¨¦s). Fui a But¨¢n para entender mejor c¨®mo se aplica la GNH. No hay una f¨®rmula, sino un proceso activo e importante de debate nacional que se adapta a la seriedad del desaf¨ªo y a la profunda tradici¨®n de reflexi¨®n budista de But¨¢n. All¨ª reside la inspiraci¨®n para todos nosotros.
Parte de la GNH de But¨¢n tiene que ver, obviamente, con satisfacer las necesidades b¨¢sicas: mejor atenci¨®n m¨¦dica, menor mortalidad materno-infantil, mayores logros educativos y mejor infraestructura, especialmente electricidad, agua y servicios sanitarios. Este inter¨¦s en el progreso material destinado a satisfacer las necesidades b¨¢sicas tiene sentido trat¨¢ndose de un pa¨ªs con el nivel relativamente bajo de ingresos de But¨¢n.
Sin embargo, la GNH va mucho m¨¢s all¨¢ del crecimiento generalizado y a favor de los pobres. But¨¢n tambi¨¦n se est¨¢ preguntando c¨®mo se puede combinar el crecimiento econ¨®mico con la sostenibilidad ambiental, un interrogante al que ha respondido en parte a trav¨¦s de un esfuerzo integral para proteger la vasta superficie forestal del pa¨ªs y su biodiversidad ¨²nica. Se est¨¢ preguntando c¨®mo puede preservar su igualdad tradicional y fomentar su legado cultural ¨²nico, y c¨®mo los individuos pueden mantener su estabilidad psicol¨®gica en una era de cambio r¨¢pido, marcada por la urbanizaci¨®n y una avalancha de comunicaci¨®n global en una sociedad que no ten¨ªa televisores hasta hace una d¨¦cada.
Llegu¨¦ a But¨¢n despu¨¦s de o¨ªr un discurso inspirador del primer ministro, Jigme Thinley, en la Cumbre de Desarrollo Sostenible que se llev¨® a cabo en Nueva Delhi en 2010. Thinley hab¨ªa destacado dos puntos convincentes. El primero ten¨ªa que ver con la devastaci¨®n ambiental que hab¨ªa podido observar -entre otras cosas, el retroceso de los glaciares y la deforestaci¨®n- mientras volaba de But¨¢n a India. El segundo ten¨ªa que ver con el individuo y el significado de felicidad. Thinley lo dijo de manera simple: todos somos seres f¨ªsicos finitos y fr¨¢giles. ?Cu¨¢ntas cosas -alimentos, chatarra, anuncios de televisi¨®n, autom¨®viles grandes, nuevos dispositivos y ¨²ltimas modas- podemos consumir sin trastocar nuestro propio bienestar psicol¨®gico?
Para los pa¨ªses m¨¢s pobres del mundo, estos interrogantes no son los m¨¢s apremiantes. Su mayor desaf¨ªo, y el m¨¢s acuciante, es satisfacer las necesidades b¨¢sicas de sus ciudadanos. Pero, para cada vez m¨¢s pa¨ªses, la reflexi¨®n de Thinley sobre las fuentes m¨¢ximas de bienestar no solo es oportuna sino urgente.
Todos saben de qu¨¦ manera el hiperconsumismo al estilo estadounidense puede desestabilizar las relaciones sociales y conducir a la agresividad, la soledad, la ambici¨®n y el exceso de trabajo al punto del agotamiento. Lo que tal vez se admite con menor frecuencia es de qu¨¦ modo esas tendencias se han acelerado en Estados Unidos en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Esto tal vez sea el resultado, entre otras cosas, del ataque cada vez mayor y ahora implacable de la publicidad y las relaciones p¨²blicas. C¨®mo guiar a la econom¨ªa para que produzca felicidad sostenible -combinando bienestar material con salud humana, conservaci¨®n ambiental y resistencia psicol¨®gica y cultural- es una cuesti¨®n que es necesario abordar en todas partes.
But¨¢n tiene muchas cosas que siguen su camino. Podr¨¢ aumentar las exportaciones a India de energ¨ªa hidr¨¢ulica limpia extra¨ªda del r¨ªo, ganando as¨ª divisas extranjeras de una manera sostenible y capaz de llenar las arcas gubernamentales para financiar la educaci¨®n, la atenci¨®n m¨¦dica y las infraestructuras. El pa¨ªs tambi¨¦n est¨¢ decidido a asegurar que los beneficios del crecimiento lleguen a todos sus habitantes, sin importar la regi¨®n o el nivel de ingresos.
Existen riesgos importantes. El cambio clim¨¢tico global amenaza la ecolog¨ªa y la econom¨ªa de But¨¢n. El consejo imprudente y costoso de McKinsey y otras consultoras privadas podr¨ªan ayudar a convertir a But¨¢n en una zona tur¨ªstica degradada. Es de esperar que la b¨²squeda de la GNH ayude a alejar al pa¨ªs de ese tipo de tentaciones.
La clave para But¨¢n consiste en considerar la GNH como una b¨²squeda perdurable y no como una simple lista de control. La tradici¨®n budista de But¨¢n entiende la felicidad no como un apego a los bienes y servicios, sino como el resultado de un trabajo serio de reflexi¨®n interior y compasi¨®n hacia los dem¨¢s.
But¨¢n est¨¢ embarcado en un viaje as¨ª de serio. El resto de las econom¨ªas del mundo deber¨ªan hacer lo mismo.
Jeffrey D. Sachs es profesor de Econom¨ªa y director del Earth Institute en la Universidad de Columbia. Tambi¨¦n es asesor especial del secretario general de Naciones Unidas sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio. (c) Project Syndicate, 2010.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.